Banmon: Primeras Consecuencias

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Dororo revisó la subida que la llevaría al agujero, la altura era considerable, una mal caída le provocaría heridas graves incluso pudiendo terminar con alguna extremidad rompiéndose lo cual impediría una posterior huida; sin embargo, era su mejor apuesta por el momento. La promesa que hizo a Sukeroku y el deseo de volver al lado de su hermano era lo que le brindaba la fuerza en ese preciso instante. Comprendía bien porque el niño reaccionaba de esa forma, tan asustado y lleno de dolor, ella hizo lo mismo tiempo atrás cuando apenas acababa de perder a su madre, sola en el mundo sin saber que hacer o a donde ir, vagó por diversos lugares comenzando a robar solo para poder comer. Sukeroku tenía un sueño, regresar con su familia, al arrebatársele el futuro se volvió incierto y aterrador.

-¡Te prometo que regresaré!-exclamó Dororo.

-No lo hagas es demasiado peligroso-intervino el anciano al lado de ellos.

-Tengo que...además...-

Si el símbolo que el anciano le mostró, que era el mismo que llevaba su hermano grabado en la bolsa de tela que guardaba el pasado de su familia entonces la familia del señor de esas tierras era la misma de Hyakkimaru. Tenía que decírselo a como diera lugar. Dororo tomó una de las piedras impulsándose con los pies y empezando a subir lentamente. Los guardias no notaron esto al estar durmiendo plácidamente convencidos de que esos prisioneros continuarían en sus celdas hasta que se decidiera su destino. En poco tiempo se encontró cerca del agujero, manteniendo la mirada arriba, volverla hacia abajo podría terminar jugándole una mala pasada. Ella prosiguió hasta que la base de una de las rocas acabo cediendo.

-¡Dororo!-

Casi pierde el equilibro de no ser porque se sujetó firmemente de una de ellas, pero el ruido de los fragmentos de la roca terminó alertando a uno de los guardias que revisó la celda encontrándose con Dororo cerca de escapar.

-¡FUGA!-

El guardia comenzó a dar pitidos reiterados alertando al resto, las puertas de la celda se abrieron y varios de estos entraron presurosos y comenzando a colocar flechas en los arcos.

-¡NO!-

Sukeroku sin dudarlo se colocó entre ellos tomando el arco de los dos y evitando que lanzaran las flechas. Al hacer esto dos de estas no dieron en su blanco brindándole tiempo a Dororo de escapar.

-¡DORORO VE! YO TAMPOCO ME RENDIRE...ESTARE ESPERANDOTE-

-Sukeroku...espérame por favor...-

Ella continuó saliendo por el hoyo que guiaba a la ladera de la montaña. Dio un solo paso antes de caer rodando, dio un grito respirando tanto como pudo, hundiéndose en las aguas del rio que corría cerca.

Tahomaru colocó una manta sobre el futon donde recostó a Tsuki, ella cayo dormida debido al cansancio. Apenas pudo hablar con ella, no comprendía del todo que sucedía, pero luego de hablar con los demonios confirmó que el trato hecho con ellos podría ser roto siempre que el heredero o el mismo señor fueran a la sala del infierno donde años atrás tuvo lugar ese acuerdo infame.

Se dirigió a la puerta abriéndola, tanto Mutsu como Hyogo en compañía del subordinado de su padre aguardaban que saliera.

-Mutsu...Hyogo...-

-Joven amo... ¿Se encuentra bien?-preguntó Hyogo de inmediato.

-Si...prepararé mi caballo iré a la sala del infierno-

-¿Por qué piensa ir a ese terrible lugar?-preguntó Mutsu sorprendida.

-Debo hacerlo, hay algo importante que necesito terminar en ese lugar-

DestinoWhere stories live. Discover now