• 𝐂𝐔𝐋𝐏𝐀𝐁𝐋𝐄𝐒 •

Capítulo 29

Christopher: Tú, yo, y lo que siempre has querido - se apartó para mirarme a los ojos y después decirme al oído - Las cartas sobre la mesa.

_____ : - Para ese momento mi piel ya se había erizado y ante el miedo de sentir mi vulnerabilidad contra él, pregunté - ¿Y por qué debería hacerlo?

Christopher: Bueno... Nunca pensé que volverías a llamarme Chris, y lo has hecho - soltó una de sus sonrisas que debilitan a cualquiera y entonces me sonrojé -

_____ : - Prácticamente me quedé sin palabras, dándome cuenta de que era verdad. Él no había salido nunca de mi vida. Fui yo la que intentó sacarlo. Yo misma lo dije... Nunca tuvimos el tiempo de despedirnos -

Christopher: El Sábado a las nueve - rodé los ojos - No te fallaré - besó mis labios cortamente y desapretó el botón - No de nuevo.

Los dos salimos de allí. Caminamos la planta baja con miradas cómplices, y al salir cada uno tomó su camino.

*5 días después*

Rodrigo: Tn... - gritó Rodrigo desde el salón - ¡Christopher está por llegar!

_____ : ¡Ya voy! - exclamé casi sin voz, calzándome uno de los tacones -

Rodrigo: ¡Oh mierda!

_____ : ¿Qué? - perfilando mis labios - ¿Que hice ahora?

Rodrigo: No, tú nada - comenzó a reírse mientras miraba su móvil - Agradécele al tráfico en New York... ¡es horrible!, pero apúrate.

_____ : ¿Y tú qué harás hoy? - cogí mi bolso apresuradamente -

Rodrigo: Pues iré a casa de unos amigos.

_____ : Ouh... ¡Que bien te lo tenías guardado! - me miré en el espejo y apliqué rímel sobre mis pestañas - Debo de admitir que eso duele.

Rodrigo: ¡No seas exagerada!

_____ : Sí... Claro que lo soy.

Rodrigo: ¡Tn, tranquilízate! Todo va a estar bien. Yo ya sabía que hoy saldrías a cenar. Por eso hice planes - Me acerqué corriendo hasta el salón con mis tacones resonando sobre el suelo, y él me miró contento - Oh mi niña... ¡Estás preciosa!

_____ : Gracias...

Me miré en el largo espejo de la entrada. Admito que este vestido negro con transparencias queda muy bien con estos tacones. Es de manga larga, pero fina y traslúcida. La apertura que tiene justo en el medio de la larga falda deja ver mi pierna derecha al poner mi peso sobre esta. Estos tacones hacen una forma hermosa en las plantas de mis pies. Mi melena negra está hacia un lado de mi cabeza, y mi maquillaje en tonos oscuros y morados destaca sobre mi piel. De pronto el timbre sonó, y pude ver la cara de felicidad que ponía Rodri...

Rodrigo: Ya está aquí - en ese momento mi estómago se revolvió - ¡Corre a abrirle!