• 𝐂𝐔𝐋𝐏𝐀𝐁𝐋𝐄𝐒 •

Capítulo 52

_____ : ¡Enséñame! - reclamé -

Christopher: ¿Siempre tengo que ser yo el que te enseñe a todo? - rió pervertido - ¿No podrías dejarme a mi y ya está?

_____ : Oye... ¡No todo me lo has enseñado tú!

Christopher: Ah no... ¿No te follaste a Mike? Dime sí te enseñó algo - me quedé congelada -

_____ : No Vélez, no me lo follé - le espeté - Aún que creo que eso no habría sido de tu incumbencia. Él lo intentó, pero yo no me dejaba - en ese momento recordé todas las veces que Mike me manoseaba y me sentí sucia. Puede que nuca hubiésemos hecho nada, pero hubieron algunos momentos incómodos que gracias al cielo pude detener - Él sólo me tocó algunas veces.

Christopher: Lo siento. Siento mucho lo que te ha pasado, lo que nos ha pasado. Admito que eso no ha estado bien. Te pido disculpas, pero es que no aguantaba el pensamiento de que ese cerdo te pusiera las manos encima. Eres mía, y sé que no me luce - me quedé paralizada ante sus palabras - No quiero a tu boca gimiendo otro nombre que no sea el mío - puso cara de arrepentimiento - Por favor Tn, déjame cuidarte.

Su mano volvió a pedirle el permiso a mi piel para deslizarse desde mi clavícula en línea recta hasta mi ombligo. Gemí al sentir como iba bajando. Dio un giro brusco y esta vez él se puso encima de mi.

Christopher: ¿Lo ves? - fue bajando su mano hasta mi feminidad - Yo sé que es lo que te gusta - susurró en mi oído introduciendo su mano por la parte baja de la poca ropa que me quedaba -

_____ : ¿Y puedes dármelo? - se lo pregunté dándole permiso, y en ese momento él introdujo un dedo en mi interior y comenzó a moverlo -

Christopher: Parece ser que la señorita humedad está dudando de mis cualidades masculinas - metió otro dedo - Yo soy todo un macho.

Me entraron ganas de reírme, pero entre el placer me fue imposible no gemir. Sonreí por medio de los gemidos y Christopher paró. Yo alcé mis cejas y sonreí.

Christopher: No empieces a cuestionarme creyendo que te voy a dejar así.

Él se incorporó y yo tiré de su camiseta. ¡Dios! Esos tatuajes me volvían loca. Él se levantó del sofá y se quitó los pantalones quedando en bóxers.

Christopher: ¡Ahora sí! - exclamó y se acercó a mi -