Todavía dormitado, estiré mi brazo para alcanzar mi teléfono porque estaba sonando sin parar, hasta que la bulla logró despertarme. Era Rodrigo, avisándome que Ariel nos estaba citando a una reunión en el Ubulili para tocar algunos temas. Yo sabía con certeza de qué temas se trataba, pero, aunque Batto ya sabía que fui el culpable, todavía me preocupaba que los demás lo supieran.
Si Ariel se daba cuenta de que el culpable de que pasase cuatro días en el Centro Penitenciario de Fang, era yo, seguramente me correría del circo y en el peor de los casos me lo ganaba de enemigo. Pero eso no lo era todo, también estaba Rodrigo, que, al saberlo, de pronto podía dejarme de hablar, alejándose más de mí y entonces empezaría a perder a la gente que necesitaba en mi vida hasta quedarme solo.
Me levanté de la cama apenas me dijo la hora de la junta. De nuevo mi mamá no estaba y la Jeimy se encontraba estudiando. Me metí al baño y miré a la pared donde antes estaba el espejo, recordé lo que había sucedido la noche anterior y pronto me miré la mano, que ya no estaba envuelta en la manga del suéter porque mientras dormía me moví tanto, que la zafé. Tenía la sangre seca y oscura pegada en la piel, así que la lavé con agua y jabón mientras me bañaba para salir.
Después de vestirme, saqué de mi mochila una cápsula amarilla con rojo, que había guardado cuando Julio me las llevó. La puse en la mesa de mi cuarto y con el mismo billete que usé un día antes, jalé la línea por la nariz. Mi plan era ir con los efectos del polvo para no sentir tanta presión al estar reunido con el jefe, y para tener valor en caso de que lo necesitase para cualquier cosa, pero cuando estaba llegando a la salida de Vilos, me di cuenta de que me sentía igual, solo con un ardor entre la nariz y el lagrimal, pero lo demás seguía como si nunca me hubiese metido nada y me confundía, y me daba más nervios.
Entré por la parte trasera porque ya estaba acostumbrado a eso, a saltarme los barandales para entrar inmediatamente al lado de las autocaravanas. Pasé a revisar si Rodrigo estaba en la suya, pero no, ya todos estaban reunidos en el escenario, en un círculo abierto. Me uní a ellos mientras esperábamos a unos cuantos que faltaban, pero mientras estos llegaban, Ariel comenzó a hablar, después de que algunos le dimos la bienvenida nuevamente a su circo.
— ¿Quiénes de aquí se enteraron de lo que ocasionó el cierre del circo? —Tenía las manos entrelazadas al frente, viéndonos a todos a la cara, esperando una respuesta, así fuese con señas.Algunos asentimos, pero otros no supieron qué responder, por lo que dispusieron a preguntarle en susurros al que estaba al lado. Yo traté en lo más que pude de no verme nervioso para que nadie me preguntase nada, y de ser posible, que ni me notasen.
Antes de que el jefe continuara hablando, vimos a Geovanni pasar el telón rojo de los bastidores, caminando lento y convaleciente hacia el escenario. Tenía la cara demacrada y estaba vestido con pijama y pantuflas. Su sola presencia me hizo los testículos pequeños, su mirada me penetró fuerte y sentí cómo, sin que hablara, me decía que me odiaba. Evadió mi mirada después de terminar de meterse al círculo.
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Yo, Erróneo
Action[Primer acto de la serie: Ubulili]. Desesperado por su situación económica, por la responsabilidad de cuidar y mantener a su madre convaleciente y a su pequeña hermana, Robin se encuentra viviendo sus desventuras en su nuevo empleo como artista de u...