Capítulo 33: Flores En La Mesa.

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Me presenté en el escenario, vestido con un traje de trapecista que me apretaba demasiado en cada parte de mi cuerpo

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Me presenté en el escenario, vestido con un traje de trapecista que me apretaba demasiado en cada parte de mi cuerpo. Me hacía sentir un calor insoportable, y eso irremediablemente me hizo sudar por completo, causándome inseguridad por el hecho de que mis manos se conservaban húmedas y ellas eran las principales protagonistas de mi espectáculo. Temía que se me resbalasen del tubo del trapecio del que me colgaría a una altura poco cercana al suelo, y que las heridas que me hice con el espejo me jugaran una mala pasada.

Una escalera metálica se encontraba instalada a un costado del escenario, ese sería el medio por el cual yo mismo me haría llegar a la altura de un balcón cercano al techo, del que yo saldría por los aires, colgado de un tubo horizontal que se sostenía con dos cuerdas a los extremos desde la estructura superior de la carpa. En ese balcón también se hallaba un joven del staff esperándome para colocarme un polvo en las manos y en el trapecio, para así evitar resbalarme

Estaba listo y en mi posición, lo único que hacía falta era que Ariel dijese mi nombre a través del micrófono, para que saliese yo frente al público, cargando solamente con mis brazos todo el peso de mi cuerpo, haciendo acrobacias con un foco de luz concentrado en mí. Por fortuna, se había instalado una red abajo por si accidentalmente caía, y por la cual bajaría al finalizar el acto.
     —Recuerda que para el final cuando te sueltes, solo pega las manos al pecho para girar correctamente y trata de caer de espaldas en la red —dijo el compañero.

El redoble de tambores se escuchó por todo el lugar, poniéndole el suspenso a mi presentación, mientras Ariel decía mi nombre y la luz empezaba a encenderse, apuntando directo a mi cuerpo de pie sobre la estructura de metal, dándome todo el protagonismo frente a los espectadores atentos a lo que tenía por darles.

Conté hasta el número tres mentalmente para animarme a soltar mis pies del balcón y columpiarme por todo el centro del escenario. Sin embargo, el conteo no me dio el impulso, por lo que necesité un pequeño empujón de mi compañero de staff para dejar los nervios a un lado. Me olvidé de todo en ese instante porque lo único que quería era hacerlo correctamente. En los ensayos me costó caer de buena manera en la red, y eso me podía perjudicar en la presentación oficial.

Una vez iniciado el acto, me columpié un rato en el tubo con el que empecé, pero después de unos segundos me abalancé para soltarme de ese, y en el movimiento, tomar el otro trapecio en el aire y seguirme columpiando. Repetí eso un par de veces, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, dando giros en mi eje vertical y adaptándome a las distintas alturas que tenían los trapecios, esto para que las vueltas que daba con mi cuerpo, no me hicieran alejarme de los tubos de los que tenía que sostenerme en todo momento. Es verdad que el dolor de los cortes en la mano me incomodó constantemente, pero pude con ello.

Después de dar un buen show, llegó el momento en el que tendría que soltarme del trapecio, balanceándome de atrás hacia adelante y encorvar mi cuerpo para hacer giros perfectos en descenso, hasta finalmente tocar la red. Se suponía que eso tenía que ser rápido, pero el miedo de caer mal, me hizo terminar quedándome más tiempo colgado del tubo hasta que tuve el valor para hacerlo. En nombre de mi mamá y de la Jeimy, finalicé el acto más difícil, según yo, en toda mi estadía en el Ubulili.

Yo, ErróneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora