Capítulo 45: Konke Kimi Sonke.

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Regresamos a casa cuando la prensa se fue después de hacerme varias preguntas

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Regresamos a casa cuando la prensa se fue después de hacerme varias preguntas. Con autorización del Fiscal Medina pude contar un poco de lo que viví en carne propia durante mi estadía en el circo, y de cómo llegué a la conclusión de que Julio, Ariel y Geovanni, tenían relación con el caso Rodd. No fue demasiado difícil porque ellos siempre se dejaron en evidencia, pero yo no tenía pruebas que los vincularan, hasta que las cajas de tetraciclinas lo resolvieron todo, solamente me faltaba tener algo que me lo confirmase y encontrar el momento idóneo para actuar con base en mi aporte para el caso, que fue justo lo que me benefició con la fianza.

Estando en mi apartamento, mientras Batto desinfectaba las heridas en mis codos, Rodrigo, Batto y yo, comenzamos a hablar del tema, de cómo todo estuvo delante de nosotros y lo pasamos por alto. Resolver todo eso me ayudó a estar un poco más tranquilo con lo que sucedió con mi madre cuatro meses atrás. Me dio la oportunidad de hablar con el Fiscal Medina para pedirle apoyo para proceder con la denuncia correspondiente contra Ariel y Geovanni por estar involucrados, me prometió que arreglaría todo con la procuraduría para que las cosas marcharan a mi favor.
     —No puedo creer que Hamilton haya hecho algo así... —Expresó Batto, refiriéndose a Geovanni, a quien veía como un ejemplo a seguir y que le bajó de la nube con todo lo que hizo en mi contra.
     —Yo entiendo todo lo que me equivoqué, pero no entiendo por qué con mi familia.
     —No aplaudo las cosas que has hecho, Robin, pero la neta es que el Dumbo cruzó un límite, y perdón por ti Batto, pero tu primo es una mierda...

Las cosas fueron demasiado lejos, Ariel también se atrevió a todo eso por los cuatro días que pasó en los separos por mi culpa. Si sabía que yo había sido el responsable, ¿por qué permanecer callado y como si nada? Me hubiese enfrentado, me hubiese corrido, pero eligió irse por el camino más cruel y desalmado. Seguramente él no tenía familia porque nunca empatizó con mi situación. Actuó como un completo hijo de puta porque jamás tuvo los pantalones de mostrarse tal cual era. Siempre fingió que era el mejor jefe y que todo estaba bien, haciéndose el comprensivo conmigo, cuando por detrás estaba preparando un golpe extremadamente cruel.

Geovanni era ese primo con el que creció mi novio como un mejor amigo y le defendió con su familia. Batto estaba decepcionado de él, y aquello que su madre le dijo cuando se supo la orientación sexual de Dumbo, se volvió una necesidad para él. Alejarse por completo de su primo era lo mejor, y no por las razones que la señora Teresa tenía, sino porque realizó que Geovanni no tenía compasión, sensibilidad y que sí, era verdad, se metió en algo que no le incumbía en absoluto. Se creó una necesidad de fastidiarme la vida y hacerme mierda, cuando yo jamás hice nada contra él con intenciones de quitarle algo o de hacerle daño. Si le busqué y cometí el error de apuñalarlo, no fue porque yo le odiara, fue porque él quería destrozar mi relación. Y lo consiguió, pero yo ya tenía de vuelta al chino, y no iba a permitir que nunca más, nadie me separara de él. Era una promesa.

Entre tantos recuerdos y choques de realidad, también caímos en cuenta de lo que había detrás de toda esa mafia. Hablamos de cómo llegaron a tal punto de estafar a las personas con la droga solo para tener más dinero. Quisieron empezar una fortuna y un imperio a costa del imperio de quien en realidad los manejaba. Fueron capaces de cambiar la mercancía del tal Tobías Rodd con tal de quedársela y venderla como suya para quedarse con ese dinero. Ariel y Julio siempre tuvieron su secreto escondido bajo el circo, y siempre creyeron que estaba resguardado, pero haber colocado el salón de estructuras para espectáculos y el protector para los trucos de magia, justo donde estaban todas las pruebas de su estafa, fue su peor error. Actuaron como novatos, y por fin estaban pagando las consecuencias de sus actos.
     — ¿Cómo pudieron estar trabajando en algo tan lleno de secretos y oscuridad? —Inquirió el chino.
     — ¡Ay, Batto! Si tú supieras lo que es tener necesidad, entenderías por qué chingados nos metimos en esa mierda —habló Rodrigo—. Yo quise irme cuando pasó lo del publicista al que le disparé, pero me obligaron a quedarme y hacerme el chingo de procesos para parecer alguien más.
     —Es una larga historia que Rodrigo me contó, Batman —intervine yo—, pero bueno, las cosas pasan por algo, así que no nos queda más que echar para adelante.
     —Sí, cabrón, al menos yo tengo este apartamento sin tener que pagar arriendo, pero para alimentarme y pagar los servicios va a estar jodido encontrar una chamba...

Yo, ErróneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora