Tres días después de ver a mi jefe siendo llevado en una patrulla por un delito que no cometió, Batto llegó conmigo para decirme que su primo Geovanni había despertado.
Me levanté a mitad de la mañana teniendo en cuenta que el circo permanecía cerrado y que no hacía falta despertarme tan temprano para ir. Aunque viéndolo del mal lado, el tiempo que la situación continuaría así era indefinido hasta que Ariel saliese libre.
Mi mamá se había ido a desayunar con el alcalde Güido, después de haber ido a dejar a la Jeimy en la escuela. Yo estaba solo en casa cuando el chinito llegó a buscarme. No supe qué sentir porque cuatro días antes, él me había pedido que no lo buscara, y al final quien terminó buscando al otro, fue él. Eso solo podía significar malas noticias porque era muy poco probable que llegara a querer arreglar las cosas conmigo, siendo que fui yo quien las arruinó.
Abrí la puerta, haciéndolo pasar a la sala mientras yo iba a mi cuarto a ponerme algo de ropa, normalmente dormía en bóxer y fue así como me levanté para abrir, pensando que se trataba de mi mamá que regresaba de su cita con el viejo.
Regresé a la sala, él estaba sentado en un sillón de dos espacios, y yo, para no incomodarlo, me senté en el solo que estaba justo enfrente.
—Siéntate aquí al lado, quiero que hablemos, Robin —su petición fue con tono serio y no porque quisiera estar cerca de mí como a mí me hubiese gustado que fuese.Sí, teníamos mucho de qué hablar, pero yo tenía muy grabado en la cabeza que cualquier cosa que dijera como excusa o razón de mis errores, no iba a hacer que él regresase a mí. Volverlo a tener tan cerca solo iba a destruirnos más por dentro y era lo que todos los últimos cuatro días desde nuestra ruptura, había tratado de no hacer. Sobre todo, para estar bien para mi familia que me necesitaba, más cuando estaba a solo tres días del cumpleaños de la Jeimy donde les daría la noticia del viaje a Gahona al que, por mis estupideces, ya no iría con el Batto.
—Voy a hablarte directo para que no caigas en mentiras, porque cualquier cosa que digas, ya yo sé que no es cierto —dijo, con un poco de desprecio. Lo sentí.
—Que te haya ocultado algo, no significa que sea un mentiroso, Batto —traté de defenderme sin ofenderlo a él como él lo estaba haciendo conmigo. Pero de cualquier manera era inútil; no tenía sentido lo que había dicho.
— ¿Supiste que apuñalaron a mi primo saliendo de Taitao? —Lanzó la pregunta con un tono melancólico que me hizo creer que él no sabía que había sido yo, pero también pensé que lo hacía solo para sacarme la verdad.Decirle que no lo sabía, era como decir que no lo había hecho yo, entonces sí que tendría derecho a llamarme mentiroso, pero también estaba el hecho de que la noche que nos vimos por última vez, yo pude decirle lo que había hecho y en lugar de eso, preferí ocultárselo como le oculté mi segundo trabajo en el Ubulili.
Agaché la mirada al sentir la presión de dar una respuesta o permanecer callado para no quedar como un delincuente para él. Hubiese querido tanto tener que decir que no lo sabía porque no lo había hecho yo, pero esa no era la verdad y él ya la sabía, aunque se hacía el desentendido.
—Sí... —musité sin verlo a la cara—. Lo sé muy bien, Batto.
— ¿Fuiste tú? —Preguntó, aun sabiendo la respuesta. Quería oírlo de mi boca.
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Yo, Erróneo
Ação[Primer acto de la serie: Ubulili]. Desesperado por su situación económica, por la responsabilidad de cuidar y mantener a su madre convaleciente y a su pequeña hermana, Robin se encuentra viviendo sus desventuras en su nuevo empleo como artista de u...