Capítulo 15: Mentiras perfectas

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En todo grupo siempre hay peleas, discusiones, desacuerdos. Pero no por eso deberían separarse. A lo largo de mi vida he visto grupos fabulosos tomando distintos caminos de la vida: los Beatles, Mama's & Papa's, las Spice Girls, incluso One Direction. Pero éste es mi favorito; Liam y sus aliados. Ellos no se podían separar por nada del mundo, y así estaban, dividiéndose poco a poco. Quizás no era la intención de ninguno causar dicha división, pero aunque no lo viesen, así estaba pasando. Todos romperían "las reglas de Liam" en cualquier momento. Incluso el mismísimo Liam. Ya era 30 de enero, una semana de estar encerrados en el mismo sitio.

I

En el ático, todos estaban de pie. Estaban ansiosos por descubrir el contenido de la nueva carta. Jenny más que nadie. Norma era quien sostenía la carta, y los otros la rodeaban. 

- Es inentendible. Ese lapicito con el que la escribieron casi ni se ve - dijo Norma. Hacía un gran esfuerzo por infiltrar su vista en dichas líneas, pero no podía. Liam le trataba de ayudar, pero era imposible.

- ¡Yo la leo! - se ofreció Jenny. Todos se asustaron con su impredecible grito. Ella estaba ilusionada, se podía notar en sus ojos. Estaba desesperada por saber algo más acerca de Roes. Al empezar a leerla, supo que, como la anterior, estaba dirigida hacia ella, así que engañó a los otros y ocultó el contenido de la carta. Simplemente dijo:

- No dice nada, sólo quería saludarnos. Vaya estupidez. - Los demás se enojaron por la pérdida de tiempo y retornan a sus labores. Horas más tarde, mientras todos estaban dormidos, Jenny abriría la carta nuevamente y leería el párrafo dedicado a su persona:

"Querida Jennifer, aprecio mucho tu existencia. Eres la única razón que me inspira a seguir en esta lucha. Tus hermosos y voluminosos labios me inspiran a eso. Cada vez que mato un avispón, pienso en ti. Tu esbelto y hermoso cuerpo, morena preciosa, es lo de menos en una mente tan brillante e inteligente como la tuya. No sabes cuánto anhelo verte en persona algún día, coincidir en medio de esta mierda, y huir contigo de todos, para siempre. Olvidando el calvario que hemos vivido ambos al casi perecer en esta maldita ciudad

Siempre tuyo, Roes".

Esto hacía mucha ilusión a la chica. Ya se imaginaba huyendo con "Roes" mientras recorrían toda California, hasta llegar a la frontera con Canadá. Ya se imaginaba comenzando una vida nueva y alejada de las desgracias provocadas por la pandemia. 

II 

Tres horas antes, retrocediendo completamente a la lectura de la carta, todos estaban comiendo, un poco incómodos y sin hablar. Jenny, Norma y Sid eran los únicos que de vez en cuando hablaban y trataban de hacer que los demás intervinieran en las pláticas. Media hora después, todos se retiraron del lugar, cada uno a su esquina. Millie se apartó hacia la ventana con su celular, tratando de buscar señal para contactarse con sus padres. Blair la notó cabizbaja, así que decidió acompañarla e iniciar disimuladamente una íntima conversación. 

- ¿Qué te ocurre, linda? - preguntó Blair, sentándose en el borde de la pared que conecta con la ventana. Millie alzó su mirada hacia el. Su expresión denotaba cansancio y tristeza. Sus anteojos reflejaban la luz de la luna a tope.

- Es que... Ha pasado mucho tiempo y mis padres aún no me llaman. Tengo el horrible presentimiento de que están muertos. - respondió ella. Estaba a punto de llorar, pero se contuvo, tal vez para no demostrar debilidad una vez más ante Blair. - Por lo menos ustedes ya saben como están los suyos, pero yo no sé nada, absolutamente nada. Blair miró hacia todos lados; Norma estaba jugando póker con Jenny y Sid, Liam estaba practicando lucha con Aline. No había peligro. Así que colocó su mano encima de la de Millie. Ella le miró con sorpresa, temerosa a que los demás viesen algo; el, en cambio, le dio una mirada tranquilizante. Así estuvieron por unos segundos. 

Hasta El Último AlientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora