Narración de Jenny Christensen:
I
27 de enero, 2019 - Mi primer amor
Blair y Millie ya se estaban tardando. Entre lo que acababa el relajo de Liam y Norma y una pequeña conversación entre todos, nos dimos cuenta de la ausencia de ellos. Liam se preocupó y tomó nuevamente su arma. La colocó a la altura de su hombro. Nosotros hicimos lo mismo. Si Liam se preocupaba, todos debíamos hacerlo. Era obvio que algo había pasado. Logramos avanzar sin ningún problema hasta el baño, pues ya no habían infectados alrededor del colegio. O eso creíamos. Aún si hubiesen, serían muy escasos ahora.
Al llegar al baño de damas, estaba Millie sollozando descontroladamente en el regazo de Blair. A su lado, había un infectado asesinado obviamente por Blair. Norma y Aline se acercaron a los chicos ayudándolos a levantarse. Liam y Sid salieron del baño e inspeccionaron el otro, para evitar una sorpresa. Yo, en cambio, sólo observaba, desconcertada, pero incrédula. No sé de qué, ni porqué.
- ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó Liam, dudoso, ante la expresión cansina de Blair, que se recostaba en la estructura de mármol que sostenía el lavabo.
- Uno de ellos entró e intentó asesinar a Millie. Arriesgué mi vida por ella, como un equipo - respondió Blair, dirigiendo su mirada a una Millie que le sonreía levemente. ¿Pero porqué le sonreía así?, ¿será que Blair y Millie... No, no creo. Lo que sí, es que no podía dejar de pensar en ese tal Roes. ¿Quién es? Quiero conocerle. Jamás me habían pronunciado palabras tan hermosas, en mi corta vida, nunca nadie se había preocupado por mi. Nadie me quería. Mis padres no me prestaban la suficiente atención para sentirme amada. Mis tíos me demostraban más afecto, pero no era lo mismo sentirse queridos por ellos que por Sam y Jennifer Christensen, que ahora están muertos... Muertos.
II
El desamor de Jenny
Al y Lou, mis tíos, estaban casados desde antes de aquel 22 de agosto de 2002 en el que nací en Corpus Christi, Texas. No podían tener hijos y por eso se aferraron a mi, como si fuese su hija. ¿Cómo llegamos a Calistoga? Esa respuesta es fácil y suele pasar con muchas familias. Mi padre siempre ha trabajado en esas grandes empresas de productos lácteos. Aunque en lo personal, siempre he odiado comer carne animal y derivados, esa es la vida que llevaba Sam Christensen. Si bien, su empresa no estaba en la pequeña Calistoga, sino en San Francisco, esta pequeña ciudad fue la que eligieron mis padres para residir. Tres años antes de toda esta mierda, llegaron Al y Lou, desempleados y con la esperanza de ser mantenidos por mi padre, que aceptó, con tal de que ellos se encargasen de los quehaceres hogareños. Esos quehaceres incluían fregar, arreglar las camas, trapear, barrer, cocinar, cortar el césped, hacer el supermercado, etc. Mi madre era ama de casa, pero era perezosa, no le gustaba hacer nada, por eso le convenía mucho el tratado entre los hermanos Christensen. Mi madre era texana al cien por ciento; blanca, rubia y ojos chocolates-claro. Esto último fue lo único que heredé de ella. Creo que ella era quien menos me quería, pues nunca me demostraba afecto, siempre estaba aferrada a la televisión viendo "Grey's Anatomy". Me han dicho que mis rasgos son una mezcla árabe y latina. Mis bisabuelos eran noruego-latinos, quizá de ahí la mezcla, pues yo me parezco mucho a mi difunto padre. Me encanta dibujar y pintar, me encanta bailar a mi estilo. Pero sobre todo, soy muy afectuosa con quienes amo, muy impulsiva e inteligente, pero me tocó vivir del lado de la vida donde las posibilidades de ser libre se van con el soplo de la fuerte brisa que recorre la colorida ciudad.
Estudié toda mi vida en San Francisco. Sí, raro que viviese en Calistoga y no cursase mis estudios en dicho colegio, pero mi padre siempre quiso una buena educación para mi y según el ese colegio no estaba tan avanzado, y así era, pues no contaban aún con buenas materias ni con carreras en ciencias y comercio, no había secundaria. Yo estaba en el penúltimo año de primaria cuando inauguraron la secundaria de Calistoga, y ahí entré en mi primer año de estudios secundarios. Mi vida siempre fue un infierno en esa maldita escuela. Mi pesadilla, "Las Arpías". Así eran popularmente conocidas las chicas que se encargaban de pisotear a todos o las más ricas del curso, aunque fuese mentira, pues estoy segura que la hija de los Douglas tenía más dinero que esas cuatro idiotas. La líder era Sabrina, una hermosa y envidiada muchacha que se drogaba en plenas clases, tenía sexo desde primer año con Tyrone Macallan, un promiscuo del mismo nivel pero de otro salón que le quitó la virginidad a más de la mitad de las chicas del año "séptimo". Yo nunca dejé que me tocase, pero aún así me incluyeron en esa estúpida lista. Ty era un patán y un cínico, nunca fue el tipo de chico que me gustase. Estoy segura que si estoy en esa lista es porque el imbécil nunca había recibido un "NO" de alguna otra chica. Me tacharon de perra, puta, sidosa, pues para ese entonces Sabrina y Ty tenían una "relación" oficial. Todo mi salón me insultaba y eso lo tuve que soportar hasta el 24 de enero, cuando empezó a esparcirse el virus que los mató a casi todos. Las lambonas, perritas falderas, o súbditas, como les quieran llamar, de Sabrina, eran Aline Corby, Gayle Vitz y Kurtni Keegan (Kukee). De esas cuatro, Aline era la única inteligente, obtenía buenas calificaciones, era admirada por todos, presidenta de varios clubes cerebritos e incluso llegó a ser porrista un año, pero era igual de pedante que las otras. Gayle Vitz era la típica fea con baja autoestima que defendía su malestar interino atacando a cualquiera que le pasase por en frente con un mejor rostro y mejor culo que ella. Era en la que los chicos menos se fijaban, la que siempre apartaban, la más equis de las cuatro. Kukee era humillante y malévola. Su especialidad era pegarle a la que se atreviese a desafiar a Sabrina. Era afroamericana. Muy hermosa, pero me odiaba al igual que las demás, aunque creo que era la que menos me determinaba. El odio de Sabrina finalizó este año, mismo en el que inició el de Aline y Vitz, ésta última que aprovechaba cualquier situación para desprestigiarme. Lil'Blackie, un buen amigo de Ty, fue mi cita por un tiempo, incluso llegamos a follar. Por tal motivo, él se alejó de mi, concluyo que al conseguir lo que quiso, no tenía porque seguir a mi lado, y por eso le amenacé en revelarles a todos sus "6 centímetros" si decía lo sucedido. Luego de Lil'Blackie, siguieron dos más con los que tenía sexo de vez en cuando. Vivían cerca de mi casa. Aún así, los rumores seguían siendo sólo calumnias, pues nunca fui zorra para revolcarme con dos al mismo tiempo.
Mis compañeros nunca me importaron. Destacaban Ronnie, Eric y Holly: los más estudiosos. Éstos dos últimos siempre me insultaban al igual que todos. Ronnie me hablaba de vez en cuando, pero en ocasiones se ponía nervioso y se retiraba. Luego estaba Leonard Blair. El era amigo de un par, pero siempre estaba serio y amargado, aunque también era muy inteligente. El lideraba el grupo de Jogo de pau del colegio. Casi nadie asistía, pero eso no le impidió en ganar un premio al mejor aprendiz del profesor Ives en artes marciales. Su misteriosa personalidad me sedujo en segundo año y empezamos a conversar, como primer paso. No demoré más de tres días luego de hablarle, en quitarle la virginidad. Sí, ese chico tan frío era virgen. Teníamos sexo semana tras semana en su casa, aprovechando la ausencia de su madre y sus hermanos. Cuando su madre estaba en casa, entonces follábamos en el colegio. Siempre en el salón de artes marciales. Al llegar las vacaciones, empezamos a chatear. Me enamoré como una idiota de el. Fui una estúpida. El no sentía nada por mi. Sólo era su juguete sexual para hacerle olvidar sus problemas familiares y psicológicos. Aún así, forjamos una gran amistad. Ese 24 de enero que me destrozó el corazón, rápidamente me olvidé de el y lo empecé a ver sólo como un amigo. No siento nada por el, solo lo quiero. Como amigo.
He resumido mi vida como se debe. Conozco perfectamente a Blair y Aline. De Liam jamás había escuchado, lo había visto, pero era equis. Igual Sid. Norma era porrista, como no la iba a conocer, aparte éste último año empezó una relación con el idiota de Ty. Millie estaba en segundo año, a ella sí jamás la había visto. Ahora los quiero a todos, soy muy pegajosa con ellos. Les abrazo, les beso (en las mejillas, el cuello, la boca y hasta en el culo, si es posible), les muerdo, pero todo eso es porque soy muy cariñosa y amo amarlos. Aunque nunca me lo devuelvan. Son como esos hermanos que nunca tuve.
III
Regreso a prisión
Regresamos exitosamente al ático. Pude notar la exhaustividad que se cargaban todos. En cambio yo, no podía parar de pensar en Roes. ¿Quién diablos es el? Si pudiese, me escaparía hoy mismo con el. Al diablo con todo. Sólo han pasado tres días, todo es paz aún. Pero vi perfectamente como Liam se acercó al lugar donde guardamos los alimentos y miró sorpresiva e impacientemente al vacío de dicha reserva. Los suministros alimenticios están apunto de acabarse. Pronto empezarán Sid y Aline, los más desesperados, a pelear la comida. Se matarán todos. El grupo seguramente quedará dividido y muchos morirán. No quiero estar aquí para verlos morir. Me volveré loca. ¡Me están volviendo loca! Quiero salir de aquí, ¡ahora!... Quiero estar con Roes...
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Hasta El Último Aliento
Ciencia FicciónUn grupo de jóvenes de un instituto estadounidense se percatan de la existencia de un virus letal que rápidamente se esparce por toda la ciudad e intentan sobrevivir dentro del plantel, aunque en cualquier momento pueden morir... Igual que los demás