Capítulo 41: Caminos distintos

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Sin duda estos últimos minutos han sido cruciales para el grupo. Los hombres de negro han atacado con distintos tipos de fusiles y armas potentes que disparan fuerte. Parecían ser proyectiles explosivos, pero han tenido suerte de no haber sido impactados por granadas u obús. 

I

Tenso, Liam ordenaba desesperadamente a Sid que acelerase aún más. El autobús aumentaba considerablemente su velocidad de 120 a 200 o quizás más. Iban demasiado rápido y los pasajeros rezaban para salvar sus almas. Millie, quien se colocó detrás del asiento del conductor, donde estaba Sid, veía a través del retrovisor y lo ayudaba a realizar las maniobras para esquivar el impacto de las armas de sus contrincantes. Estos seguían atacando y no les daban la oportunidad a Liam y su equipo de defenderse.

-¡Vamos a morir! - gritó Aline a Liam, asustada y a punto de llorar, sosteniéndose en la ventana de uno de los asientos donde contraatacaba. Norma estaba nerviosa, se tambaleaba y tenía náuseas, pero quería ayudar; sabía que si decía algo, Liam la obligaría a retirarse del tiroteo. Blair temblaba como un cachorro recién bañado, eso lo hacía perder la puntería, así que decidió crear una paz mental para no desfallecer y guardar la calma. Aún así, el miedo habitaba por todo su ser. Jenny estaba tensa, pero concentrada. Millie lloraba tras Sid, pero seguía ayudándolo y Sid era el único calmado. 

El autobús estrellaba todo a su paso: animales, carros o todo tipo de vehículos varados. Sin embargo, la carretera para ellos era cada vez más lejana y estaban a menos de cinco minutos de llegar a Las Vegas de la peor forma posible. Su alejamiento de aquellos autos perseguidores les dieron ventaja, así que volvieron a sacar sus cuerpos por las ventanas y empezaron a contraatacar. A la izquierda, Aline, Norma y Liam se hacían cargo. A la derecha, eran Blair y Jenny los que atacaban. Sid tenía ganas de unirse al festín de fuegos artificiales, como el mismo lo llamó, pero si dejaba el timón era seguro que todos morirían.

- Millie, preciosa, ¿si te dejo el timón para que manejes mientras yo me uno al festín y mato a esos desgraciados? - preguntó. Millie, siguiendo llorando, se negó rotundamente.

- ¡No te atrevas a hacerme eso! Moriríamos todos - respondió, con voz gangosa. Sid rió y siguió manejando.

De un negocio desierto a unos minutos de llegar a Las Vegas salió un enorme camión transportador de animales que seguía estos carros. ¿Pero qué carajo llevaban allí? Era la pregunta. Liam analizó toda la situación y se percató que todo estaba planeado. Pero, ¿habría sido Misterio quien los traicionó? Tal vez le habían atrapado, tal vez siempre fue Souberville y sólo quiso divertirse con ellos para matarlos al final. No lo sabría aún y quizás nunca. 

II

Las Vegas, Nevada

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Las Vegas, Nevada

Y llegaron a la ciudad del pecado a eso de las 1 de la tarde. Sí señores. Un paraíso visual que se podía presenciar en aquella ciudad que algún día fue de las más importantes de Estados Unidos y ahora había quedado hundida, muerta y perecida en una zona de cuarentena. No perderé el tiempo en describir lo hermosa que es, ya deberían saberlo. 

Hasta El Último AlientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora