Me perdí. Estaba harto de Chandler. Al principio era algo innovador y creo que a todos nos gustó establecernos allí, pero de repente todo se salió de control; como si fuera una maldición.
El día siguiente del asesinato sólo fue para ajustar algunos detalles del plan de fuga mencionado desde que llegamos a Arizona y empacar la utilería necesaria para viajar directamente al perímetro de la zona de cuarentena entre Arizona y Nuevo México.
Así que el día 4, partimos de Chandler para nunca regresar. Amanda y Blair ya habían arreglado las cosas, aunque parecía que su relación nunca volvería a ser la de antes. Norma también se disculpó, pero esta vez con Aline y Millie. Ambas aceptaron y volvieron a ser unidas, más que nunca.
El único que parecía estar aislado del resto de nosotros era Ricky, que sólo callaba, observaba y existía. Me pareció muy extraña su actitud, pero no quise preguntarle, pues pensé que nos odiaba por lo de Roger, así que sólo lo dejamos pasar.
Salíamos de Chandler hacia Duncan, que en total serían tres horas y cincuenta minutos de viaje. Cuatro contando la llegada al perímetro.
PRIMERA HORA
En la primera hora de viaje, todos comenzamos a sentir hambre, pues ya se acercaba el mediodía y el desayuno fue algo ligero. Esta mañana nos habíamos levantado tarde, así que eso dificultó una buena carga de alimentos como acostumbrábamos diariamente.
- Chicos, ¿comemos en ese restaurante raro que se ve ahí? - pregunté, preocupado por ellos. Yo podía comer lo que fuese.
- Con tal de que haya comida. Yo digo que sí, aparte muchos tenemos ganas de ir al baño - respondió Norma, apresurada. Se venía meando desde que salimos y no se atrevía a decirme.
- Está bien. Tenemos que aprovechar que aún está de día para poder enfrentarnos a los militares de una buena forma - dije.
Esto no hizo más que crear un ambiente más tenso y silencioso del que veníamos viviendo toda la primera parte del viaje. Era lógico que nadie quería combatir, pero si seguían con esa actitud nos matarían más rápido de lo normal.
Me estacioné justo al frente de aquel restaurante. Algo comible debería tener para preparar mientras todos acudían al baño. Ricky se acercó a mi, nervioso y me confesó que no tenía ganas de combatir.
- Liam. Ni siquiera tengo experiencia con armas, y Amanda tampoco. Seríamos como la carnada para que ustedes pudiesen combatir... - dijo, cabizbajo.
- Lo dije un montón de veces, Ricky... "Quién no quiere combatir, se puede ir". La oferta sigue en pie y si sientes que quieres seguir viviendo en este infierno hasta que una fatal enfermedad se desate con el pasar del tiempo y mueras solo y lento, es tu problema, pero nosotros pelearemos y lo intentaremos, porque ese es el objetivo - respondí, queriendo acabar con el tema allí. Ricky seguía en desacuerdo, pero quería viajar, quien sabe con qué motivos.
Por otro lado, mientras Amanda utilizaba el baño, Norma, Aline, Blair y Millie esperaban y tocaron el incómodo tema que se vivía conmigo.
- Chicos, no sé si pueda. Tengo mucho miedo y no quiero morir de esa forma - dijo Norma. Literalmente estaba pálida y sudaba de forma compulsiva.
- A la mierda. Nadie se quiere morir, pero tampoco quiero que Liam muera. Alguien lo debe convencer. Blair, inténtalo - sugirió Aline, comiéndose las uñas.
- JAJAJA ¿qué? A mi siempre es quién insulta, que lo convenza Norma con sus métodos - respondió Blair, también nervioso y su cara comenzaba a enrojecerse.
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Hasta El Último Aliento
Science FictionUn grupo de jóvenes de un instituto estadounidense se percatan de la existencia de un virus letal que rápidamente se esparce por toda la ciudad e intentan sobrevivir dentro del plantel, aunque en cualquier momento pueden morir... Igual que los demás