Brad Thurman narra
Debido a que Lenore, Clyde, Chloe, Meliton y yo estábamos en medio de un proceso legal, no teníamos autorización alguna de salir del país hasta que se dictase el veredicto final. Por aquel motivo, tuve que mandar a Benji hacia Tokio, dónde un informático japonés nos vendió un dron de último modelo que estaría terminado a principios de febrero. No tenía ni idea cuándo lanzarían la bomba; a partir del día del anuncio, no he podido dormir pensando en que en cualquier momento y sin darnos cuenta lanzarían la bomba y mi hija y sus amigos morirían. Es horrible y sé que todos comparten el mismo sentimiento.
Ahora, siendo 3 de febrero, Benji llamó desde Tokio y nos informó que el dron estaba terminado y venía en camino a Boston. El vuelo fue más largo, debido a la desviación que ocurre en Canadá para evitar el paso por la zona de cuarentena.
Era 4 de febrero, todos teníamos muchos nervios por la llegada de Benji, pues lo que haríamos sería ilegal. Necesitábamos tiempo. Era todo lo que le pediríamos al presidente y nos la ingeniaríamos para llegar hacia el de cualquier forma.
Examinamos y probamos con éxito el dron, así que todo estaba listo. Esa misma noche todos, incluyendo a Benji, viajamos a Denver para luego, en la madrugada del 5, tomar un uber que nos llevaría hasta Fruita, la ciudad dónde iniciaba el perímetro protegido por militares americanos y que resguardaba la zona de cuarentena y sus peligros. Como nos indicó un lugareño, todos los días van miles de personas a visitar la ciudad, pues la zona de cuarentena se ha vuelto un lugar turístico y de mucho atractivo allí en Fruita. Los residentes viven a diario con temor a correr con la misma suerte que Montana, Utah y Wyoming, por lo que muchos evacúan diariamente la ciudad.
Ahora, no sé cómo, pero Clyde, Benji y yo trataríamos de evadir a los militares y entrar de alguna u otra forma el dron para buscar a nuestros hijos en Nevada.
I
Estábamos a unos cuántos metros de distancia de la zona de cuarentena. Había mucha gente allí fotografiándose y viendo el trabajo ejercido por los militares vigilando la zona todos los días desde hace un año. Pese a las numerosas restricciones que el gobierno ha puesto en la ciudad, muchos no hacen caso a los llamados y se atreven a irrumpir dicho territorio.
- Wao, hasta dónde hemos llegado con todo esto - dijo Benji.
- Tenemos que ver la forma de mezclarnos entre toda la gente y lanzar el dron hacia el otro lado - sugirió Clyde. Todos estuvimos de acuerdo con su idea, así que no sería tan difícil tirar el dron hacia el otro lado.
- Bien - dijo Benji. - Yo me encargo - se acercó a la multitud y allí empezó a clamar justicia por los chicos que seguían encerrados en la zona. - ¡Hasta cuándo! ¡Deben sacarlos a todos de allí, no permitamos que el gobierno mate a los últimos supervivientes de la tragedia! ¡Esos siete jóvenes merecen seguir viviendo! - gritó.
Todos se unieron a la multitud e intentaron distraer a los militares. Estos utilizaban la fuerza para alejarlos del perímetro y entre ellos mismos se unían para detenerlos. Clyde y yo aprovechamos la distracción para tirar el dron y así poder manejarlo. Y allí iba, camino a Nevada en un largo viaje que tenía que recorrer por Utah antes de llegar al estado.
Con el control, podía observar el camino y cómo esas tierras desoladas urgían por un nuevo amanecer, ese nuevo amanecer nunca llegaría, pues el presidente se encargaría de ello. Era espeluznante y sorprendente todo lo abandonado que se veía el estado y todos los sitios. No había visto estas imágenes nunca y lo poco que viví en Yosemite no era nada comparado a lo que podía ver ahora. En ciertas imágenes podía observar a los avispones vagando por la inmensidad de la zona, sin rumbo alguno, o tal vez intentando llegar al nuevo cerco en los estados invadidos.
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Hasta El Último Aliento
Khoa học viễn tưởngUn grupo de jóvenes de un instituto estadounidense se percatan de la existencia de un virus letal que rápidamente se esparce por toda la ciudad e intentan sobrevivir dentro del plantel, aunque en cualquier momento pueden morir... Igual que los demás