¡Se me están acabando las páginas! ¡Demonios! ¿Ahora qué hago? Bueno... tendré que bajar tarde o temprano, pero no estoy tan listo. Aunque me sentiré preparado con las pocas fuerzas que tengo tras las clases de Liam a sus compañeros. Quiero recalcar que la torre de cámaras tiene sólo dos pisos. El segundo, es donde tengo todas las cámaras de cada uno de los sitios del colegio, un montón de papelería y apenas sobrevivo con el café. No tengo agua. Abajo, sólo hay un refrigerador con mucha comida. Y muchas páginas, también. Nunca pensé alimentarme de ella, pero esta es la oportunidad. Cada uno de los pisos si acaso abarca al máximo 3 o 4 metros. Como sea...
I
Tres horas. Tres horas lleva Liam enseñándoles defensa personal a los demás en medio de una leve lluvia que ha cubierto de neblina toda la agonizante ciudad. Todo el grupo está poniendo empeño. Todos están aprendiendo lo básico, pero lo más importante es que la dificultad, el odio y la sed de supervivencia los inspira a superarse minuto a minuto. Nadie quiere morir. Mucho menos ser devorado por los avispones. Para Liam, enseñar defensa a sus amigos (que denotan sudor y cansancio, pero no rendición) es su prioridad en este instante. Y la defensa es una de las pocas cosas que ha hecho bien Teddy Watson, su padre. El hombre, de barba negra, ojos demacrados y negros, con cara llena de erupciones, no quería que su hijo anduviese por el mundo sin saber defenderse. Por eso, desde la edad de 5 años le matriculó en clases de defensa personal y más tarde empezaría a aplicar sus aprendizajes en la escuela de karate de Mike Putney, ubicada a unas cinco calles después del colegio secundario de Calistoga.
- ¡Bueno el ataque, Norma! - expresa Liam, emocionado y con un tono alegre, mientras Norma se encuentra demostrando sus conocimientos en una pelea con Blair. Unos metros más a la derecha, se encuentran Sid y Aline, también practicando. Jenny, cansada, toma una siesta, pues fue una de las primeras en aprender las lecciones de forma inmediata. Y Millie, pues Millie... Es un caso especial. No ha aprendido absolutamente nada. Ni siquiera ha prestado atención a todo lo que ha dicho Liam. Millie se encuentra leyendo noticias del virus desde la tarde, a pesar de que Norma le sugirió que ahorrase batería, pues nadie tiene cargador de celular. Ni ella.
Tras una intensa hora de prácticas, todos los chicos deciden tomar un breve descanso. Cada uno vuelve a su silla asignada antes de iniciar las clases. Liam se coloca frente a la ventana y observa el panorama a las 8:00 pm: totalmente nublado, la brisa corre cuál coyote persiguiendo al Correcaminos, fría y galopante; el colegio cubierto de avispones por doquier, que ya han acabado con toda la población de Calistoga e incendios por toda la ciudad. Lo que Calistoga fue algún día, quedó totalmente destruido. Pero Liam conoce las reglas del juego. Sabe a qué atenerse y a qué no. Por eso, decide acercarse a los demás, en pasos lentos pero firmes y tomar la palabra con una voz áspera y seria, viéndolos directamente a todos a los ojos:
- Chicos, no es por joderlos, pero en estas situaciones es lo mejor que podemos hacer. En estas clases habrán reglas que tienen que cumplir. Quién no las cumpla será expuesto en votación por cada uno de nosotros y expulsado del grupo. - Los demás se miran entre ellos, dudosos y a la vez temerosos, pues se encuentran con la duda de lo que Liam irá a decir.
- Regla número uno: Evitar hablar de nuestros familiares. Sé que añoran por encontrarse con ellos, algunos, y otros, recoger sus cadáveres para darles una despedida digna. Pero estos temas de conversación sólo provocan sentimientos encontrados. En estos casos los sentimientos no son parte del plan de supervivencia. Si quieren vivir, no piensen en ningún momento, acerca de sus familiares. - Todos asienten, y Liam les otorga una mirada de agradecimiento.
- Segunda regla: Eliminar cualquier discordia que tengan con otro de los miembros del grupo. Para sobrevivir, unidos, tenemos que llevarnos bien. ¡Todos!. No importa si tienen tirrias viejas, pasadas. Se acabó. Quién quiera seguir con la discordia grupal, pues la puerta está abierta. Se va. - Nuevamente todos asienten, y Aline mira fugazmente a Jenny. Jenny le devuelve la mirada, y Aline le da una que expresa sinceras disculpas, para así olvidar todo lo sucedido entre ellas.
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Hasta El Último Aliento
Ficção CientíficaUn grupo de jóvenes de un instituto estadounidense se percatan de la existencia de un virus letal que rápidamente se esparce por toda la ciudad e intentan sobrevivir dentro del plantel, aunque en cualquier momento pueden morir... Igual que los demás