Epílogo

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El tiempo pasó para cada uno de nosotros. Tras ese victorioso e intenso 7 de marzo, nos volvimos famosos. Numerosos noticieros y periodistas, matutinos, realitys, simposios, entre muchos más, nos querían en sus programas. 

Nuestro abogado nos recomendó cobrar bastante por dichas apariciones, así que nos hicimos buen dinero con lo que nos sucedió. Había que sacar provecho, así que ni nuestros padres ni nadie se molestó por ello. ¡Es que vamos! ¿Algún otro ser humano había sobrevivido a una invasión zombie alguna vez? 

Nuestro país, Reino Unido, Portugal, España, Latinoamérica entera, Alemania, Italia, Suecia, Rusia, etcétera. Todos nos querían para sus programas y fuimos a muchos de ellos. Quizás lo terminábamos haciendo por el dinero, pero era pensando en nuestros estudios y en el futuro de nuestra familia. Claro, menos Millie. A Reino Unido fuimos porque era el sueño de Aline, a Alemania porque era mi sueño, a Suecia porque era el de Blair y a Norma le encantaban todos. 

Nos preguntaron cosas muy fuertes que no queríamos recordar, pero lo contábamos casi todo. Por ello, decidí escribir este libro y contar mi historia, porque sé que es distinto juzgarlo desde fuera que vivirlo y sufrirlo, así como lo hice yo. Por ello, esos cuatro siempre serán mis hermanos y mis personas favoritas en el mundo. 

Después de que los Thurman, Hawkins, Lenore y Meliton ganaran la demanda en contra de los Souberville por presentar las pruebas incriminatorias, los cinco sujetos involucrados fueron declarados por EEUU y Rusia como personas non gratas por la ley. 

El juicio del que se denominó el mayor crimen contra la humanidad en la historia finalizó un 10 de marzo hace dos años, y de allí todos tomamos distintos rumbos: Millie siguió viviendo con su familia en Boston y se aseguró un cupo en la Yale University antes de terminar la secundaria. 

Blair volvió con su madre a Chicago donde se reencontró con sus hermanos y abuelos. Allá inició sus estudios universitarios y aunque siempre quiso escribir, al final nunca se dedicó a eso y siguió una carrera científica en la misma ciudad para no alejarse de los suyos. 

Norma, su padre y su hermano decidieron irse a vivir a Ohio, pues el pequeño Clyde quería que su papá dejase el trabajo que constantemente lo ponía en riesgo de muerte así que comenzaron desde abajo pero finalmente se instalaron de forma estable en Delphos.  Norma cursaba sus estudios universitarios en Columbus. 

Thurman le compró una propiedad a Meliton en las afueras de Tampa y ahí, junto a Aline, nos fuimos a vivir. Aline y yo volvimos a sentir ese calor familiar y nuestros lazos como hermanos crecían cada vez más. 

Parece que todo iba bien; hasta que decidí perseguir mis sueños. Al principio andaba sin rumbo, sólo existiendo, pero luego pensé que contar nuestra historia sería la mejor forma de deshacerme de ese pasado que me perseguía en lo más profundo de mis pesadillas. 

Constantemente nos llovían las ofertas de trabajo, entrevistas y hasta hacer nuestro propio show, pero siempre lo negábamos. Me salió una propuesta interesante en Houston que no podía dejar pasar, así que aproveché y la tomé. Me despedí de Meliton y Aline que seguramente estarían muy bien y dinero nunca les faltaría, porque eso era lo que nos sobraba a ambos, pero no era un adiós, sino un hasta luego y siempre los iría a visitar cuando hiciese falta. 

Ni siquiera me digné en terminar mis estudios secundarios, al contrario de los otros cuatro; simplemente comencé a construir mi futuro. Aprovechando que estaba en Texas, fui a Dallas, Austin y Pasadena, donde habían unas fundaciones para jóvenes con discapacidades y les entregué mucho dinero que también les habría pertenecido a nuestros amigos difuntos y que hubiesen querido que esto pasara. 

Hasta El Último AlientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora