Capítulo 30: Un nuevo comienzo

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Aún recuerdo como si fuese ayer aquel 24 de enero en el que mi vida y la de mis compañeros cambió para siempre. Todo se tornó negro, gris. ¿Saben? nací en Salem, pero mi vida entera le perteneció a California y hoy, siete meses después de aquel 24 estoy escribiendo estas pequeñas líneas recordando lo que pasó en Santa Mónica y como desde entonces el grupo se ha vuelto más unido y más fuerte. 

Norma era tan frágil en ese entonces y me dolía que sufriese tanto. La bala se le incrustó en la pierna, no sabemos exactamente si le causó algún daño arterial o qué, pero necesitaba atención urgente. Ella pidió ir a la playa y la llevé en brazos. Hubieron muchas emociones encontradas, pues teníamos la oportunidad de salir frente a nuestros ojos y ella se ilusionó, el dolor, la nostalgia y la ansiedad le causaron un repentino desmayo. Por unos segundos pensamos que había muerto, pero Jenny confirmó que seguía viva. Decidimos llevarla al hospital más cercano de Santa Mónica y allí volvió a reaccionar. Jenny aplicó un sedante en su pierna para poder sacarle la bala. Tras eso, le cosió puntos a través de la herida. 

Le pregunté si se recuperaría, si no adquiriría alguna infección, pero con toda la razón me respondió que solo había que esperar. Tuvimos que quedarnos en Santa Mónica un par de días más para dar tiempo a Norma de recuperarse. Cuando finalmente nos íbamos, recibí una llamada inesperada: era Brad Thurman. Me pidió que no saliésemos aún de Los Ángeles, porque su hermano, Kirk, nos traería a Millie de regreso. No me explicó muy bien lo que sucedía, pero quería mantenerla a salvo. 

Estábamos varados en Los Ángeles y por fin llegó Millie con su tío, que nos saludó brevemente y regresó de inmediato a Yosemite.  El reencuentro entre Millie y Blair fue emotivo, pero no sólo con el, pues ya a todos nos hacía falta. Según lo que nos explicó, los Thurman descubrieron unos túneles que podrían sacarlos de la cuarentena y están excavándolos en alianza con otro pequeño grupo de supervivientes. Millie, como siempre ha sido inútil, era obvio que no querían que estorbase y por eso nos la tiraron a nosotros. ¡Gran jugada, Brad Thurman! 

Este reencuentro fue magnífico, estábamos los siete juntos y vivos. Sobrevivimos a los avispones californianos y a Souberville. Jenny había tomado una cámara de una tienda electrónica frente al hospital donde nos quedábamos y siempre nos dijo que quería que nos tomásemos una foto en el letrero de Hollywood, y así lo hicimos. Viajamos nuevamente a aquella maldita ciudad y subimos esa seca y calurosa montaña. Al llegar, estábamos todos despeinados por la brisa, o sudados por la caminata, pero así nos sacamos la foto. Estábamos felices, al lado de esas inmensas letras. Descubrimos que la foto no salió tan perfecta, así que bajamos e hicimos que las letras se vieran en la lejanía, como una postal maravillosa, detrás de nosotros. Todos sonreímos, algunos mostrando los dientes, otros solo una leve sonrisa, pero fue el único momento en que me sentí totalmente en paz en todo el viaje, pues supe que era el fin de un ciclo y el inicio de otro, de la búsqueda del anticristo... 

I

22 de agosto de 2019 - Carson City, Nevada

Si existe un estado donde puede estar Souberville es en Nevada, el lugar perfecto para seguir haciendo sus fechorías junto a sus aliados. Se preguntarán que hicimos los últimos meses, pues fácil. Regresamos a la costa y empezamos a buscar por todo Washington, Oregón y el norte de California al asesino bastardo ese. Sí, tuvimos muchísimos encuentros con los avispones, pero nada grave. Mi regreso a Oregón fue algo inaudito, fue el lugar donde nací y viví mis cinco primeros años, pero fue el único donde sentí el calor de mi familia. Quizás nunca debimos salir de allí, pero tampoco teníamos buen futuro quedándonos, aunque nada cambió en Calistoga. En fin, ese maldito no estaba allí. Luego cruzamos Idaho y empezamos a buscar también, pero fue inútil. Si queríamos venganza, debíamos estar preparados, así que los últimos dos meses nos instalamos en Idaho y allí entrenamos lo más que pudimos. Muchas cosas cambiaron al transcurso del tiempo... Norma y yo nos alejamos un poco, ella necesitaba espacio y yo estar concentrado en la venganza. Quizás ese fue el detonante entre nosotros.

Hasta El Último AlientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora