Jenny despertó del episodio de inconsciencia en el que se encontraba. Estaba atada de pies y brazos contra un tubo en una choza devastada y vieja. La soga estaba muy bien ajustada. «¿Qué demonios está pasando?», se preguntaba internamente. Veía despacio el lugar. En uno de los estantes había un trofeo de un tal Max Barton en clasificatorias regionales. Abajo decía Bishop. Ahí lo supo. Estaba en Bishop, una pequeña ciudad que limita con Yosemite. Tras dar un giro de 90º en su observación, notó a Ronnie Barnes en el lugar. Estaba sonriente mirándola y sentado en una silla al revés con pistola en mano. Jenny hizo una expresión de confusión, y a la vez de sorpresa. ¿Que hacía Ronnie Barnes allí?
- ¿Dónde estoy? - preguntó ingenuamente. Estaba asustada. Ahora, Ronnie tenía su única defensa: su arma. El le sonrió y se levantó de la silla.
- Lo suficientemente lejos de tus amigos para emprender un viaje largo en cuanto consigamos transporte - respondió el, mientras la seguía observando. Admiraba su belleza absoluta. Su camisa blanca y sus leggins apretados. Ella le miraba, aterrada. Su cabeza temblaba y su rostro parecía muy asustado. Le dolía la cabeza, producto del golpe, pero había sido atendida por el horas antes.
- No estoy comprendiendo nada... - dijo Jenny, evidentemente confundida. - ¿Por qué me tienes así? ¿Qué hice para merecer esto? y ¿cómo es que sigues vivo? - Ronnie le sonrió y se dignó en responderle.
- Jenny... Siempre te he amado. Pese a toda la polémica en la que has estado envuelta siempre, te amo. Eres la única que me transmite paz en esta puta vida. Nunca he sentido paz, mis estudios valen verga, lo único que siempre he querido es estar junto a ti y nada más. - Jenny lloró. Entre sollozos y llantos, se desesperó e intentó desatarse, aunque fue inútil.
- ¡AUXILIO! ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE! - gritaba a todo pulmón.
- ¡Cállate! ¡Si los avispones escuchan, nos matarán! - exigió Ronnie, intentándole tapar la boca. Jenny lloraba y gritaba. Tal conmoción, la hizo desmayarse. Quedó somnolienta por un par de minutos hasta quedarse totalmente dormida. Ronnie le forzó el tomar un medicamento para dejarla dormida el tiempo suficiente hasta conseguir transporte y llevársela para siempre.
I
En el búnker
Liam y sus amigos notaron que pasó mucho tiempo desde la marcha de Jenny. De inmediato, la alteración inundó el grupo.
- Liam, cariño, han pasado tres horas. Algo anda mal - sugirió Norma, preocupada. Caminaba de un lado al otro sin parar. Estaban en el cuarto en el que se hospedaban Jenny y Blair. Presentes también estaban Sid, Blair y Aline.
- ¿Crees que no lo sé? - respondió Liam, mirando a la nada. - Se supone que volvería cuando se le pasase la rabieta.
- ¡Si algo le pasa será tu culpa! - exclamó Aline, enojada. - ¿Por qué tenías que tratarla así? ¡Ella también tiene derecho a equivocarse!
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Hasta El Último Aliento
Ciencia FicciónUn grupo de jóvenes de un instituto estadounidense se percatan de la existencia de un virus letal que rápidamente se esparce por toda la ciudad e intentan sobrevivir dentro del plantel, aunque en cualquier momento pueden morir... Igual que los demás