Otra resplandeciente mañana en Chandler me impulsó a levantarme y hacer el trabajo del día. Roger, Ricky, Blair y yo iríamos a recoger frutos en las serranías mientras las chicas despertaban, desayunaban y se duchaban.
Como lo prometí, tras ayudarnos a esclarecer nuestras dudas con los nuevos, olvidaría cualquier duda que tenía de ellos. Tal vez para Norma, Blair y Aline sería fácil, pero sé que Millie no estaba convencida. Y tal vez yo tampoco, pero tenía que llevar una convivencia pacífica si quería profundizar más en el oscuro pasado de ellos tres.
I
Nos fuimos en el vehículo rumbo a las serranías. Cada quien llevó un machete y yo guardaba una metralleta en el maletero por si acaso nos encontrábamos un avispón, que era poco probable, pues anoche ya habíamos asesinado a todos los de la manada que vivían en la ciudad.
Ricky llevaba una camisa verde de cuadros rojos y por dentro una camiseta manga corta. Hacía mucha calor este día. Blair simplemente llevó una camiseta manga corta y una bufanda por si atacaba el frío; Roger, en cambio, portaba una chaqueta verde impermeable con un suéter morado. Yo tenía una camiseta manga corta negra y todos portábamos jeans.
Al llegar a la serranía, comenzamos a buscar frutos por cada rincón del lugar. Aunque no era cien por ciento seguro el comer frutos en la zona, era lo único que podíamos ingerir tras acabarse el lote de la mayoría de los productos en el supermercado. Así es, adiós sodas, jugos y todo ello. Lo único que si mantenía su fuerza eran las bebidas alcohólicas; bueno, casi todas.
El día se tornaba en una mezcla amena de fresco y soleado. Sí, sudábamos a montón, pero habíamos recolectado bastantes frutos hasta ahora. Entre ellas, el cilantro, y podríamos recolectar yuca y zanahorias para intentar hacer una sopa.
- No sé si pueda sobrevivir con estas comidas. Siento que muero lentamente - dijo Blair, colocando los frutos recolectados con una expresión depresiva y derrotada.
- Es lo mejor que nos pudo pasar. Así nos cuidaremos mejor, ¡ánimos Leonard! - respondí, palmeándole la espalda.
- Ustedes por lo menos tenían la suerte de consumir lo que quisieran. Nosotros, como andábamos sin armas, debimos aceptar lo primero que se nos cruzase en el camino - dijo Roger, riendo.
- Y no sólo eso, todos perdimos peso. Aunque Amanda es la única de todos que se conserva igual que siempre - bromeó Ricky, haciendo ademanes y refiriéndose a los senos de la chica. Todos reímos por el chiste.
- ¡Blair! Ven acá, ayúdame con esto - lo llamé, desde lo más alto de la serranía, donde habían más productos para llevarnos. - ¡Hay más acá! - Blair se acercó, empapado de sudor y exhausto.
- ¿Es enserio? ¿No puedes tú solo? Ya me estoy desmayando, no desayuné por tu culpa - dijo, enojado. - Siempre quieres hacer las cosas cuando nos acabamos de dormir, qué te sucede.
- Hermano, relájate - respondí, riendo. - Entre más rápido me ayudes, más nos vamos a ir de aquí - Blair me dio una mano, a duras penas, y logramos recolectar varios frutos que nos alcanzarían para un par de días.
Ahora sí, arrancamos el vehículo y pudimos regresar a la casa.
II
Al llegar ahí, pudimos ver a las chicas que se preparaban para desayunar. Nosotros fuimos directo al baño, pues debíamos bañarnos y así poder unirnos al desayuno.
- ¡Báñense rápido! ¡Les preparamos el desayuno! - gritó Norma.
En la mesa, se podía notar la incomodidad de Millie con la presencia de Amanda, pues ésta última intentaba conversar con ella, pero no hacía más que bajar la mirada y ceñas. Aline y Amanda se levantaron a terminar de servir el desayuno que le habían preparado a los chicos. Norma notó la actitud altiva de Millie, y disimulando perfectamente, se acercó a ella a reprenderla.
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Hasta El Último Aliento
Science FictionUn grupo de jóvenes de un instituto estadounidense se percatan de la existencia de un virus letal que rápidamente se esparce por toda la ciudad e intentan sobrevivir dentro del plantel, aunque en cualquier momento pueden morir... Igual que los demás