Necesitaba calmarse, necesitaba respirar el aire puro que venía desde la calle aunque se congelara. No pensó mucho tiempo acerca de eso, y acomodó su larga figura en el escalón de la entrada principal, tomando profundas respiraciones que hacían arder su garganta debido a la baja temperatura invernal.
Estaba frustrado hasta los huesos y gran parte de su mente sabía que su novia era la causante de aquello, aunque el pensamiento le hacía doler el estómago por ser tan poco comprensivo y egoísta.
— Se te congelarán partes que estoy segura que necesitarás en algún momento— notó como el delgadito cuerpo de Soledad se hacía lugar junto a él, y una extraña sensación de compañía lo invadió casi por completo, apabullándolo.
— Ambos estamos de acuerdo en que si vuelvo a la habitación junto a ella, podría estrangularla.
La rubia asintió quedamente, sabía que Harry era el ser humano más paciente en todo el mundo, y que contenía a su novia lo mejor que podía, como también sabía que él solo era un ser humano y también se cansaba de los problemas.
— Estoy tan enojada, y me siento una completa perra por estarlo, pero no puedo evitar pensar que las cosas serían mucho más fáciles para mí si no tuviera que preocuparme todo el tiempo. Ella no es mi hija, y no tendría que estar tan pendiente de lo que hace, pero de solo pensar en que le pase algo irreversible me hace querer vomitar mis tripas. Estoy exhausta, Harry y me duele.
Lágrimas pequeñas llenaron sus mejillas, y eso la enfurecía, ¿cuándo se había convertido en una llorona compulsiva?
— El enojo es una barrera— habló Harry en voz baja, como si estuviera reflexionando sus propias palabras— cuando algo te lastima inmediatamente te molestas con aquello. Es como una causa y consecuencia... Tenemos miedo, y por esa razón nos enojamos, eso lo hace más llevadero... más sencillo. Las cosas van a mejorar, solo tienes que mantenerte de pie por un poco más de tiempo.
Abrazó a su amiga por los hombros, dándole la fuerza que él no poseía.
— Hemos tenido una pelea, gritamos cosas que hirieron y realmente no quería decirle todo lo que dije. Tengo miedo, y me paraliza al punto de no tener una pizca de ideas de que hacer. ¿Debo alejarme? ¿Debo ser menos molesta y dejarla ser ella? Me ha dicho que estaría mejor si ninguno de nosotros se preocupaba por ella ya que nunca nos lo pidió, ¿acaso quiere que la deje morir?
— Cielo, Elizabeth no tiene idea de cómo lidiar con la presión, actúa por impulsos. Lo que te dijo fue un arrebato de estrés, no es lo que realmente piensa. Eres lo suficientemente inteligente para entender que cualquier cosa que se hayan gritado no será el motivo de que dejen de amarse. Confía en mí, eres el ser humano más especial en su vida y no dejaría bajo ningún punto de vida que te fueras lejos.
— Gracias— musitó la rubia, enjugándose los ojos con el puño del sweater, mientras comenzaba a temblar a causa de la helada nocturna— ¿Harry?
— ¿Uhm?
— No dormiré con ella esta noche. Necesito estar sola. ¿Crees que a Niall le será un problema compartir su habitación conmigo?
El inglés le medio sonrió.
—Estoy seguro que estará más que dispuesto a recibirte— una especie de rubor subió por el cuello pálido de la muchacha.
— ¿Crees que funcionará? Digo, luego de que todo termine.
Harry se tensó sin poder evitarlo. Aquel tema era uno que rondaba por su mente todo el tiempo, y aún no podía encontrar la respuesta correcta, o más bien, una respuesta que lo complaciera.
— De todo corazón espero que tú y el tonto rubio no terminen lo que poseen, se ve a leguas que lo suyo es real. Sé que tú te mudarás aquí sí tus padres te lo permiten, eso será una ventaja para ustedes. Haces feliz a Niall, sé que sabes que de fama y dinero nadie vive completamente, y tú le has dado el soplo de felicidad que le faltaba en su vida, lo hiciste mejor, lo amas sin reservas. Eres una buena persona, y te mereces tener tu "felices por siempre". Ahora deja de hacer que hable como mi madre, y ve a dormir, ten una buena noche— besó su coronilla, riendo entre dientes al ver como sus mejillas volvieron a tornarse coloradas.Entró a la habitación con sigilo, rogando interiormente no hacer el suficiente ruido como para que su amiga se despertara. Con calma se quitó la ropa, y con el primer contacto del agua caliente sobre su piel, se relajó completamente, su cuerpo sintiéndose como gelatina.
Necesitaba desesperadamente tener tiempo para ella misma, lo que resultaba una sensación nueva ya que nunca se había sentido tan agotada mentalmente de estar rodeada de personas. Amaba locamente a cada uno de ellos, porque la hacían increíblemente feliz y la completaban de un modo totalmente diferente que su misma familia, pero así como disfrutaba de su compañía, también deseaba encerrarse por horas en la habitación, oír la música al máximo volumen y gozar de su tiempo.
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Enamorándome en Londres
FanfictionUn viaje a otro continente. Una nueva familia. Música que entra por tus oídos y se instala en tu alma. Siete personas viviendo dentro de un mismo lugar. "El amor está a la vuelta de la esquina" dijo Sol. "O al otro lado del océano"...