•Capítulo 59: "Todo lo que soy es lo que te encanta. El amor no es suficiente"•

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Bajó del auto cerrando la puerta con fuerza tras de sí, la sangre le pitaba en los oídos debido a la adrenalina, no había tiempo que perder necesitaba con todo su corazón llegar antes de que el avión hiciera el despegue porque no podría perdonarse jamás el hecho de cometer el error de dejarla marcharse sin decirle antes todo lo que real y profundamente sentía.  El aeropuerto parecía estarle jugando una mala pasada, la gente intentaba refrenarlo para tomarse fotos o simplemente para saludarlo y a cada paso que daba la multitud se agrandaba.
«Vamos Harry. No puedes perderla ahora»

"Vuelo número 785 con destino a Argentina, por favor abordar en quince minutos"
« ¿Qué esperabas?, ¿creías que él vendría a buscarte? ¡Esto no es una película, y tú claramente no eres la protagonista de un romántico reencuentro lleno de flores y corazones y gente cursi aplaudiendo a tu alrededor! ¡Crece de una vez!»
Negó con la cabeza respondiéndole a su subconsciente, al fin y al cabo estaba en lo correcto, Harry no vendría a buscarla para despedirse de ella y dolía como hierro caliente apoyándose sobre piel. Sujetó la correa de su bolso de mano con fuerza, dándose aliento para caminar hasta la puerta de abordaje, se sentía realmente patética pero no había más nada que hacer en aquel sitio, mucho menos sentir pena de sí misma.
La gente comenzó a chillar algo en alguna parte alejada, sonaba como cánticos de niñas aunque ella no podía distinguir con claridad que decían, notó que muchos estaban siendo empujados con poca gracia a un costado y distinguió la figura alta y un poco desgarbada del conocido tipo corriendo en su dirección.
— Creí que llegaría demasiado tarde— dijo él completamente agitado por la larga corrida. Lizz pudo percibir como sus piernas se volvían de gelatina líquida con tan solo tenerlo enfrente, se veía magnífico con el cabello demasiado largo hecho un desastre, la camisa a medio abrochar y los pantalones angostos de jean oscuro. Harry Styles era el ejemplar de belleza.
— Hubiera optado porque ni siquiera salieras de la casa—  contrarrestó ella.
—  Pixie... Liz, no te vayas—  su voz dejó ver que estaba al borde del desmoronamiento, sus ojos verdes estaban algo brillosos pero ni una sola lágrima se le escapó— sé que fui el imbécil más grande de todos al tratarte del modo en que lo hice, Leí ese loco cuaderno tuyo... en realidad Soledad tuvo que hacerlo por mí, sabes que no entiendo nada de español, a pesar de que me vuelve loco oírte hablar en él. Sé que no mentías cuando dijiste que me amabas...
La mujer rió secamente, la vida a veces era demasiado injusta, cuando te traía cosas buenas era solamente por un rato, nada era por siempre y estaba comenzando a darse cuenta que lo que ella más quería era lo más efímero.     
— Harry, aprecio que hayas venido hasta acá simplemente a decirme que me crees, pero... ¿no piensas que es algo tarde para decírmelo?, es decir, necesitaste que alguien más te leyera mis pensamientos para caer en cuenta de que todo el tiempo que te dije que te quería era verdad... No es justo para mí, quiero ir a casa porque estoy rota y estoy segura de que no hay modo alguno de arreglarme si sigo estando aquí.
— Te necesito, Pixie... necesito que te quedes conmigo porque no sé que voy a hacer, no puedo perderte, no ahora que realmente sé que amas a la persona detrás del circo de cámaras y multitudes.  
Ella se acercó un poco más al muchacho, acomodando la maraña de cabello a un lado para así poder apreciar enteramente lo precioso de su rostro, que aún estando al punto del llanto seguía siendo atractivo y dulce.
— Hay veces en las que las cosas no salen de acuerdo a nuestros deseos, yo lo sé y quiero que tú entiendas que no todo lo que tienes es eterno, las cosas no duran infinitamente o por lo menos nosotros no lo haremos, las cosas desaparecen en el instante en que perdiste segundos al parpadear. Dices que me necesitas y que no me quieres perder porque jamás pensaste que tendrías la fuerza suficiente para armar mis valijas e irme. Tienes todo al alcance de tus manos con solo chasquear los dedos, dices "quiero" y miles de personas están ahí para dártelo, no me necesitas a mí.— era tarde para mantener todavía la imagen de chica fuerte, las lágrimas se desprendieron de sus lagrimales sin aviso, y fluyeron sin detenimiento— me encantaría poder decirte que todo está bien, que volveré a la mansión y seguiremos derrochando rosas y mariposas a mansalva pero eso no es posible porque te amo demasiado como para destruirme y porque esto no nos alcanza a ninguno de los dos.    
— ¿No me darás la oportunidad de demostrarte que significas mucho más que unas palabras?— ella, que ya se había girado para irse, volvió en sus pasos para plantarse mucho más cerca que antes, tan próximos que sus narices se rozaban.
— Tuviste tantas oportunidades de decirme o hacer cosas, Harry que he perdido la cuenta. Hay cosas que simplemente no tienen un futuro... nosotros somos un ejemplo.
— Sí lo intentáramos de nuevo quizás funcionaría...
Sus iris se entremezclaban, gris y verde hacían el más demente y abrazador contacto, no eran capaces de bajar el rostro porque en sus ojos podían ver con claridad todo lo que omitían en palabras.
— Quizás... pero nadie vive de promesas a medias.
Suspiró ante el contacto de la gran y pesada mano de Harry contra si pálida y huesuda mejilla, se sentía tan bien la ternura del toque que la piel se le erizó.
— Te amo— declaró él con la voz susurrando, y colocó un delicado beso en los labios rosas de ella, había sido corto y absolutamente necesario. Su corazón latió varias veces rápido y varias veces se frenó, había oído que los "te amo" de alguien a quién tu también amabas eran algo inolvidable, que luego de esa declaración venían los bombos y las fanfarrias porque eras correspondido, esa no era una de las veces, ahí no habría nada más que un adiós amargo, sin besos ni murgas, solo silencio.
— Lo sé, y yo a ti también, pero a veces Harry, el amor no es suficiente.  
Acarició la mejilla mojada del inglés, y no dijo ninguna palabra más solo emprendió camino a la plataforma que la llevaría de vuelta a casa.   

Era la quinta vez que intentaba hacerla reír, y se estaba quedando sin ideas. Lo único que tenía bien en claro era que no soportaba verla llorar del modo en que lo estaba haciendo, con cada hipido su corazón se estrujaba porque últimamente él vivía y respiraba por ella.
— ¿Cielo?— acarició su cabello con dulzura ya que la posición se le tornaba cómoda para tal acción, ambos estaban en la cama de plaza y media que había en la habitación del irlandés, Soledad había ocupado con rapidez el espacio entre el torso y el brazo del chico acomodando su cabeza sobre el pecho duro de este, él por obviedad se había adaptado a dicha pose.
— Quiero que cantes, por favor— la petición sonó ahogada por las lágrimas y lo gangoso de su voz, pero Niall fue veloz y atrapó cada palabra, pensando en el proceso que le cantaría.
"Cause all of me loves all of you,
loves your curves and all your edges,
all your perfect imperfections.
Give your all to me,
i'll give my all to you,
you're my end and my beginning,
even when I lost, I'm winning.
Cause I give you all of me, and you give me all of you"
Ella se acurrucó más contra él, amando la calidez del cuerpo alto y fornido en comparación con el suyo pequeño  un poco escuálido. La letra de la canción sonaba hermosa, estaba tan íntegramente enamorada del tipo que no podía siquiera ponerlo en palabras.
— Gracias—  formuló Soledad en un estado semi inconsciente, las lágrimas se habían detenido con el sonar de la dulce voz de su novio, y él no podía estar más agradecido y orgulloso de eso. Besó su nariz, apenas rozándola, y corrió los labios a su oreja, provocándole cosquillas.
— Haría lo que fuera por verte sonreír siempre, eres una parte de mí corazón y te amo profunda e irrevocablemente.

Su asiento daba a la ventanilla y eso la condicionó a no poder despegar la vista del perfecto muchacho que estaba dejando atrás. Las turbinas le producían jaqueca, aunque interiormente estaba segura de que el dolor de cabeza solo era producto de la angustia que estaba invadiéndole el organismo. Estaba a punto de decirle adiós a la persona que miles de otras personas matarían por amar, se estaba despidiendo del tipo que le había dado todo excepto la confianza.
Apoyó la cabeza contra el asiento, cerró sus ojos y no movió ni un dedo para limpiarse las mejillas, al volver a abrir los párpados, giró su cuerpo para verlo, estaba ahí con la vista todavía agujereando el metal del avión. Le había dicho que le amaba, y ella le había correspondido al sentimiento, pero desgraciadamente nada era como contaban los cuentos y las películas de amor.
"Señores pasajeros, estamos a punto de despegar, por favor abrochen sus cinturones y disfruten del viaje"
Supo que él había comprendido que el armatoste iba a comenzar a moverse, así que solo movió sus labios, formulando con lentitud para que ella fuera capaz de captar cada una de sus palabras.
"Eres lo mejor que pudo haberme pasado en este tiempo. Te amo"
Era la última vez que lo vería en un tiempo, y se sentía como si fueran a pasar décadas antes de poder estar con él de nuevo, de poder olvidar el dolor de las peleas y centrarse en todo el amor que le había dado. Ese momento quedaría guardado en su memoria como algo doloroso, como un golpe de lleno a la realidad cotidiana, un paso a dejar de creer en fantasías.

Vió el avión alzarse en vuelo, vio por última vez a la persona que le hizo cambiar muchas cosas y aprender otras más, vio como ella se iba lejos y lloró todo el camino a casa, había solo algo que decir al entrar por la puerta y eran palabras que él no quería repetirlas, porque decirlas en voz alta las haría reales y no estaba listo para que lo fueran.
El avión despegó, y acabo de perderla.

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Traducción del pedazo de canción que Niall le canta a Soledad:
*Porque todo lo que soy

Es todo lo que te encanta
Amo tus curvas y todas tus aristas
Todos tus perfectas imperfecciones
Dame todo de ti
Que yo voy a darte todo de mí para ti
Eres mi principio y mi fin
Incluso cuando pierdo, estoy ganando
Porque yo te doy todo de mi
Y tú me das todo de ti*


Enamorándome en LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora