mi vida ante convertirme en angel

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narrador:Soy serena , o al menos, lo fui. Nací en 1860, en el seno de una familia acomodada, no pasamos penurias, por el contrario, vivíamos bastante bien. Mis padres habían amasado una fortuna que tenían intención de dejarme en herencia. Viví y crecí como una niña feliz, con todos los lujos y los caprichos que deseaba, con el amor incondicional de mis padres...

Algunos podrían pensar que era una "niña rica" que no se preocupaba por nada... sin embargo, muy por el contrario, a medida que iba creciendo y tomando consciencia del mundo en que vivíamos yo me interesaba más en las personas que pasaban penurias, o que necesitaban ayuda... Por eso, decidí estudiar  medicina  en la universidad para señoritas de la época. Me encantaba ayudar a la gente, me sentía realizada viendo como un paciente se recuperaba de sus heridas gracias a mis cuidados...

En el 1879 , como bien saben, estalló la  guerra de pacifico y con ella, se convulsionó toda la tierra. Nadie, por muy lejos que estuviera quedó indiferente... Cada día estábamos pendientes de las noticias sobre el frente, sabíamos que muchos jóvenes militares morían cada día en una guerra absurda que aún hoy, muchos no son capaces de explicarse.

Por ésta época yo contaba con 19 años, aún me quedaban tres años para la mayoría de edad y solo podía pensar en ir al frente y ayudar a quien lo necesitara. Estaba a punto de diplomarme como doctora y en lo único que pensaba, en contra de las ideas de mi familia, era en poder ir allí y salvar la vida, si era posible, a aquellos jóvenes que morían por nosotros.

En el 1881, con mis 21 años recién cumplidos, hice mis maletas y me fui al frente, con el consiguiente drama que aquello creó en mi familia, pero todos sabían cómo era yo, nadie podría nunca quitarme algo de la cabeza si se me metía... Así que finalmente, cumplí mis deseos.

Pasé tres años atendiendo heridos de guerra. No fue fácil, muchos murieron, niños que no tenían más edad que yo. Fue duro, por momentos hasta imposible de vivir, pero había momentos dulces, momentos buenos, momentos en los que veía como un soldado salía andando por su propio pie, con una sonrisa en los labios y agradecido por haberle salvado la vida. Era en esos momentos en los que sentía que todo lo que hacía allí, que todo mi trabajo valía la pena.

Al acabar la guerra, en el 1883, volví a  santiago y allí, comencé a trabajar en un hospital cuidando  y curando de enfermos, les di todo lo que pude, trabajé durante años en aquel hospital, llegué a ser la  directora del hospital, me sentí realizada como profesional, hacía lo que me gustaba.

No me casé, nunca me enamoré, sentí atracción, química, que dicen ahora, pero nunca llegué a sentir ese temblor, esas mariposas en el estómago por nadie. Realmente, creo que tampoco me preocupé demasiado por sentirlo. Viví una vida llena y plena pero no conocí el amor.

En 1950, a la edad de 71 años, una insuficiencia cardíaca me arrebató la vida. Rodeada de amigos y compañeros, de algunos familiares algo lejanos, dejé el mundo terrenal para pasar a aquel otro en el que vivo desde entonces y en el que, ¿por qué no decirlo?, he vuelto a ser joven....

Es curiosa la percepción que tienen los mortales de los ángeles, todos nos han descrito siempre como seres superiores, capaces de volar, iluminados por una luz pura que ciega a quien la mira, con esplendorosas alas blancas en alguna ocasión... otros simplemente nos ven como una energía intensa, algo del tipo del sol, solo que más blanquecina, más pura.

Sin embargo la realidad es muy distinta. No somos energía, no vamos rodeados de una luz blanca e intensa y tampoco tenemos alas... al menos, no de momento. A los ojos de los mortales, si es que pudieran vernos, somos como ellos, personas normales, que visten de manera normal, tal vez con un armario más reducido pero de una manera informal. No vamos de blanco, ni con túnicas, vestimos de manera simple, algunos dirían que un tanto desfasado de la moda de hoy en día... pero tampoco es que nos importe mucho si vamos a la moda o no, como ya he dicho, nadie nos ve...

una hermosa ángel enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora