4. FAMILIA

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La ventisca de la noche mecía con tranquilidad el césped y las hojas de los árboles. Dos individuos se encontraban recostados a lado de un auto negro sobre una pequeña manta. El chico tenía cerrados los ojos pero no se encontraba dormido, una curva tímida se había plantado en su fina boca, "Cuanta paz", sentía en el pecho una sensación que llevaba muchos años sin experimentar. Al estar recostado junto al cuerpo de la chica se sentía aliviado, era una sensación increíble, por fin pertenecía al lugar al que debía pertenecer.

Abrió un ojo para darle un vistazo al reloj de su muñeca, eran las 10:37 p.m., "Es bastante tarde", contempló con pesar a Carmen, debía llevarla a su casa sana y salva como lo debería hacer un caballero, en un inicio intentó despertarla en una batalla constante consigo mismo, pero al final, prefirió mirarla un poco más de tiempo, así, dormida como se encontraba en medio del pasto.

Cuando por fin sació su deseo y curiosidad por observarla, rosó su dedo para sacarla del mundo de los sueños, no quería brusquedades ni dar malas impresiones, le dolía admitirlo pero para Carmen, Velkan era un completo desconocido que sólo había pasado un día junto a ella.

- Carmen, despierta, ya es muy tarde y te tengo que ir a dejar a tu casa.- Le susurró el chico al oído como un ronroneo coqueto. Carmen se quejó un poco y abrió con somnolencia sus párpados, el pelinegro la ayudó a sentarse mientras ella tallaba unos de sus ojos con lentitud. Él aprovechó uno de sus bostezos y decidió bromear.- Disculpa por despertarte Carmen, pero ya es muy tarde para que estés con un completo desconocido en medio de un bosque, en un lugar solitario y sobre todo dormida; además hay una posibilidad de que tu madre malentienda las cosas.- Ella intentó enfocar al joven entrecerrando los ojos y parpadeando en varias ocasiones, no procesó lo que aquel individuo quiso decirle hasta que miró con incredulidad la sonrisa burlona del zarco.

Carmen se sorprendió y sintió nuevamente ese calor que no hacía mucho consideraba desconocido.- ¡No puede ser!, ¡¿me quedé dormida!?- Apresuró a sacudirse la ropa y peinar su cabello.- ¡Ay Dios!, no le digas a nadie que me quedé dormida mientras estaba contigo.- Su cara estaba acompañada por el nerviosismo y la pena.- Y tampoco quiero que pienses mal de mí, no suelo ser así; de hecho nunca me quedo dormida en cualquier lado.- Sabía que mentía, pero quería guardar una buena impresión para Velkan, en realidad, tenía una capacidad inusual de quedarse dormida en todas partes, ya fuera en el transporte público o en el salón de clases.- Bueno, como ya habrás notado no soy mucho de salir con chicos, bueno, de salir con gente en general, y estoy un poco preocupada por algo; eres el único ser humano de sexo opuesto que se ha interesado por mí, así que te haré una pregunta.- Se tomó unos cuantos segundos para hablar.- ¿No te aprovechaste de mi cuando estaba dormida, o sí?- Se notaba un tanto inquieta, además su nerviosismo le provocó unas ganas inmensas de vomitar que hicieron que la poca comida que había consumido se revolviera en su estómago.

Tras aquella pregunta tan inocente e inesperada, el pálido joven sólo alcanzó a fruncir un poco sus cejas con perplejidad, después su gesto cambió a una sonrisa y una pequeña carcajada salió de su garganta. A pesar de su respuesta corporal, el saber que seguía desconfiando de él le molestó e incomodó un poco. Tras una última carcajada, el ambiente se tornó tenso entre los dos.

- No, te cuidé todo el tiempo que permaneciste dormida.- Velkan tomó uno de sus mechones de cabello que tenía en su rostro, lo metió a una de sus orejas y puso una cara distante, este simple gesto hizo que la hormonal chica lo mirara con deseo.- La única ocasión que puse un dedo sobre ti fue para despertarte.- El torso del pelinegro se dobló para poder quedar cara a cara con la muchacha y susurró sensualmente.- No tienes por qué desconfiar, soy un caballero y no tocó a una dama sin su consentimiento.- El tacto de su fría mano con la calidez de los dedos de Carmen, provocó que ella tuviera escalofríos por todo el cuerpo.

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora