49. PECULIAR RESPLANDOR

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VELKAN 

No había tenido una buena noche de sueño, la preocupación de que Carmen se despertará nuevamente no me dejaba en paz, ni siquiera cuando había tenido que controlarla mentalmente para que descansara y no volviera a tener una pesadilla.

Dos horas después, ya estando seguro de que no había riesgos, logré dormir tranquilo.

- ¡Vlad!, ¡Vlad!, ¡Despierta ya!.- 

Abrí mis ojos con pesadez.- ¿Qué quieres?.- Divisé a Samael entre las pocas sombra que distinguían mis ojos soñolientos.

Tomé mi dispositivo movil para ver la hora, eran las ocho de la mañana con siete minutos, apenas había dormido tres horas a lo mucho, y dado a la vida "humana" que llevaba no eran suficientes para reponer mi energía.

- Es Carmen.- Había preocupación en su rostro y eso me inquietaba mucho.

Con histeria me levanté.- ¿Le pasó algo?.- Con lo más rápido que me permitieron mis movimientos, me coloqué las pantuflas.

La mirada de Samael no me decía nada en concreto.- No sabría decir si es malo, pero es algo extraño.- Se acercó a la puerta para que saliéramos de la habitación.- Tendrías que verlo tu mismo para entenderlo.- Tomó el picaporte de la puerta, lo giró y salió, dando a entender que necesitaba que fuera tras él.

Caminé, siguiendo sus pasos sin decir nada, ¿Por qué no podía tener ni un momento de tranquilidad?, comenzaba a pensar que la suerte no estaba de mi lado. Samael entró a su habitación sin titubeos ni pretextos, y dejó que pasara.

- Ahí lo tienes.- Estiró su mano en dirección a su cama.

Carmen estaba recostada con los ojos cerrados, parecía muy apaciguada, pero había algo raro, su cuerpo desprendía una especie de luz blanca.- ¿Qué le hiciste?.- Miré al ángel con enojo. Me acerqué a Carmen y acaricié su cabello que se extendía por sobre la almohada.

- Te juró que no tengo nada que ver.- Respondió enojado.- La ayudé como me lo pediste, el proceso salió a la perfección, pero después de haber terminado la extracción no despertó y su cuerpo comenzó a brillar como un faro.- Después de la pequeña rabieta se calmó.- Lo peor es que no tengo ni la menor idea de que lo pudo haber provocado.- Rascó su barbilla.

- ¿Intentaste despertarla?.- 

- Claro, pero al ver que no reaccionaba te llamé.- 

- ¿Dónde está Lilith?.- Pregunté de forma abrupta.- Ella debe de saber qué le pasa.- 

- No lo sé. Salé cuando es ya muy entrada la noche y llega hasta medio día.- Respondió.

Lo observé con mala cara y después moví la cabeza para mostrar mi negativa contra sus acciones.- ¿No le preguntas a donde salé cuando se va?.- Alcé una ceja. 

El bajo sus cejas frunciendo el ceño.- ¡¿Por qué habría de hacerlo?!, le doy su privacidad.- Contestó con las manos en la cintura.

Cerré los ojos para tranquilizarme.- ¡Agh!, ¡Vamos a buscarla antes de que sea la hora de ir a la escuela!.- Tomé impulso para ponerme de pie, pero una mano me jaló de vuelta a mi posición anterior.

Samael miró a mi dirección pero sus ojos no estaban puestos en mí, sino en quién estaba detrás.- ¿Cómo te sientes?.- Se acercó a Carmen dándome la espalda, yo también estaba interesado en la respuesta por lo que me incorporé.

Daba gracias a que ya no brillara pero algo me decía que no todo andaba bien. Carmen se veía muy aturdida, alternaba su miraba entre Samael y yo, ningún sonido salía de sus labios y parecía que estaba enajenada.- ¿Carmen?.- Pregunté sin dejar de observar su reacción.

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora