57. FORMAS DE AMAR

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Por mi cuerpo corre una dicha despampanante. En ocasiones escucho latir mi quieto y solitario corazón a consecuencia de una frágil vida humana.

VELKAN

Los días posteriores a la noche de mi confesión pasaron con naturalidad, y a mi pesar, los momentos que había disfrutado en compañía de Carmen, estaban por llegar a su fin ya que solo restaban un par de días para que ella regresara con su familia.

Las palabras que sus labios habían pronunciado aquella oscura noche con calma pero de modo claro, se quedaron grabadas en mi mente como un hermoso recuerdo. Al resonar, de vez en cuando, la declaración "te amo" en mi memoria con su tierna voz, una feliz curva se plantaba en mi boca y no había poder que lograra borrarla de mi rostro.

Me encontraba sentado en el pequeño sillón que normalmente y con frecuencia utilizaba para admirar la vida citadina. Miraba las calles vacías y repletas de la luz del alumbrado público, tocaba mi barbilla mientras sonreía. Como ya lo había mencionado, la causa de mi alegría era que las palabras "te amo" se había reproducido como una grabación sin previo aviso en mi mente.

- ¿Por qué tan feliz, Conde?- Una voz femenina llamó mi atención, haciendo que despegara la vista de la ciudad dormida.

Sin quitar mi expresión, miré el semblante de Lilith entre las sombras del departamento.- No es nada importante.- Dije sin disimular que estaba contento.

Llevaba algunas horas despierto, era muy temprano y el Sol no estaba ni cerca de reclamar el cielo. Tenía energía de sobra, por lo que no necesitaba dormir, llegaba solo a tocar la cama cuando Carmen se acostaba para que ella pudiera dormir.

- No creo que sea nada, Vlad. La verdad es que consideraría llamarte "niño enamorado" con esa sonrisa tan extraña que me estás mostrando. Alguien tan reservado como tú, debería haberme mandado por un tubo al "entrometerme en lo que no me importa".- Se sentó en un lado del respaldo de mi pequeño sofá, estaba confundida, lo notaba por el gesto que tenía.

Comprendía esa reacción de su parte, como Lilith había recalcado, si no hubiera recordado la declaración de Carmen, seguramente la hubiera mandado a volar por preguntar, pero en estos momentos no quería darle importancia a nada más.

Dejando de lado mi estado de ánimo, cabía resaltar que ni Samael ni la vampiresa que se encontraba a un lado mío, sabían que le había confesado a Carmen mi naturaleza vampírica. Por supuesto, ellos tampoco sospechaban nada porque la jovenzuela mantenía un comportamiento normal, como si nada hubiese ocurrido.

- Si, solo ignorame.- Moví de un lado a otro mi mano para quitarle importancia a mis palabras.

Ella recargó su brazo en mi hombro para acomodarse en una posición más cómoda.- Acabas de despertar mi curiosidad, Conde.- Al mirarla tenía un extraño brillo en sus ojos.- Necesito que me cuentes que te tiene en ese estado de embobamiento, o sino, ni siquiera te hagas a la idea de que me vaya, te molestaré hasta que hables.- Una sonrisa maléfica se acrecentaba en los carnosos labios de Lilith.

Por inercia, y en efecto de su presencia, también sonreí, devolviéndole el gesto.- Te parecerá una estupidez, incluso yo sé que lo es, pero...- Suspiré, giré mi cabeza nuevamente para observar la ventana, recargué mi brazo en el respaldo del sofá para, posteriormente, recargar mi cabeza en este.- Carmen me dijo abiertamente que me ama.- Hice media sonrisa, recordando de nuevo las claras palabras en mi cabeza.

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora