53. SUAVE CÉSPED

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VELKAN 

Demian era un chico particularmente interesante, pero pasar el día con él no era mucho de mi agrado, así que cuando cada quien retomo su camino a casa, estaba contento de poder volver  a estar solo con Carmen. La pregunta constante de por qué cada que intentaba tener un momento íntimo con Carmen alguien nos interrumpía, rondaba por mi cabeza. Esta situación llegaba al punto de desagradarme.

En fin, ya era algo entrada la noche, el cielo comenzaba a tornarse azul oscuro y la Luna estaba en su máximo esplendor; sin embargo sentía que todo el día había sido arruinado, así que tenía una gran insatisfacción en mi interior, necesitaba urgentemente una dosis de privacidad sino me volvería loco. 

El transporte público iba algo vacío, suponía que era por el día y la hora que eran. 

Miré de reojo a Carmen quien, por su puesto, tenía una gran sonrisa en la cara.- ¿No te gustaría ir a otro lugar?.- Sugerí mientras su cabeza se encontraba recargada en mi hombro, tenía su mano en la mía y mantenía los ojos cerrados. 

- Sé que si digo que no, iremos de todos modos.- Su voz era tranquila y relajada, alrededor las personas nos miraban con poca discreción, ¿Acaso en realidad éramos una pareja tan extraña?

- En esta ocasión tienes que ir por gusto y no por responsabilidad.-  Rasqué su cabeza lentamente. 

- Si tuviera la oportunidad saldría todas la noches contigo.- Se acurrucó un poco más.- Pero me conformo con que simplemente estés a mi lado.- Su voz sonó ahogada por la cercanía que tenía en mi pecho.

Cada palabra de ella, me hacía sentir feliz y dichoso, su carácter tranquilo y comprensivo era una peculiaridad que Carmen tenía, eso de alguna manera me hacía darme cuenta que no tenía tanto parecido con la ya fallecida Lleana. No podía asegurar que el amor que alguna vez había sentido con Lleana fuera más fuerte que el que le tenía a Carmen, era como sí el parecido que compartían solo hubiera sido una bonificación para darme cuenta que  mi verdadero amor se encontraba a quinientos años después del tiempo real al que pertenecía.- ¿Estás segura que quieres salir?- Pronuncié esas palabras con un tono aterciopelado.

- ¿Y por qué no?, no es una mala idea.- En respuesta a esa declaración, sonrió.

- Ya está decidido entonces.- Le di un fugaz beso en la cabeza y posteriormente jugué con su cabello.

Después de aquella corta conversación, todo se tornó en silencio entre nosotros, lo único que se escuchaba era el sonido de las vías recorriendo el carril del tren. Cerré por un momento los ojos y por mis parpados traspasaba la luz repetitiva del túnel por el que estábamos cruzando.

Cuando finalmente llegamos a nuestro destino, ambos nos levantamos y proseguimos a salir del metro.- ¿Y ahora?.- Rompió el silencio.

- No lo sé, necesito ir a un lugar más tranquilo, en donde no haya tanta gente a nuestro alrededor.- 

- En esa descripción entra perfectamente el departamento.- Su tono de voz era juguetón.- No es que quiera ser aguafiestas pero la mayoría de la ciudad es bulliciosa.- 

No quería darle la razón, pero concordada completamente con su opinión.

- ¿Qué tal un parque?.- Se detuvo por un momento.- Son los lugares más vacíos a estas horas del día.- Su rostro era alegre.- He visto uno por tu casa. Llegamos, extendemos mi chamarra en el césped, nos sentamos y admiramos la Luna juntos.-

Al ver su energía, hice media sonrisa y una leve carcajada salió de mis labios.- Está bien.- 

- ¡Entonces!, ¡Vamos allá!- Levantó un dedo señalado la dirección en donde estaba el apartamento.

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora