9. SUEÑO IMPOSIBLE

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CARMEN

Después del trayecto de regreso a casa, me despedí de Velkan, que extrañamente tenía una expresión de tristeza en la cara. Bajé de su auto y lo miré desde la ventana para verlo por última vez esa noche.- ¡Vamos Velk!, no te sientas mal por mí, yo estaré bien, siempre lo he estado, sin importar lo que pasó hoy seguiremos siendo amigos, ¿No es así?.- Guiñé un ojo y por primera vez me despedí dándole un beso en la mejilla.- Nos vemos mañana en la escuela, no olvides el libro de física que lo necesitaremos para el trabajo en equipo.- Dejé por fin la ventana del coche, esperé a que acelerará el auto y me metí a mi casa. Mi corazón estaba latiendo muy rápido, al sentir el contacto de mis labios con su piel, no pude evitar sentir cosquillas en el estómago. 

Al entrar mi mamá me estaba esperando sentada en el sofá, tomando té en una taza de flores.- ¡¿Cómo te fue en tu cita?!, espero que todo haya salido bien.- Tomó un sorbo a su bebida con una sonrisa que no se molestaba en ocultar.

- No fue una cita mamá, solo fue una salida de amigos.- Me quité el suéter que tenía puesto y lo deje encima del sillón.- Pero supongo que todo salió bien, es un chico realmente agradable y muy educado.- Caminé a mi habitación, estaba dispuesta a dormir, me sentía un poco aturdida por lo que había sucedido hoy.

- ¡¿Te besó?!.- A media puerta volteé a verla con la cara completamente caliente.- ¡Vamos!, ¡Dime que te besó!.-

- ¡No!, ¡¿Qué clase de pregunta es esa mamá?!, ya te dije que solo somos amigos, ¡Nada más amigos!, ¡¿Comprendes?!, además eres mi mamá, ¿No deberías de preocuparte por si tengo novio?, se supone que las madres no alientan a sus hijas a tener novio.- Me metí a mi cuarto y cerré cuidadosamente la puerta.- ¡¿Qué demonios le pasa?!.- Susurré para mi misma.

- ¡Vamos hija!, ¡A ese chico se le nota a leguas que quiere algo más que una simple amistad!.- Se escuchó como mi madre gritaba desde la sala.- Ni porque sea de otro país lo puede ocultar, ¡Le gustas!.- Por fin terminó de hablar.

- ¡Ya basta mamá!, ¡Ya te dije que solo somos amigos!. Además, ¿Qué relación tiene que sea de otro país?.- Le grité mientras me estaba cambiando para ponerme mi pijama de Chat Noir .- ¿Sabes qué?, ya me voy a dormir, no quiero discutir eso contigo.- Fui hacia el baño y me lavé los dientes. Cuando pasé otra vez por la sala, la miré fijamente porque tenía una sonrisa de satisfacción en la cara.- Hasta mañana madre.- Giré mi cabeza intentando ser lo más dramática posible.

- ¡No quieres hablar de eso porque sabes que tengo razón!.-Gritó para provocarme.

- ¡Que ya dejes de hablar de eso!.- Le grité por última vez, obteniendo como respuesta una carcajada proveniente de la sala.

Al cerrar los ojos no pude evitar pensar en todo lo que me había dicho Velkan, por alguna razón me hacía sentir feliz saber que a él le importaba, a pesar de que solo llevaba por lo menos unos quince días conociéndome. Sin importar lo que le haya dicho, sabía muy en el fondo de mi ser que yo también sentía algo por Velkan, aunque no lo quisiera aceptar, pero sentir la sensación de que la existencia de otro estuviera llenando y complementando tu ser, me asustaba porque la última vez que había sentido que alguien realmente me quería había sido una completa farsa.

Sin embargo, no podía sacarme sus palabras de mi cabeza "Tú estás haciendo que mi cordura se desmorone ante ti". Sin poder borrar esa frase de mi cabeza, poco a poco comencé a cerrar mis ojos y caí dormida en un sueño profundo.

***

- ¡¿Qué carajo?!, ¡¿Donde estoy?!.- Miré a mi alrededor con somnolencia, estaba en un lugar extraño, en una especie de alcoba que sin mentir tenía el tamaño de mi casa, observé con mucha atención cada una de las cosas que me rodeaba. Estaba sentada en una gran cama con una ventana a mi lado derecho, al otro lado en una esquina había un tocador pequeño con cosas para el aseo personal, un ropero gigante estaba a un costado de la puerta y una pequeña mesa de noche le hacía compañía a la cama. Todo el lugar estaba sumido en la oscuridad, intenté buscar con la mirada un apagador de luz pero no encontré nada. La única fuente de luz era una vela gruesa que estaba encima del tocador.- ¡¿Qué está pasando?!, ¡¿Por qué no estoy en mi cuarto?!.- Me levanté para asomarme por la inmensa ventana, al parecer estaba dentro de una choza que se situaba en medio de la nada, rodeada de árboles. Mire hacia arriba, notando que el cielo se veía diferente, la luna se veía más blanca de lo normal y podía divisar las estrellas sin ninguna dificultad.

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora