24. EL ÚLTIMO ADIÓS

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Ahora solo en mis sueños es que te puedo encontrar, eres solo el recuerdo que me hace sentir viva

CARMEN

Fragmentos de recuerdos se anidaban en mi cabeza, recordaba a un joven y un anciano viendo como me recogían del suelo un par de paramédicos, a una mujer que me ponía oxígeno y finalmente como ingresaba a un hospital. Amanecí en una camilla, analicé en que lugar me encontraba y distinguí a un joven dormido en una silla a mis pies. Mi cuerpo me dolía muchísimo, levanté mi mano para tocar mi cara.- ¡Ouch!.- Un dolor en forma de piquete se presentó en mi mejilla. Al intentar moverme un poco para acomodarme, algo me lo impedía, agaché mi cabeza topándome con un enorme trozo de yeso envolviendo mi mano izquierda. Al intentar respirar hondo sentía molestias en el estómago y en el pecho.- ¡Carajo!.- Dije por lo bajo.

Al estar moviendo mucho la camilla, desperté al muchacho.- ¿Ya despertaste?.- Movió su cabeza, cambiando de posición pero no quitándose de la parte inferior, solo se acomodó recostandose en sus brazo. Talló una de sus ojos con el puño cerrado y sonrió indicando que todavía estaba un poco soñoliento.

- Sí.- Contesté de forma familiar.- ¿Qué hora es?.- Pregunté confundida.

Miró su celular.- Muy pronto serán las tres de la madrugada.- Sus ojos verdes no dejaban de mirarme, parecía que examinaba cada reacción que tenía.

¿Cuánto tiempo llevaba dormida?, ¿Dónde estaba mi familia? Y lo más importante ¿Por qué él estaba cuidando de mí, si ni siquiera lo conocía? No pude evitar mostrar mi consternación con la gesticulación de mi rostro.- ¿Cuánto tiempo he dormido?.- Solté sin rodeos.

El chico me miró tranquilo.- Dos días y una noche.- Eso significaba que mi familia debería estar muy preocupada por mi.

Me sorprendió demasiado la noticia, que mi cuerpo hizo un pequeño espasmo, resultando en un sobresalto que provocó que todo mi ser me doliera.- ¿Por qué estás tú aquí?, ¿Dónde está mi madre?.- Bombardeé al chico.

- Tranquila.- Finalmente se levantó, dejando ver su cuerpo erguido.- Estoy aquí porque me hice responsable de ti, como no tenías ninguna identificación y tampoco tu celular para llamar a algún conocido, me hice pasar por tu amigo.- Alzó los hombros.- No podía dejar a una niña tan bonita como tú, sola, sin nadie que te cuidara y a tu suerte.- ¿Estaba sonrojado?

- ¿Cómo es que te creyeron que yo era tu amiga?, seguramente te preguntaron si no tenias algún número de algún familiar mío.-

- Fácil.- Me miró nuevamente.- Dije que solo convivimos en la escuela y que de casualidad te había visto en peligro por mi casa.- Río victoriosos.

- ¿Y te creyeron?.- Hice una cara de desagrado.- Esa historia suena poco creíble.-

- Debieron de creerme.- Colocó su pierna izquierda sobre la derecha y subió sus manos a su nuca entrelazandolas.- Era la única persona que estaba contigo en la ambulancia, al saber tu nombre y edad, terminé de convencer a los paramédicos de que en efecto, era tu amigo.- ¿Mi nombre?, ¿Pero cómo?, solo le había dicho mi edad dentro de la librería.

- ¿Cómo es que sabes mi nombre?.- Me apoyé en mi brazo derecho y me acomodé lo más lento posible para no lastimarme.- Solo te vi unos momentos en la librería y no me dio tiempo de decirte cómo me llamaba.- Esperé a que contestara.

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora