55. DIOS AÚN NO TE HA ABANDONADO

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CARMEN

- ¿Podrías repetir eso último?- Me solté de su agarre y me senté sobre sus piernas. Esa frase que había pronunciado con sus labios, tan apaciguado, sabía que la había escuchado, o por lo menos leído, en algún lugar. "La sangre es vidas", las palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza.

- ¿Por qué?- Se veía nervioso, la pregunta, seguramente, era un pequeño sistema de defensa de su notoria inseguridad.

- No es nada malo.- Su mirada era de desconfianza, así que tomé su cabello y acerqué mi cara a su cuello.- Lo prometo, puedes confiar en mí.- Le di un fugaz beso en su clavícula haciendo que la tensión abandonara su cuerpo.

- La sangre es vidas, y yo podía conocer los recuerdos de las personas a las que les arrebataba la vida.- Respondió finalmente, con una voz profunda y seria.

"La sangre es vidas", sonó como eco en mi mente otra vez la frase, "la sangre es vidas", conocía a la perfección esas palabras. Era una de las frases célebres que había dicho Drácula en el libro escrito por Bram Stoker. Tenía una hipótesis: posiblemente la frase en el mundo de los vampiros era popular, más o menos como lo eran los dichos en Latinoamérica.

Al ver la tranquilidad en mi rostro, Velkan mostró un gesto de perturbación.- Ahora me odias, ¿Verdad?.- Por alguna razón que yo no comprendía, tenía miedo o probablemente pánico en sus ojos.

Por inercia sonreí y le di un pequeño beso en la frente.- No, te dije que no te juzgaría y no lo voy a hacer, mucho menos te odiaría.- Me acerqué más a su cuerpo y me recargué en el hueco que había en su hombro, quedando mi semblante muy cerca de su fornido pecho.

Al escucharme decir esas palabras, el cuerpo de Velkan se relajó.- Me alegro, si hubiera sido de otra forma, no sé qué haría sin ti.- Tomó mi cuerpo con ambos brazos y pude recibir un cálido y cariñoso abrazo que hacía que mi pulso se acelerara.

Mi corazón estaba latiendo rápido, sabía que estaba desprendiendo un calor sofocante, por lo menos para mí, porque al pelinegro era evidente que le gustaba.- Necesito saber una cosa más Velk, ¿Quién eres en realidad?.- Guardó silencio de nuevo.

El chico separó lentamente nuestro acercamiento, hasta que su mirada se perdió en la oscuridad del cielo noctámbulo, veía con insistencia a la Luna pero percibía un toque de nostalgia e ira en sus ojos.- Yo fui un rey, un príncipe, un gobernante, un salvador, pero sobre todo soy un asesino.- Hice un espasmo repentino de sorpresa al escuchar salir esa frase de su boca.- Desde niño fui entrenado para matar, siendo torturado días y noches para no sentir dolor alguno, cuando yo asistía a las cruzadas que se llevaban a cabo por la disputa entre territorios era como si fuese un pez en el agua, la destrucción era todo lo que conocía, parecía que todo rastro de empatía había abandonado por completo mi cuerpo y podía acabar con mil hombres en una sola noche, era despiadado y, porqué no admitirlo, también sádico.- Guardó silencio y me miró a los ojos.- Hace varios siglos fui conocido como Vlad Thepes "el empalador".- Su nombre original era bonito y su apodo era creativo, pero por más que estaba intentando hacer memoria no reconocía su origen.

- No me suena conocido.- Dije de manera bonachona, sonriendo.

- No soy muy conocido por ese nombre en la actualidad, puede que las personas de Transilvania si me conozcan o por lo menos me recuerden por Vlad Thepes, pero el resto del mundo no.- Acarició mi cabello.- Pero puedo decir que soy una especie de celebridad.- Al terminar de decir eso, una mueca extraña, que presentaba algo de disgusto, se asentó en su rostro.

- ¡Ey!, no pongas esa cara, ya no eres esa persona, no me interesa lo que fuiste en el pasado, me importa lo que eres en el presente.- Pasé mis brazos por su cuello y entrelacé mis manos.- ¿Comprendes?, ahora somos como uña y mugre, a menos que tu decidas que ya no quieres estar conmigo y si es así, yo respetaré tu decisión.-

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora