25. DULCE VENGANZA

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VELKAN

¡Dos días!, ¡Dos maldito días sin saber de Carmen!, ayer su familia marcó desde su celular para ver si se encontraba conmigo. Y al saber que su paradero era un maldito misterio, salí a buscarla por toda la ciudad y no encontré nada, ni una señal de su presencia. Estaba demasiado desesperado y no sabía que hacer, solo había estado así en dos ocasiones en toda mi existencia. Me había mantenido en constante contacto con su hermano y tampoco había tenido noticias de ella.

Lo único que podía hacer era esperar a que nada malo le hubiera ocurrido. Me senté en mi reclinable para ver la ciudad y tener un poco de paz.

- ¿Ya apareció la mocosa esa?.- Lilith bajaba por la escaleras con un vestido muy corto y entallado, que resaltaba sus curvas.

- No.- Al parecer la paz que quería conseguir se deshizo en un instante.

- ¿Y qué haces ahí sentado?, ¿Acaso ya no te importa?.- La miré con enojo y desprecio.- Quizá debes considerar quedarte conmigo.- Sonrió de una manera coqueta mostrando sus colmillos, acompañado con un movimiento rítmico de cadera.

- ¡Basta con tus estúpidos juegos¡, ¡¿Ni siquiera en una situación tan delicada puedes actuar con madurez?!.- Su sonrisa se borró automáticamente.

- ¡Maldita sea!, ¡Le quitas lo divertido a la vida!.- Puso los ojos en blanco y una mueca de desagrado se reflejó en su cara. Abrió la puerta principal del apartamento y salió sin decir palabra alguna.

En esos momentos no me importaba a donde iba, si ella regresaba o no, lo único que quería saber era si Carmen se encontraba a salvo, o peor aún, si algo malo le había pasado. La ciudad tenía la mala fama de ser muy insegura y más hacia el género femenino. Di un sorbo a mi copa de sangre y suspiré intentando calmarme.

Se me ocurrió llamarle al celular a Minerva o a Edith para preguntar si Carmen se encontraba con alguna de ellas, pero mi acción fue interrumpida por la voz de Samael.- No se encuentra con ninguna de ellas.- Estaba sentado en uno de los bancos del minibar, no logré ver en qué momento había bajado de su habitación al estar tan inmerso en mis pensamientos.- Ella no está con nadie que tu conozcas.- Se tomó de un sorbo el tequila que se hallaba en su vaso.

- ¿Cómo es que lo sabes?.- Seguía mirándolo con una cara de seriedad.

- Solo lo sé y ya.- Agarró la botella y se sirvió otro trago.- Soy el rey del infierno, tengo la responsabilidad de saber que pasa con cada una de las creaciones de mi padre.- Me miró con una cara inexpresiva.- Y además le pedí a los administradores de almas que me dieran informe en todo momento de Carmen, más en específico, de cuando tuviera algún problema grave.- Su rostro se torno triste.- Ella estuvo al borde de la muerte.

- ¡¿Qué?!.- Sentía que mi pecho se oprimía en mi interior.- ¡¿Pero ella está bien?!, ¡Con un demonio Samael!, ¡¿Por que no me lo dijiste antes?!.- El pánico se apoderaba de mi.

- Te lo dije en cuanto me dieron el informe.- Le dio otro trago a la bebida.- Me acabo de enterar hace unos momentos.-

- ¡¿Está en el hospital?!, dame la dirección.- Me levanté de mi asiento y tomé mi saco.

- No lo sé.- Se tranquilizó y se sentó nuevamente en el banco.

- ¡¿Cómo qué no lo sabes?!, me acabas de decir que te informaron.- Gritaba cada vez más alto.

- Calmate Velkan. Si te lo digo, puedo alterar el rumbo del futuro y eso tendría consecuencias fatales para mí.-

- ¡Me importa una mierda si el universo explota!.- Me acerqué muy rápido hacia él.- ¡Solo dime en qué hospital se encuentra!.- Apreté el cuello de su camisa, perdía los estribos.

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora