43. ¡DIME MÁS!

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Solo un instante me bastó para escuchar un susurro en mis oídos que me decía que disfrutara la vida después de siglos de soledad.

VELKAN

Cuando bajé a la sala, Samael y Lilith ya estaban reunidos esperando mi llegada. Si intuía de manera correcta, Samael ya estaba al tanto de lo ocurrido en la madrugada, pero al contrario de la reacción que esperaba, llena de reproches y algunos enojos, había una tranquilidad agradable en el ambiente.

- ¿Y las chicas?.- Preguntó el ángel con su ronca voz.

- Están en la habitación de Carmen, supongo que no bajarán en un buen rato porque en cuanto Carmen vió que las heridas y malestares que tenía se desvanecieron, lo primero que hizo fue ir a avisarles a Minerva y Edith.- Me senté a un lado de los dos individuos.

- ¿Cómo se lo tomó?.- Le dio un sorbo a una taza de café que se encontraba en la barra de la cocina.

- Se alegró muchísimo y no preguntó nada, pero si fuera ella me cuestionaría cómo es que mis heridas desaparecieron en cinco días, su tranquilidad me inquieta.- Saqué aire por la nariz enseñando mi evidente frustración.

- ¿Y cómo crees que lo tomen las chicas?.- Dejó la taza en el lugar en donde estaba inicialmente.

- Probablemente Minerva se alegré porque ya sabe lo que soy y probablemente crea que estoy involucrado en ese asunto, pero en el caso de Edith no tengo ni la menor idea de como se lo tome.- Recargué por un minuto mi espalda en la barra.- Esto se está tornando demasiado complicado, al paso en el que pinta ir la situación, no le podré ocultar por mucho tiempo la verdad a Carmen.- Cerré por un momento los ojos para encontrar un poco de calma.

- Sé que entenderá, después de todo lo que han pasado juntos, dudó mucho que por tu naturaleza te rechace. Además es una chica diferente.- Movió sus manos para hacer ademanes muy exagerados.- En serio, ¡Muy, pero muy, diferente!.- Miró a Lilith que no estaba prestando atención a la conversación, estaba mirando por la gran ventana de la sala que daba a la ciudad.- Ella perdonó a Lilith después de que la trató horriblemente mal.- El comentario de Samael, hizo que la mujer volteara a verlo con un poco de enfurruño en su expresión.

- No estoy muy seguro de que eso pase, ¿Y si me rechaza?, ¿Y si le interesa saber algo de mi oscuro pasado?- Abrí los ojos, encontrándome con la blancura del techo.

- Pues debes de quitarte esas ideas de la cabeza.- Bebió el último trago del líquido de la taza.- ¿Recuerdas el día de mi llegada?.- Sonrió de una manera algo maquiavélica.

- Si.- Respondí un poco desganado.

- ¿Recuerdas que te dije que revisé los archivos de almas de los antepasados de Carmen para tener seguridad de quedarme aquí en tu casa?.- Su positividad me perturbaba.

- Por supuesto.- Dije con un poco de molestia por lo último, más que una "seguridad" como lo llamaba él, parecía un chantaje.- También comentaste algo sobre brindarme mas información al respecto, pero ahora que lo reflexiono, probablemente lo hayas dicho para quedarte.- Comenzaba a creer que era una mentira, naturalmente podría acertar en esa hipótesis porque el mundo entero lo conocía por ser un timador profesional, pero una parte de mi quería creer lo contrario.

- Me alegro que lo recuerdes. Y sí te lo preguntabas, en efecto, en un inicio lo dije como un pretexto para tener garantía de que no me echaras.- Se levantó de su asiento para dejar la taza de café en el lavaplatos y volvió a tomar su lugar. Ahora era el momento en que decía que era una mentira, tenía la certeza de que así sería.- Pero realmente tengo más información sobre esa chiquilla a la que tanto adoras.- Al ver mi cara de sorpresa se rió.- ¿Quieres saberla mi querido Conde?.- Se burló de mí.

FUERA DE LUGAR (EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora