Ex mero motu

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Desde que Shiro había botado al equipo omega, apenas tenían tiempo de algo. Iverson era un dirigente muy estricto, siempre estaba al tanto de la mínima queja y se encargaba de que los cadetes lo supieran.

Si Pidge se quedaba dormida en clase, esa misma tarde tenía que correr por la pista. Si algun maestro se quejaba de que Lance no dejaba de tararear, tenía lecciones extra con su instructor. Hunk era el único que parecía librarse de los castigos de Iverson pero eso no había evitado que sus niveles de estres se elevaran.

Apenas habían tenido tiempo para practicar un poco para la carrera y, como si su suerte no fuera lo suficientemente mala, los anuncios de los exámenes llegaron. ¡Serían la misma semana que la carrera!

— ¿Quién fue el imbécil que planeó esto? — Se quejaba Lance durante el almuerzo, los pocos momentos que tenían para descansar.

— Lenguaje, Lance — le reprendía Hink, aunque bastante desganado.

— Imagino que muchos se retractaran de participar por ello — agregaba Pidge mientras comparaba la fecha de la carrera con su calendario de exámenes —. Será el mismo día que el exámen en el simulador. Todos estarán bastante agotados, o al menos la mayoría.

Estas últimas palabras salieron con un toque de desprecio, no se había atrevido a decirle a nadie, pero desde que Shiro había renunciado a su equipo, Pidge no había podido evitar guardar algo de rencor hacia el equipo alpha. Incluso había dejado de charlar con Keith, aunque en esto también tenía que ver también el ahora bastante apretado horario que tenía.

Poco sabía ella que Keith también estaba receloso de aquel hecho, solo que no con ella sino con Shiro. No le costó mucho unir los puntos y saber que la confesión que le había hecho aquel día tenía que ver con el hecho de que ahora el equipo omega estuviera bajo la tutela de Iverson, pero aún no entendía la razón por la que Shiro quería separarlo de Pidge después de admitir lo que sentía por ella.

Como si no fuera suficiente, ni siquiera había podido tener otra conversación con él. Siempre decía estar ocupado y desaparecía después de cada clase.

— Se está comportando como un cretino — se quejaba con Ryu, quién era el único con quién tenía la confianza de desahogarse, pero este siempre actuaba con su usual indiferencia.

— Hablaras con él cuando quiera hablar contigo. Quejarte no soluciona nada en lo absoluto.

Y así, con todo y los disgustos que tenían que pasar, los chicos llegaron a la, tan poca esperada, semana de examenes. Pidge siempre podía ver a Keith estudiando en el mismo cubículo donde habían estudiado juntos al principio del curso, pero en lugar de ir con él prefería alejarse al extremo más alejado, a veces acompañada por sus compañeros. Iverson les había advertido que reprobarían si no mejoraban su trabajo en equipo, aunque con toda aquella presión encima, cada vez eran más frecuentes las discusiones. El último día antes de la prueba con los simuladores, Lance y Pidge habían tenido una discusión tan acalorada que la bibliotecaria los había echado, casi a patadas, del lugar.

Después de una intranquila noche de sueño llegó el día de los exámenes en el simulador.

Los cadetes debían ir vestidos con incomodos trajes que simulaban trajes de vuelo reales y pesados cascos que la mayoría se negaba a usar hasta que se veían obligados a hacerlo, por lo que siempre los traían bajo el brazo. Al ser su primer entrenamiento de este tipo, los equipos entraban por orden con su respectivo tutor y tenían que simular una misión asignada de las más de 18 trillones de misiones programadas, era una maravilla tecnológica, pero aún así Pidge insistió a sus compañeros en quedarse repasando las estrategias de los diferentes tipos de misiones antes de ir al simulador.

Garrison ProudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora