Garrison Proud

Un nuevo inicio

Durante los primeros días bajo la tutoría de Adam, Pidge se sentía bastante nerviosa, le era difícil confiar en una persona escogida por Ryu, quien apenas la conocía, para entrenarla; pero conforme pasaron los días se dio cuenta de lo equivocada que estaba. Adam y ella tenían más cosas en común de lo que parecía a simple vista, sabía que no era el maestro favorito y luego de un par de días se dio cuenta el porqué.

Los primeros días evaluaron solo la teoría del vuelo, solo la teoría, ni siquiera vieron una nave más que en imágenes, lo que a cualquier estudiante debería resultar aburrido a morir, pero para Pidge era justo lo que necesitaba. Llenarse la cabeza de teoría, que a muchos podría resultar inútil, para ella le causaba la tranquilidad y la confianza que necesitaba. Después de un par de días, Pidge se había recuperado su confianza y buen humor, regresando a ser tan participativa en clase como lo era antes de todo lo que había pasado.

No había visto a Keith, sin importar lo temprano que se despertara, o lo tarde que se acostara, nunca podía escucharlo salir o volver a su nuevo dormitorio, pensó que quizá estaría durmiendo en su antiguo cuarto pero les habían quitado las llaves de estos al día siguiente; conocía a Keith, sabía que eso no lo detendría, pero reducía bastante las probabilidades.

Con el paso de una semana, ya casi había olvidado la confesión. Estaba segura que Keith se había arrepentido de aquello y por eso la estaba evitando, así se concentró en volver a su status quo, los estudios. Cada mañana iba a clase y por las tardes iba con Adam hasta la noche. Para su última clase de la semana, Pidge ya había recuperado por completo su forma de ser. Para su mala fortuna, su última clase era con el Comandante Iverson.

Como siempre, la clase fue más larga de lo que era en realidad, Iverson se tomó 1 hora extra para recordarles lo poco que las otras personas esperaban de ellos por ser el equipo Omega, como todos sus logros habían sido solo cuestión de suerte y como Shiro les había consentido igual que al equipo alpha sin merecerlo y cosas más, pero los chicos habían dejado de escucharlos pasados los 5 minutos, pero cuando dejo que se fueran ya era tarde.

─ Siempre tiene que extenderse hablando de tonterías ─ se quejaba Pidge mientras guarda sus cosas apresurada.

─ ¿Qué se supone que gana con todo ese sermón? ─ Lance bostezaba mientras ayudaba a su amiga, a diferencia de ella, no tenía tanta prisa.

─ Imagino que es su forma de motivarnos ─ concluía Hunk aunque ni él estaba muy convencido de ello.

─ Pues no funciona ─ sentenció la chica cerrando su mochila y colgándosela al hombro mientras se apresuraba a la puerta despidiéndose ─. Nos vemos en la cena, chicos.

La joven apenas y tenía en la mente la disculpa que le daría a Adam cuando golpeó algo apenas abrió la puerta y cayó al suelo sobre su mochila.

─ ¡Pidge!

─ ¿Estás bien?

Escuchó a sus compañeros gritar su nombre y otra voz familiar, pero por el peso de la mochila y el gran número de cosas que llevaba, solo podía ver el techo; hasta que alguien tomó su mano y la ayudo a levantarse y por fin vio al dueño de aquella voz conocida, era Shiro.

Pidge sintió un escalofrío eléctrico recorrer su cuerpo, no podía recordar la última vez que estuvo tan cerca de él y por un momento tuvo el impulso de abrazarlo, pero en lugar de eso se alejó de él. No tenía tiempo que perder.

─ Estoy bien. Tengo que irme ─ respondió de forma atropellada y salió en un apuro dejando a Shiro con la palabra en la boca.

─ ¿Qué le sucede? ¿Está bien?

Shiro sentía una vez más esos sentimientos encontrados. Por un lado, el también sentía aquella química al tener a la joven tan cerca, la nostalgia lo había golpeado al sentir su aroma y mirar sus ojos, pero ella había escapado en un segundo antes de que él pudiera siquiera reaccionar a aquel shock principal.