Cambios

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Pidge estaba demasiado acostumbrada a ignorar los murmullos de los pasillos pero por alguna razón durante ese día le resultó más difícil que otros días. Por alguna razón, los murmuros parecían acrecentar cuando pasaba un grupo de chicas y parecían quedarse mirandola más de lo acostumbrado.

Para cuando llegó la cena, Pidge ya estaba de un pésimo humor.

— Son personas sin quehacer — intentaba tranquilizarla Hunk, después de que las chicas les contara lo ocurrido —. Todos buscan una razón para odiarnos desde que deshabilitamos sus vehiculos en la carrera.

— Uno creería que eso sería suficiente razón para odiarnos pero parece que siempre quieren más — agregó Lance comiendo como si fuera lo más normal del mundo, lo que hacía pensar a Pidge que ellos no tenían que sufrir de murmullos por donde iban.

Cuando las chicas del equipo alpha llegaron el tema quedó olvidado y no fue hasta que Keith llegó con un semblante similar al de Pidge que lo retomaron.

— Parece que Keith también esta de mal humor — observó Hunk divertido pero Keith respondió con un gruñido que lo intimidó de inmediato.

— Ha estado paranoico todo el día — les explicó Jessica con un tono de fastidio ante la actitud de su compañero —, dice q pm. 1
1mue todos estan hablando a sus espaldas. Perdió la razón.

Hunk y Lance rieron por la ironía. Y, ante la mirada confudida de las chicas, Hunk se encargó de explicarles.

— Pidge ha estado igual toda la tarde. Esta seguro que la mitad del colegio esta hablando a sus espaldas.

Los chicos rieron a pesar de las miradas asesinas que tanto Pidge como Keith les dedicaban, lo que causo que Jessica y Mylene se unieran a la risa general que solo terminó con la tos fingida de un chico de último año que se había parado junto a ellos.

Pidge lo reconoció de inmediato, Samuel Seabury era el ayudante de Shiro, lo había conocido durante su tiempo de "castigo" pero en realidad no había más que intercambiado apenas unas palabras con el chico.

— Cadete Holt. Cadete Kogane — anunció con tono de querer hacerse el importante, y de alguna forma funcionó porque en un segundo todos miraban hacia ellos cuando él les entregaba un sobre color rosa a cada uno —. Han sido notificados.

El cadete se alejo con el cuello levantado cual pavorreal, pavoneandose hasta la salida.

Keith y Pidge intercambiaron una mirada entre confusión y una risa reprimida antes de prestar atención a los sobres que habían recibido.

Muchos chicos, en especial los de grado mas arriba empezaron a murmurar de forma obvia, lo que les daba el presentimiento de que, fuera lo que fuera, aquello no era bueno.

— ¿Qué es esto? — Pidge preguntó prestando alrededor, tratando de obtener respuesta en alguna de las acaloradas conversaciones que habían empezado por todo el lugar, mas la respuesta llegó más cerca de lo que espero.

— ¿No saben lo que es? — Mylene miraba las cartas como si estas fueran a estallar en cualquier momento —. Son cartas de castigo. ¿No les dieron uno la vez que los castigaron?

Pidge negó.

— Esa vez fuimos directamente con Shiro. No nos dieron ninguna notificación.

— ¿Qué fue lo que hicieron? — Lance parecía de verdad preocupado mientras miraba el sobre en la mano de Pidge, sabía que los castigos prejudicaban el puntaje de grupos y ya tenían dos amonestaciones por desacato.

Pidge pudo ver el miedo en su mirada así que abrió el sobre y desdobló la carta, todos se acercaron lo más que pudieron pero aquella carta apenas tenía una locación, una fecha, una hora y una firma. Keith suspiró de alivio al percatarse que la firma era de Shiro pero por su parte, a Pidge era lo que más le desconcertaba.

Garrison ProudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora