Prueba física

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Pidge había tomado la decisión de decirle sus sentimientos a Shiro, pero encontrar la oportunidad parecía ser más difícil que tomar la decisión en sí. Durante tres días Shiro había logrado evadirla por completo, había conseguido convencer a Lance de permitirle ir por la llave del taller, más cuando fue por ella se encontró a un apenas sobrio Roy Focker que le entregó la llave y se negó a decirle donde estaba su maestro.

Los días que le siguieron no fueron muy diferentes, la oficina del joven parecía estar siempre cerrada, las clases que impartía parecían terminar justo antes que la chica apareciera y eso empezaba a colmarle su corta paciencia y por si no hubiera tenido suficiente mala suerte habían recibido una notificación que había logrado palideces y deprimir a todos los alumnos de primer año.

— Por medio de este conducto, me permito informarles a todos los alumnos que cursan el primer semestre se solicita su presencia en la explanada deportiva a las 0700 horas del día XX con motivo de una evaluación física a cargo del Capitán y Comandante Mitch Iverson. La asistencia es obligatoria.

Hunk terminó la lectura de aquel anuncio que los jóvenes habían encontrado en las puertas de sus dormitorios con un suspiro, y no parecía el único; la cafetería, un lugar que usualmente era alegre y lleno de pláticas permanecía en un silencio melancólico.

— ¡Es un asco!

El equipo alpha había llegado de sorpresa y la exclamación de Jessica había sobresaltado al equipo omega mientras miraban al equipo alpha sentarse junto a ellos, aunque Jessica tuvó que obligar a Keith a sentarse junto a Pidge.

— ¿A qué se referirán con evaluación física? — Preguntó Mylene siguiendo la conversación mientras empezaba a comer.

— Debe ser como en la escuela — comentó Hunk tratando de romper el hielo —. Nos medirán, nos harán correr y esas cosas.

— ¡Es un asco repito, un asco!

Los chicos continuaron la plática, con ciertas interrupciones para que Jessica pudiera maldecir lo más alto que podía, pero había dos chicos que no lucían interesados en formar parte de la conversación.

Pidge apenas había tocado su comida, movía una albóndiga de un lado al otro del plato con su tenedor mientras su mente divagaba muy lejos de la mesa.

— ¿Está todo bien?

La voz de Keith fue como un gancho que la regreso al momento y cuando lo miró por un momento pareció que hasta ese momento no se había dado cuenta de la presencia del chico, más rápidamente desvío la mirada.

— No es nada — respondió cortante, aunque de hecho si había algo que quería preguntarle al chico y añadió casi de inmediato —. ¿Has visto a Shiro?

— No, creo que está ocupado. Supe que tendrá que servir de guía a los nuevos embajadores de la alianza, así que debe estar muy ocupado con los preparativos.

— Ya veo...

Pidge tomo un panecillo y se lo llevó a la boca tratando de disimular su decepción, era muy probable que no pudiera ver a su tutor hasta el día de la ceremonia, incluso después de que hubieran acabado las actividades. Había tomado la decisión de decirle sus sentimientos, pero no estaba segura de poder mantener ese valor durante dos semanas más.

— ¿Sabes? Si quieres hablar... — agregó Keith, pero el resto de las palabras parecieron enredarse en su lengua pues no dijo nada más y a su vez el rostro del chico adquiría un tono carmesí, provocando una sonrisa en su amiga.

— Entiendo. Gracias.

Los chicos observaron a sus compañeros discutir hasta muy avanzada la noche donde decidieron ir a dormir, les esperaba un día con altas probabilidades de catástrofe, así que al día siguiente los ánimos de Pidge aun cuando Keith los había levantado un poco, se encontraban muy enterrados bajo el suelo.

Garrison ProudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora