Lunes 27 de mayo del 2019

11 0 0
                                    

Me llamo Natasha. Tengo 21 años, Recién cumplidos. Ahorremonos todo el meollo que viene después.

Hoy desperté sin recordar lo que soñé. Intentar buscar en mi cabeza hace que me duela mucho, así que deje de lado mi mundo mágico, y me enfoque en lo que debía hacer para empezar a funcionar. Busqué mi desayuno, malhumorada al ver que nuevamente eran las 8 de la mañana y que gran parte de mi día se había malgastado. No bien terminé de comer, los objetos mal puestos empezaron a irritar mi ánimo, así que uno por uno empecé a calmar el desastre a mi alrededor. Ahí noté que estaba sola, de nuevo. No sé por qué siento que la herida se reabre cada vez que lo noto, pero ya el tiempo se hará cargo.

No bien termino de esto, me debo enfocar en la siguiente tarea mas importante: cocinar. No es que sea una chef, pero me defiendo. Al pedir ayuda divina, las ideas empezaron a llenar mi mente, y hora y media después la comida estaba lista.

Me aliste para el trabajo, y me serví mi comida, con la desesperacion de que se me haría tarde y que no llegaría a tiempo. Pero lo logre, y sali casi corriendo de casa.

Al llegar al trabajo mi ánimo se sumó al de todos los presentes. Hoy es lunes, hay reunión, eso quiere decir que 1-saldremos tarde y que 2-Natasha necesita pensar 3 cosas al mismo tiempo y que actúe como si tuviese 5 manos, aparte de las llamadas que debe hacer.

Aunque todo parezca tan depresivo e irritable, hay ciertas cosas que hicieron mi dia algo bueno. ¡Mi hijita me llamó! Escuchar su voz me calmó, y oir sus experiencias me hicieron sentir orgullosa de haber sido su entrenadora. No bien terminé de hablar con ella, uno de mis jefes, conpadeciendose de nuestros hambrientos estómagos, compró algunos snacks. Ya luego empezo la reunion y Natasha fue libre.

Al llegar a casa, sentí que mi dia pudo haber sido mejor. He aprendido que un espiritu debil enferma un cuerpo sano, asi que mi cabeza empezo a martillar, y la presion en mis ojos era insoportable. No bien termine de cenar, una ayuda llego al rescate.

Fui a casa de mi hermana. Le ayude a hacer la cena y vimos doramas juntas, la rutina que nos une. Aun con esta distracción, mi mente iba a mil por horas, y la opresión en mi pecho fue cada vez mas fuerte, hasta el punto que me costaba respirar. Para no alarmarla caminé alrededor de la casa, aun sin hallar alivio.

Ya siendo horas de las 11 pm me regresé. Mi teléfono me recordó que era hora de estudiar las escrituras, y como tenia dos dias sin leer, pues me enfrente a la ola de capitulos que me tocaban. Las palabras de Lehi aun resuenan en mi mente:

¡Oh que despertaseis; que despertaseis de ese profundo sueño, sí, del sueño del infierno, y os sacudieseis de las espantosas cadenas que os tienen atados, cadenas que sujetan a los hijos de los hombres a tal grado que son llevados cautivos al eterno abismo de miseria y angustia! ¡Despertad y levantaos del polvo!

levantaos del polvo, hijos míos, y sed hombres, y estad resueltos en una sola voluntad y con un solo corazón, unidos en todas las cosas, para que no descendáis al cautiverio;

Despertad, hijos míos; ceñíos con la armadura de la rectitud. Sacudíos de las cadenas con las cuales estáis sujetos, y salid de la obscuridad, y levantaos del polvo.

Natasha hoy siente un poco mas de esperanzas. Natasha mañana se levantará con un objetivo en mente, recuperará aquello que había perdido.

Ya es muy tarde para seguir escribiendo. Asi que, dulces sueños.

Las historias que nunca se cuentan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora