Nunca digas jamás.
Despierto con las piernas entumecidas. Algo pesado me impide moverlas y eso en lugar de asustarme, me alivia.
Manos temblorosas acarician mi abdomen con ternura y bajan hasta donde el elástico de mis pantalones comienzan. Lo dejo descubrir la piel debajo de aquella prenda levantando levemente la cintura.
La ropa roza mis muslos al igual que sus dedos hábiles y eso comienza a generar un escalofrío que rápidamente pone mi piel de gallina y convierte mis pezones en rocas. Jamás me había excitado tan rápido. Sé que se debe a la abstinencia y la necesidad de su amor. Amor... Qué según él, todavía siente y lo demuestra elegiéndome esta noche. Poniendo a su novia en primer lugar en sus prioridades. Demostrando que sigue siendo aquel chico amable que muere por hacerme feliz. Por cuidarme!No recuerdo cuando fue la última vez que pudimos estar así. Quizá cinco, seis meses? Pero por la manera que besaba mis muslos, parecía que años...
Sentía sus dientes unirse al juego perverso de sus labios que hábilmente buscaba llegar a mi intimidad y los gemidos roncos no se hicieron esperar.
Todo empeoró cuando su lengua se unió para darle un brusco masaje al clítoris, lo hacía sin piedad, sin medir fuerza y a pesar de avergonzarme, me gustó. Me hizo volar la cabeza a lugares en donde el dolor no existía, sólo él, yo y no tuve reparos en abrazarlo con mis piernas para entregarme a él.Revoleo los ojos en la oscuridad de la habitación, no se cuanto dormí pero puedo notar que ya es muy tarde.
Él sigue en su afán de clavar su quijada en mi intimidad pero parece que nada lo conforma y comienza a ayudarse con los dedos. Presiona mi clítoris con el pulgar mientras que su lengua me atormenta con su vaivén.
Me siento extasiada, enloquecida con su movimiento e inconscientemente levanto la pelvis para que no me suelte sintiendo todo mi ser contraerse para sentir más.
Puedo apreciar cada cosa que hace. Su nariz rozar los labios de mi feminidad, sus dedos ahuecar con furia para clavarse en mis glúteos. Su boca que se abre y se cierra en mi centro devorandome con una devoción que me lleva al límite. Mis manos se convierten en puños a los lados de mi cadera y presiono las sábanas soltando un pequeño chillido parecido al dolor. No duele, pero siento que podría llorar en este momento.Mi centro estalla y palpita dejando escapar mis fluidos que él no está dispuesto a desperdiciar, sus labios se prenden a mi intimidad hinchada y succiona con fuerza haciéndome gritar de puro placer.
Ese orgasmo había sido sin dudas el más rico que había sentido en la vida, incluso mis piernas temblaban ante la ola de espasmos que me golpeaban. Pero mi cuerpo todavía sensible, estaba a la espera de más.
Mi pecho se acelera cuando oigo que comienza a quitarse la ropa con apuro. Las ansias me consumen pero no me gusta lo que continúa. Oigo cómo rasga un envoltorio y aunque no puedo verlo, sé que se trata de un condón. NUNCA antes lo habíamos usado y eso me incomodó.
Intuyo que él está conciente que estos últimos meses no he ido por mis inyecciones anticonceptivas y por eso vino preparado, pero no podía evitar sentirme extraña.Me arrastro en la cama hasta que mis manos llegan a la mesa de noche, pero golpeo el mueble y él me detiene. De un tirón me vuelve a recostar en la cama y es en ese momento que siento su aroma. Jimin no usa ningún tipo de colonia y mi miedo se hace presente cuando se sube a horcajadas y noto lo largo de sus piernas. Jimin... No es tan alto.
—quien eres?— pregunto conteniendo la respiración.
Una carcajada vibra en su garganta de manera benévola, no parece querer forzarme a nada, más bien se siente cómo si esperara mi aprobación. "Aprobación" que jamás daré. De igual manera, presiento que no aceptará un NO cómo respuesta.
Las luces del jardín se encienden dándome aviso que Bomsi ha vuelto y ahora aprovechando la claridad que se cuela por la ventana, puedo ver de quién se trata.Es Jooheon y la vergüenza que siento es inmediata. No puedo creer que ese tipo antipático me haya hecho estremecer de esa manera. Lo empujo para encender la lámpara y comienzo a buscar mi ropa con la mirada. Él hace lo mismo, por lo visto no es idiota y sabe que ya no estamos solos. Nos vestimos apresurados.
—Nana?— la voz de Bomsi me pone nerviosa y entre susurros obligo al chico a que se esconda dentro de mi armario. Justo, cómo lo hacía jimin para no ser visto por mi abuela.
No respondo, quedo sentada en la cama intentando calmar mi corazón que parece querer salirse de mi pecho. —estás despierta?
—pasa— digo a duras penas y la puerta se abre un poco.
La veo pasar sus manos por el rostro antes de entrar. Estaba llorando... Eso me hace pensar lo peor y la imito tapándome la boca para ahogar un grito. Temo lo inevitable. Bomsi no dejaría sola a mi abuela en un momento así y si volvió sólo podría significar una cosa.
Murió...
***
Hablamos más de una hora. No pude confesarle todos los desvaríos de mi abuela, en realidad. No pude decir nada. Sólo ella hablaba y yo la oía dejando que sus manos me regalaran caricias en la espalda.
—trata de dormir un poco, bebé. Nos entregarán su cuerpo para velarla en unas horas— habla entre sollozos. asentí y la dejé marcharse. A pesar de todo, ella también lleva mucho sin dormir y se nota lo cansada que está.Busqué mi celular y le escribí varios mensajes a Jimin. Ni siquiera se dignaba a leerlos. Quería llorar, gritar, insultar! Pero nada salía de mi pecho. Se sentía cómo si mi corazón se hubiese cerrado con fuerza. —Nana— aquella voz ronca y arrastrada, me recordó que no estaba sola. Jooheon seguía sentado dentro del armario, nada más que ahora lo hacía con la puerta abierta y las piernas colgando. —lo siento, creo que elegí un mal momento. En verdad lo siento.
Vaya vaya ... El cara de culo tenía sentimientos?
Fué en ese momento que todo se removió dentro de mi. Creo que nunca en la vida había necesitado tanto a Jimin. El dolor era tan grande que no cabía en mi pecho y me permití llorar por todo.
A pesar que mi abuela había sido una carcelera para mí, me sentía perdida sabiendo que nunca más volvería a verla y jimin... Bueno, por más que quisiera, las cosas jamás volverían a ser iguales con él. Lo había engañado y él a mí. Habíamos roto el pacto que teníamos de estar toda la vida unidos... de ser uno y me sentí sucia... no sólo por engañarlo, me sentía sucia por haberlo disfrutado de esa manera. —no llores, no sé cómo consolar a alguien en este estado.Lo miro por el rabillo del ojo, él estaba a mi lado con la duda impresa en su mirada. Se veía asustado y hasta me atrevería a decir que arrepentido. —para ustedes, todo es un juego. No piensan en que, quizá... Las demás personas sufren. Qué en lugar de sexo necesitan un abrazo que las consuele.
—perdón— dijo y se animó a posar su palma en mi espalda. Su mano bajaba y subía en un acto que simulaba desinteresado, pero algo dentro de mí, sabía que sus intenciones iban más allá. Él quería aprovecharse de mi momento vulnerable, de mi necesidad de cariño que en ese instante era lo único que anhelaba.
Y no! No estaba dispuesta a rebajarme de esa manera. Pero eso hizo que mi burbuja se rompiera. Mi abuela tenía razón... El hombre sólo sigue a sus impulsos y haría lo que fuera por cumplir sus fantasías. Yo... Cómo mujer; tenía el poder para doblegarlo y quitarle lo que quisiera a cambio de un toque con mis manos.
Esa noche, cegada por el despecho, el dolor y todos esos sentimientos negativos que experimentaba por primera vez. Abrí los ojos a un mundo que antes me aterraba.
No... No le di el placer de colarse entre mis piernas (otra vez), pero logré que de sus labios salieran todas las mentiras, secretos que jimin me ocultaba y conseguí que me ayudara a planear algo que tenía en mente ni bien Bomsi había dejado la habitación.Dolida, asqueada y harta de ser la chica estúpida que siempre espera. Huí...
No llevaría nada más que los ahorros de mi abuela y los míos. Me encargaría de dejarle todos los recuerdos a Jimin, para que lo atormenten a él y no a mí...
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Siempre Fuiste Tú [TERMINADA]
FanfictionEs ley de la vida. Que nadie elige de quién enamorarse. Cómo también, es ley que no hay edad para hacerlo. Lo seguro, es que, donde hubo fuego, cenizas quedan. Lo realmente verdadero perdura y aunque creemos superarlo, sólo basta con una mirada para...