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Siempre tenemos la estúpida idea de que todo lo malo le sucede a personas que no conocemos. Personas desgraciadas que nacen con mala suerte. Creemos que estamos protegidos y que jamás, seremos protagonistas de un acto digno de película de terror. Qué gran error...

—me tienes miedo?— pregunta mientras toca mis muslos de manera descarada. niego, por qué lo último que quiero es ponerlo más nervioso. —eres... Tan parecida a ella...— dice con agonía, con la voz tan rasposa que podría asegurar que le duele.  —Luces igual a la última vez que la ví. Eso me enferma! Lo sabías? Me desespera que, incluso el nombrarte me suene a su nombre.

—por qué... Por qué haces esto?

—todavía no hice nada— suelta con burla. —al menos, nada que supieras— fanfarronea

—tú... me estuviste acosando todo este tiempo, espiandome, inventando cosas sobre mí para que la gente se aleje de mi lado, dejando esas malditas flores! Tú... mandaste a matar a wonho— me obliga a callar. El tubo frío y metálico roza lentamente mi mejilla y con el, corre los cabellos que cubren mi rostro hacia atrás.

—eres muy inteligente, Nana. Pero nunca quise matar a nadie, esos chicos sólo iban a darle un escarmiento al idiota de tu amigo. Lo normal! Pero él... Era tan obstinado! Él se negaba a alejarse!— me sobresalto cuando el arma golpea contra la madera de la mesa. Luego, respiro con ganas para volver a recuperar la compostura.

—hay algo que no sé— confieso para llamar su atención. Él se muerde los labios en un acto desesperado, cómo si mis palabras lo molestaran, al mismo tiempo, ansioso. —porqué esperaste hasta ahora?

—de verdad, quieres saber?— la mano que tenía en mi muslo, sube a medida que su rostro se acerca al mío. Mi instinto de supervivencia se enciende y comienzo a pensar en las múltiples de probabilidades que tengo para salir ilesa de esto. Podría distraerlo y quitarle el arma, podría golpearlo y correr o sólo podría esperar a que recupere la cordura —estoy enfermo, Nana. Yong me mantuvo en una tortura constante. Confundido, atormentado!— gruñe inhalando el aroma de mi cuello y olvido lo que estaba pensando. Su aliento con olor a tabaco me invade y la calidez de su lengua asquerosa recorre detrás de mí oído.

Quiero vomitar, gritar y llorar a todo pulmón. Pero logro manteneme a raya. Este hombre está loco y tengo que actuar tranquila para que no cometa una locura. —qué te hizo?— el silencio es abrumador, se podría escuchar el sonido de un alfiler caer en la habitación de al lado. Pero es Soomin quién rompe la tranquilidad y comienza a soltar gritos ahogados bajo su mordaza. Me hace una seña que no comprendo y mis dudas son aclaradas cuando veo a Shownu de pie en la puerta del comedor. Sus ojos están tan abiertos que pareciera que tiene miedo de parpadear. Lo imito al igual que la otra chica que olvidó que estaba haciendo un berrinche.

—bienvenido, Hyun woo. Pasa, te estábamos esperando— dice con total normalidad. Shownu se acerca y queda parado frente a nosotros, la mesa nos separa y eso parece molestarle. En ningún momento deja de mirarme, cómo buscando alguna herida o mirada que le indique alerta.

—qué está pasando?— pregunta cuando sus propias dudas son respondidas ante sus ojos. Yo, estoy bien. —qué mierda hacen ustedes aquí?

Entonces la ve, se da cuenta que Soomin ha sido sodomisada y sin decir nada, se acerca para liberarla. Daniel no lo detiene, pero cuando logra desatarla, se levanta de su asiento y apunta al chico en la cabeza. —siéntate— manda martillando el arma. Ese sonido... Es espeluznante. Me aterra. —me dijiste que ustedes no tenían nada, que sólo te interesaba la ventaja que podrías sacar de Yong. Pero... Ahora descubro que eso es mentira, que ella no es la amante de él y para colmo! La embarazaste!— le reclama sin dejar de apuntarle.

Siempre Fuiste Tú [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora