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Mirarlo dormir se había convertido en algo asombroso. Me transmitía... Paz? Ni siquiera yo puedo explicar lo que este loco masoquista me provoca. Lo cierto, es que me gustaría tenerlo así un poco más... Sólo un poco más.

Es mucho pedir?

Había luchado estos días en contra de mis propios sentimientos. Aunque una parte de mí quería volver a sentir eso de años atrás.
Sentir que el tiempo no pasa, que sólo unos días se transforman en meses de vivencias y recuerdos que podrían perdurar por siempre. Porque si... Sólo fueron algunas semanas junto a él. Pero lo siento cómo si hubiera pasado una vida.

"Estás lista?"

El mensaje de Yong me eriza la piel. Un simple mensaje que carga con tantos significados y una estúpida pregunta que ni yo podría contestar. Lista? Quizá...

"Por favor"

Es lo único que contesto antes de juntar el valor necesario para hacer lo que tanto quería desde un principio, pero ahora me aterra.

Alejarlo.

Media hora después, el timbre de mi departamento suena y Jimin se remueve entre mis brazos cómo si fuera un gatito.
Todavía tengo mis manos en su cabeza y acaricio con las yemas de los dedos detrás de su orejas. Él, ignorante de la situación, me sonríe complacido y hundiendo su rostro en mi vientre, pregunta. —qué hora es?

Me encojo de hombros en respuesta, lo cierto es que si borro la sonrisa que estoy forzando, no sé si podré volver a recuperarla. El timbre vuelve a sonar y el nudo de mi garganta se agranda. Tengo que cerrar los ojos y presionar mis dientes para soportar el terrible dolor de cabeza que parece taladrar cada vez con mayor fuerza. —yo voy— dice pegando un salto de la cama. 

—espera!— su mirada cargada de dulzura termina por aniquilarme. Cómo puedo, le hago señas para que se acerque.

El timbre da su tercer llamado. Jimin mira la puerta de la habitación, cómo esperando que alguien entre. Pero termina ignorando el sonido insistente y vuelve a la cama junto a mí. —no quieres que atienda?— niego e instintivamente lo abrazo. Corresponde al acto besando mi mejilla y el ardor que siento detrás de los ojos es insoportable.

Tengo que terminar con esto. Ya!

—bésame, jimin— suplico a duras penas. Él toma mis manos temblorosas  y apoya sus labios sobre los nudillos. Verlo me embelesa, me hace sentir aún más miserable de lo que soy. Se acerca a mis labios y tomándome de la nuca me pega a los suyos. Me besa con cuidado, intentado no demostrar el deseo que sé que se guarda al igual que yo. —atiende— ordeno en contra de mi voluntad soltando un suspiro.

El sentimiento de soledad, fue mi fiel compañera todos estos años. Pero ahora, lo siento más que nunca. Porque ahora sé, que es real.

El bullicio se hace presente en la sala.
Desganada, acomodo mi cabello en una coleta alta y salgo. Tengo que golpearme para mantenerme firme. Recordar, porqué hago esto y no dejarme doblegar por ninguno de los presentes.

Soomin está cruzada de brazos. Tal y cómo lo imaginaba. Luce enojada, asqueada y no la culpo. No quería hacer esto. No quería alejar a Jimin a base de mentiras, pero sé que ahora, es la única manera de conseguirlo. Él lo confirmó, cuando le pedí que se fuera a Busan. Que se alejara y me esperara en nuestra casa. En aquel lugar que me mantenía prisionera y ahora sé que también, me mantenía a salvo. Jimin se negó rotundamente y aunque una parte de mí se alegró por su perseverancia, la otra, esa parte que ignoraba, la que gritaba que amaba a ese hombre y que había mantenido oculta, comenzaba a derrumbarse.

Cómo puedo, me enfoco en el desagrado que me provoca la presencia del piojito reventado, para no dejar que toda la situación me supere. Ella clava su mirada llena de irritación en mi dirección y sólo quedó ahí, paciente... Esperando por que todo se dé la más rápido posible. —entonces... Es verdad— no es pregunta, es una afirmación pero aún así, mira al rubio esperando una respuesta. —ustedes no son hermanos y su relación es...— hace círculos con los dedos, demostrando el asco que le produce. Me alegra que así sea. Sé que Yong le ha contado sobre mi verdadera relación con jimin, a demás de unas cuantas mentiras encima. —sabes que ella sólo te utilizó para conseguir lo que quería? Para lastimarme? — el rubio suspira con fastidio y sus ojos giran con lentitud. Termina asintiendo ante la pregunta y eso provoca una risotada llena de indignación en la chica. —aún así, te la sigues cogiendo?— chasquea la lengua sin perder el hilo de gracia, pero poco a poco se siente cómo sus hombros se relajan y su mueca cambia a una de tristeza al comprender la realidad. —cómo puedes caer tan bajo?

Siempre Fuiste Tú [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora