56

671 90 3
                                    

Narra Nana

Resignación; esa palabra no existe...
Uno aprende a vivir con lo que le tocó. No olvida, no deja de doler. Los recuerdos siguen ahí, latentes. Esperando amenazantes para volver a salir. Para hacer crecer esa cicatriz evidente, cómo una quemadura vieja, que ya no arde. Pero ahí está...

Queda en nosotros, convertir toda la angustia, los errores y recuerdos dolorosos, en algo positivo.

En aprendizaje.

Después de la muerte de Shownu,  supe que jamás volvería a ser la misma. Con los días esa carga fue aliviada al comprender que ahogarme en lágrimas, no me devolvería al fortachón. Nada lo haría... pero todavía sentía el vacío dentro del pecho. Un vacío doloroso que no me dejaba dormir o comer. La comida simplemente no pasaba por mi garganta y el descanso... Bueno, eran pesadillas tras pesadillas horribles en donde revivía la muerte de Shownu una y otra, y otra vez.

Si Soomin no hubiese escuchado a Daniel ese día, si Shownu no hubiese sido tan impulsivo, si Yong hubiera llegado antes que Daniel, si Daniel hubiera dejado de lado su ira irracional, si yo no me hubiese confiado de mi suerte... Hoy, tendría al fortachón conmigo.

***
La casa donde crecí se encuentra a oscuras, fría y sin color. A pesar de los adornos navideños, le falta vida, risas y el calor de un hogar.
Me duele sentir en la soledad que vivió mi madre sola por casi nueve años... me lastima saber que yo la he dejado pasar por esto.
Hice todo mal...

El olor a comida me invade y me enfurece que no sea de mi agrado. No... No huele cómo la comida que hacía la abuela.

Nada es cómo antes.

—No nos vas a presentar a la chica?

—lo siento, Jin. Ella es Gina. Creo que no hace falta dar tantas explicaciones— le habla a su amigo, pero me mira mientras lo dice. Quizá, comparando lo que queda de mí, con esa rubia preciosa o agradeciendo el haberse alejado antes de convertirme en esto que soy ahora.

—No pierdes el tiempo— escupe Soomin que creo que es la única que nota mi malestar. Al menos, la única que comprende mi dolor.

—por supuesto, debería cerrarme? Dejar de vivir?

No... Claro que no... Pero que lo diga con tanto recelo duele. —eres un imbécil.

—déjalo! Qué más da con cuántas se acueste? Ya deberías conocerlo! Deberías agradecer que ya no estás con él— me mira con asombro, incluso yo misma no doy crédito por mi valentía.

—vamos a sentarnos— manda ella y obedezco. Últimamente es lo único que hago. Me he convertido en una muñeca a quien tienen que bañar, vestir, darle de comer en la boca e incluso, mandar a dormir. Es algo frustrante y tan denigrante que me siento ahogada. Ya no quiero esto...

***
Veo cómo Jin, Soomin y yong arrinconan a Jimin. No escucho lo que dicen. A través de mis ojos hinchados y empañados, apenas logro observar que mueven sus manos.  Y qué decir?
Pensé que verlo besar a otra me provocaría dolor, pero eso es imposible... No podría sentir más. Nadie podría...
La chica me mira cómo sintiera lastima por mí y no la culpo. Quizá, en otras circunstancias habría soltado algo hiriente o simplemente me habría reído. Pero hoy... No me siento yo misma. No tengo la misma seguridad de meses atrás. Ya no me siento el ombligo del mundo, indestructible, intocable...

—yo también te extrañé, la abuela no me deja usar el horno— escucho su voz y tengo que presionar mi garganta para aflojar el nudo. La veo ahí... Frente a mí, tomada de la mano de su tía Lana y mi corazón se agranda de manera alarmante.

Siempre Fuiste Tú [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora