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Los invitados nos observan entrar muy campantes. Reímos a carcajadas por tonterías y aunque Bomsi tiene el ceño fruncido por nuestra tardanza, sé que se le pasará cuando note que hemos hecho las pases.
Soomin está sentada en la punta de la mesa. Sus dedos crean un movimiento sobre la madera que creo que debe ser hereditario ya que yo hago lo mismo cuando estoy ansiosa y he visto a Yong hacerlo en varias oportunidades.

—hasta que se dignan en volver!— exclama la mayor. Su rostro es un espejo de emociones. No sabe si reír o regañarnos, lo que me resulta cómico. —tuvimos que cenar sin ustedes. Estábamos por ir por el postre, pero el auto de Yong quedó obstaculizado por un neandertal que estacionó en doble fila. Pueden creerlo!?— chasquea la lengua con frustración.

—Nana, cómo estás?— miro al hombre. Luego a su hija que luce cómo si podría insultarme en cualquier momento y no la culpo. Estoy prendida del brazo de su tesoro. Y me pregunto. Si se pone así, suponiendo que es mi hermano. Qué haría si se enterara que en realidad... No lo es? Mejor aún! Que prefirió quedarse a comer mi coño en lugar de ser parte de esta absurda cena?

Me regocijo con sólo imaginarlo. Esbozo una sonrisa sincera mientras suelto al rubio y me acerco a la mesa. —excelente. Mejor que nunca.

—se nota. Estás radiente— contesta. Puedo notar su voz unos tonos más roncos de lo normal. Intento ignorar eso y él hecho que su mirada acusadora se clava entre la frente de jimin y la mía. Claro... Él sabe que no somos hermanos y en este momento debe estar desconfiando.

—gracias— le digo a él y  a Jimin que se pega  detrás de mí para correr la silla con caballerosidad. —tienes hambre?

—mucha— confirma ocupando el lugar junto a mí.

—pues... Se calentarán la cena. Nosotros íbamos a por el postre— la mayor da aviso con un ápice de ofensa. Ofensa! Que estoy dispuesta a borrar.

—ah! Si? Podrían pedir un envío a domicilio— todos quedan en silencio por mi comentario. Soomin luce más relajada, lo que me hace sospechar que fue ella la de la idea. Quizá, quería tiempo a solas con el rubio o puede que le haya pedido a su padre que le lave la cabeza a Bomsi con ideas absurdas.

Segundos largos e incómodos pasan hasta que jimin decide romper el silencio. —me gustaría hablarles de algo antes de que se vayan.

—podemos hacerlo al regresar? Ya pasan de las nueve y posiblemente las tiendas estén abarrotadas.

—no, mamá. Prefiero que sea ahora.

Mi sonrisa se incrementa cuando noto la expresión lastimera de Soomin. Aletea las pestañas, anticipando que llorará en cualquier momento. Ya decía yo que era una bruja... —nosotros también queremos hablarte de algo— la duda se impregna en su tono dubitativo, pero no se detiene.  —Hemos estado conversando y creemos que lo mejor es organizar la fiesta de compromiso en Busan, en nuestra casa.

Los ojos de jimin se abren con sorpresa. Yong parece querer acotar algo pero lo único que hace es admirar a Bomsi con precaución. —amor, no tiene que ser ahora. Podemos planearlo con tiempo— la menor habla en un intento por aminorar la presión. Se da cuenta que jimin tiene otros planes pero por lo visto no está dispuesta a retroceder.

—no— suelta firme. Los mayores sueltan un suspiro triste al unisono. —lo siento, Soomin. Pero creo que el compromiso no es una opción.

Balbucea con voz temblorosa. Ahora sus manos son aprisionadas entre sí demostrando lo nerviosa que se encuentra. —p... Porqué?— pregunta con un hilo de voz entrecortado.

—sabes la respuesta— le contesta mirándola directamente.

—jimin, si hay algún problema, pueden solucionarlo. Son jóvenes y estas cosas pasan. Pero siempre que haya amor, se pueden dejar de lado las diferencias— lo miro con seriedad. Odio cuando yong la defiende de esa manera. Cuando intercede para que ella pueda salirse con la suya. Cómo si fuera una niña pequeña incapaz de valerse por sí misma.

Siempre Fuiste Tú [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora