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Una vez que el susodicho comprende que debe irse, cierro con llave y salgo al balcón. Nana ya se ha ido y nada me causa más frustración que haber perdido unos momentos a solas con ella.

Me tiro en el sillón de la sala, maquinado en la cabeza todo lo acontecido hasta que el sonido de lo que parece "mi reproductor de música" me hace girar la cabeza en dirección al cuarto.
No recuerdo haberlo programado y mucho menos a estas horas de la noche, así que eso me hace pensar que hay alguien allí y no puede ser otra persona más que ella.

Me animo a averiguarlo y mi pecho salta de la emoción al verla parada junto a la cama revisando la pila de cds que colecciono sobre el buró. —pensé que te habías ido.

—te molesta si me quedo aquí?- trago duro mientras me acerco. Lo único que quiero hacer es abrazarla y tirarla en la cama junto a mí. No tengo doble intenciones, sólo necesito encontrar a esa niña de antes. Esa con quién podía dormir sin necesidad de desnudarla, sólo besarla y abrazarla hasta dormirme. —puedo?

—aquí?— pregunto refiriéndome a la habitación. Ella niega con la cabeza.

—no en tu cama, huele a sexo. Puedo dormir en tu sillón? Hay vidrios en mi balcón y estoy descalza.

‹‹no sería más fácil pedirte unas zapatillas? Ella quiere algo más, no seas pendejo!››

Sonrió ante mis pensamientos, pero parece que ella puede leerlos y me obligo a borrar la expresión. —está bien, puedo ir con wonho. Sólo espero que no esté muy enojado— se hunde de hombros y pasa frente a mí para salir de la habitación. Sé que quiere que la detenga y que me humille. Sus excusas son muy tontas. Pero no puedo evitar ir tras ella y rebajarme a pedirle que se quede.

—quédate, por favor— suplico e instantáneamente me siento un estúpido.

Apoyo mi mano en la puerta a la altura de su cabeza para impedir que la abra y cuando voltea, noto cierta mirada de victoria que me confunde. —hueles a sexo— me recrimina cuando termina de acortar la distancia.

—tú... Tú también— imito el tono de su voz. Ni siquiera sé porqué lo hago. No debería darle explicaciones ya que si ando cómo perro alzado es por su culpa. Pero lo hago, porque no quiero que se vaya. —fue un intento de liberar tensiones, la conocí por un amigo cuando me mudé aquí— no termino de hablar que apoya uno de sus dedos en mis labios.

—no te pedí explicaciones— aclara acariciando mi labio inferior. —No pretendo juzgarte por follar con Nanci. Ella es linda y tiene fama de ser buena en la cama.

Definitivamente, no me gusta esta conversación. No me siento cómodo hablando de estas cosas con ella. Pero tampoco puedo evitarlo y eso me confunde aún más. —lo dices porque tú también estabas haciendo lo mismo.

—follar?

me tengo que dar una paliza mental para no calentarme al escucharla decir esa palabra, pero lo suelta así, tan natural y sensual que no puedo contenerme y tengo cerrar los ojos para dejar de verla. —deja de decir eso— mando con una tranquilidad que me sorprende. Me inclino un poco para acercarme con disimulo y rogando porque sus manos se posen en mi pecho. Ahora que no llevo nada puesto, estoy seguro que me quemaré muy literalmente...

—decir, qué? Follar?— una de sus comisuras se eleva creando una media sonrisa cargada de malicia. Asiento y termina de acercar su rostro para hablar pegada a mi boca. —for.ni.car... fo.llar... co.ger...

Siempre Fuiste Tú [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora