Capítulo 23.

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NARRA JESÚS.

Mueve la cabeza de lado mientras repite varias veces: "No".

DANIEL: ¿Acaso no se puede ser amable con nadie?
YO: Tú no te has visto desde mi perspectiva.
DANIEL: Tampoco me importa como la gente me vea, soy así y no dejare de ser así.
YO: ¿Por qué actúas a la defensiva?
DANIEL: Porque tengo pareja y tengo suficiente con sus paranoias como para soportar también las tuyas.

Me sorprende su enfado, tan repentino como inesperado ¿Será qué intenta hacerme ver cómo el paranoico en vez de aceptar lo qué es más qué evidente?

YO: Bien, pero que te quede algo claro, yo no te juzgaré cómo estás pensando.
DANIEL: ¿Cuántas veces tengo qué decir qué no siento nada por esa niña? ¿Eh?

NARRA KENDALL.

Su discusión se escucha lo suficientemente alta como para que yo y Alexa escuchemos perfectamente lo que ambos dicen.

"¿Cuántas veces tengo qué decir qué no siento nada por esa niña?"

Palabras que se quedan grabadas en mi mente y consiguen que una vez más todo se me venga abajo ¿Por qué? Creía que había decidido no ilusionarme y que ya sabía perfectamente que Daniel ni siquiera me ve como mujer.

ALEXA: Mejor cierro la puerta.
YO: Da igual, no he oído nada que no supiera.
ALEXA: Está obligándose a sí mismo, no le creas ni una palabra.
YO: Ya basta, no tiene porque obligarse ni porqué mentir, es lógico que no va a fijarse en mi, soy una adolescente que en cualquier momento puede ser vencida por su enfermedad, no más, no quiero oír más tonterías.
ALEXA: Kendal..
YO: ¿Esta claro?
ALEXA: Si.

Enciendo la televisión, Alexa quiere decirme algo pero prefiere guardárselo para ella en vez de decírmelo y yo se lo agradezco.

NARRA DANIEL.

Acompaño a Jesús a los aparcamientos mientras le indico el problema que tiene nuestra nevera.

JESÚS: La arreglaré pero tenemos que comprar otra.
YO: Si, lo sé.
JESÚS: La pantalla de tu móvil no deja de encenderse. -Señala mi bolsillo-
YO: Rosanna.
JESÚS: ¿Merece la pena estar con una chica tan controladora y desconfiada? -Pregunta sembrando la duda en mi mente-
YO: Si estoy con ella es por algo.
JESÚS: ni tú mismo sabes porque, no eres capaz ni siquiera de decir que la quieres porque no sientes que la quieras.

El vibrar del botón que utilizan para llamarme me salva de responderle a algo que yo ni siquiera sé.

YO: Tengo que irme, creo que tengo una urgencia.
JESÚS: Nos vemos en casa.
YO: Si llama Rosanna ignórala pero si te vuelve a llamar Ana cogérselo y no seas terco, os queréis.

Vuelvo al hospital, saco un café de la máquina y me encuentro a Camila, una doctora.

CAMILA: Oviedo, se rumorea que haces tu trabajo mejor que el anterior, todos tus pacientes están encantados contigo.
YO: ¿Todos?
CAMILA: Todos -Ríe- especialmente una chica, ahora no recuerdo su nombre pero sus padres también están felices contigo.
YO: ¿Kendall Bailey?
CAMILA: Si, exactamente.
YO: Me alegra que mis pacientes valoren mi trabajo, me hace sentir orgulloso.

Pone la mano en mi hombro y sonríe.

CAMILA: Tienes motivos para estarlo, créeme.

NARRA KENDALL.

El cansancio vence a Alexa que se queda dormida en el sofá, me levanto desobedeciendo las órdenes de Daniel y salgo fuera a caminar un poco. Tosiendo, débil, pero con la suficiente fuerza para mantenerme en pie y caminar. Me pongo la mascarilla y me aferro a mi chaqueta.

ENFERMERO: ¿Bailey?
YO: Solo quiero caminar.
ENFERMERO: ¿Cómo se te ocurre? ¿Eh?
YO: No me encuentro bien y quiero tomar el aire ¿Vale? Ya está.

Pone la mano en mi frente y abre los ojos como platos.

ENFERMERO: Ni siquiera se como te mantienes en pie, déjame.

Me coge en brazos, tiene razón pero tengo la fortaleza para mucho.

ENFERMERO: Estás ardiendo.

NARRA ALEXA.

Abro los ojos, Kendall no está y salgo deprisa a buscarla ¿Cómo puede ser tan terca? Casi no puedo controlarla y realmente pensaba que podría hacerlo.

Me cuento con la sorpresa de que uno de los enfermeros la trae en brazos mientras ella se queja intentando que la suelte

¡Dios mío! Esta chica es imposible.

YO: Joder Kendall.
ENFERMERO: Tiene fiebre, hay que bajársela.

Lo ayudo a bajarle la fiebre.

Daniel entra en la habitación no muy contento, muy serio por la desobediencia de Kendall.

DANIEL: ¿Le ha bajado la fiebre?
ALEXA: Si, ahora está dormida, gracias a..
ENFERMERO: Javier.
YO: Eso, Javier.

La revisa preocupado, enfadado y aliviado porque su fiebre ha bajado.

ENFERMERO: La he encontrado en medio del pasillo caminando y cuando la he cogido en brazos tenía hasta temblores.
DANIEL: Me prometió que no haría nada que la pusiera en peligro.
YO: Ella es así de rebelde.
DANIEL: Pues se acabó. -Asegura serio-

NARRA DANIEL.

Me quedo con ella, observándola, revisando su respiración cada equis tiempo y tomándole la temperatura para asegurarme de que no le sube la fiebre.

YO: ¿Puedes traerme paños fríos?
ALEXA: Claro.

Me los trae y los dejo a un lado por si los necesito.

YO: Estoy furioso con ella.
ALEXA: No atiende a razones.
YO: Parece como si quisiera empeorar.
ALEXA: Es una chica inquieta, se agobia estando mucho tiempo en el mismo sitio sin moverse. -La miro-
YO: Por muy inquieta que sea debe saber que su situación es delicada y me enfada muchísimo que no se cuide.

Entra en el baño dejándome solo con Kendall que aún sigue dormida. Paso la mano por su cabeza acariciándola despacio y me quedo contemplándola.

YO: Vas a ponerte bien por muy cabezota que seas. -Susurro-

Con ella siento algo diferente, raro que no había sentido nunca. Puedo llegar a sentirme como un adolescente subido en una montaña rusa llena de emociones que no se pueden describir.. ¿Tengo miedo? El suficiente como para ponerme a mi mismo una barrera que poco a poco ella con su ternura hasta derribando, si, tengo terror, miedo de mí mismo y de lo que puede llegar a suceder conmigo.

Me acerco despacio a ella y me detengo chocando su nariz con la mía a poca distancia de sus labios. Pongo las manos en su rostro y le doy un pequeño beso en la frente.

YO: ¿Cómo hago para dejar de sentir esto?
KENDALL: ¿Qué? -Susurra despertando-

Hasta el último suspiro. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora