Capítulo 101.

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NARRA KENDALL.

Quiero contárselo. Quiero decirle lo que me está pasando pero estoy aterrada ¿Y si tengo algo grave qué me obliga a volver al hospital? No quiero estropear nuestra vida ahora con mi maldita enfermedad.

YO: Nada.
DANIEL: Nuestra relación se basa en la confianza, lo sabes y no tienes que mentirme, no me gustan las mentiras.

Bajo la mirada.

DANIEL: Kendall -Me obliga a mirarlo, sabe que puede convencerme con sus preciosos ojos oscuros- Dime que está pasando, que tienes.
YO: Te quiero, muchísimo ¿Vale? No te miento en nada, ya se que nuestra relación se basa en la confianza que nos tenemos y no voy a.. destruir nuestra confianza.
DANIEL: Siento que no me dices la verdad, te conozco lo suficiente como para darme cuenta de que por dentro estás sufriendo y odio saberlo, odio que tú no me lo digas porque yo creía que confiabas en mi.
YO: Dani..

Niega con la cabeza. Vuelve a poner la mano en el volante y asiente con la cabeza. Mantiene el silencio durante todo el camino de vuelta a casa, odio su silencio, me culpa sin necesidad de pronunciar palabra. Entramos en casa, deja las llaves sobre la mesa y camina remangándose las mangas.

DANIEL: Iremos a cenar a un sitio bonito. -Anuncia- lo tenía preparado.

Nunca lo había visto tan serio. No es que me asuste, Daniel nunca me asustará, sé que sería incapaz de hacerme daño o de decir algo que pueda causarme dolor.. el problema es su silencio.

YO: Amor.
DANIEL: Me tratas como un idiota Kendall.
YO: ¡No! No es así, solo que no tengo nada, ni me ocurre nada, son imaginaciones tuyas ¿Qué más puede pasarme? Soy feliz, es lo único que me pasa.
DANIEL: Te conozco.
YO: ¿Sabes? Me pasa que aún no me creo que esté viviendo esto -Sonrío- Aún me pongo triste pensando que sigo allí.
DANIEL: No quiero que me mientas Kendall.
YO: No te estoy mintiendo.

Me aferro a él rodeándolo con mis brazos. Escucho el latido de su corazón, esta preocupado por mi, creo que sospecha algo pero no le diré nada porque no sé si el sangrado es grave.

DANIEL: Te amo.
YO: Yo también te amo, muchísimo. -Me da un beso en la cabeza- Siento ser un desastre a veces.
DANIEL: Yo también siento enfadarme, pero no quiero ni imaginar que te pierdo.
YO: No me vas a perder, pase lo que pase estaré contigo.

Me hace dar una vuelta. Queda detrás de mi y coloca la cabeza en mi cuello. Siento su respiración y sus manos suaves acariciar mi vientre. Lo sé, se que en algún momento tendré que decirle que me sale sangre de la nariz pero ahora no, solo unos días más, lo prometo.

DANIEL: Tenemos que ir a tu casa, toda tu ropa está allí.
YO: Si -Le presto atención- no me acordaba, quizás quería ir a la cena vestida así.
DANIEL: Me encantas de todas las maneras pero creo que no te dejarían entrar -Se burla de mi. Me giro y golpeo levemente su hombro- Ay.
YO: Mentiroso, ni siquiera te he golpeado fuerte.
DANIEL: Lo has hecho y vas a pagar por ello.

Vuelve a cogerme en brazos, me tira a la cama y se sube encima de mi.

YO: ¿Ahora qué?
DANIEL: Ahora sabrás lo que es el verdadero sufrimiento.
YO: ¿Sufrimiento? Me encanta tenerte así. -Baja la mirada, le arranco una carcajada y regresa la mirada a mi- No me juzgues, es cierto.
DANIEL: Voy a ignorarlo, no quiero caer en tentaciones. Pero a mi también me gusta estar así.
YO: Cerdo.
DANIEL: ¿Y tú qué?
YO: Nada.

Me hace cosquillas, ya se a lo que se refería con un verdadero sufrimiento.

YO: ¡Dios no! -Exclamo mientras rio- No lo hagas, para.
DANIEL: Y que sepas que no lo hago peor porque estás recién operada.
YO: Pues te vas a enterar.

Consigo posicionarme encima de él y ser yo la que le hace cosquillas. Nunca lo había visto reír así ¿Cómo se supone qué voy a decirle lo qué me está pasando? Si es una tontería voy a preocuparlo para nada y no tendría sentido.

DANIEL: Bésame.
YO: No.
DANIEL: Si.

Pone la mano en mi nuca y inclina mi cabeza. Nos besamos apasionadamente y él para cuando en momento se pone aún más excitante.

DANIEL: Vamos, tenemos que coger tu ropa o no tendremos tiempo para nada.
YO: Vamos.

Me ayuda a levantarme de la cama. Volvemos a salir, hace apenas unos minutos que hemos entrado pero parece que no quiere tenerme demasiado tiempo en casa, quizás porque sabe que ahora lo único que quiero es disfrutar de la libertad.

NARRA DANIEL.

Sus padres no están en casa, ella tiene las llaves y entramos sin problema.

YO: Aquí ha vivido mi niña durante toda su infancia.
KENDALL: Si ¡Te prohibo mirar esas fotos! -Me las quita de las manos-
YO: Pero que mona eras de pequeña ¡Monisima!
KENDALL: ¡Para! Odio que me llames así.
YO: ¡Estas para comerte!
KENDALL: No es cierto.

Ella me enseña una de sus fotografías.

KENDALL: Dos meses antes de que me diagnosticaran cáncer, trataba mal a mis padres, a mi hermano, a mis amigos, era esta persona que ves. -Encoge los hombros- Lo único que extraño es mi pelo.
YO: ¿Por qué? Te ves hermosa ahora.
KENDALL: No estaré toda la vida rapada.
YO: Vale, vale.

Me golpea con la cadera. Me guardo en el bolsillo una mini foto de cuando era pequeña, no creo que me odien por ello, pero no puedo evitarlo, esta preciosa.

Subimos a su habitación. Una habitación peculiar, la habitación de una adolescente muy rebelde.

KENDALL: No me mires así, me gustaba este royo.
YO: ¿O querías fastidiar a tus padres?
KENDALL: Las dos cosas.

Le doy un beso. Ella me sonríe y rodea mi cuello con sus brazos.

YO: Me habrías gustado.
KENDALL: Era una persona horrible.
YO: Habría descubierto que realidad no eras así, solo era una armadura y me habría enamorado de ti.
KENDALL: ¿Enserio?
YO: Me habría enamorado de ti de todos modos. -Me besa- Porque eres especial, eres increíble seas como seas.

NARRA KENDALL.

Abro el armario, Dani abre las maletas y yo saco la ropa.

YO: Voy al baño para coger mis cosas, las he echado de menos.
DANIEL: Adelante.

Saco un bolso, meto todo lo necesario.

DANIEL: No tienes fotos tuyas.
YO: Odiaba verme en fotos.
DANIEL: No lo entiendo.
YO: No era feliz, era imbécil.

Él sigue hablando y haciendo comentarios sobre todo lo que se encuentra.

DANIEL: A mi también me gustaban los cómics.
YO: Los coleccionaba.
DANIEL: Somos tal para cual.
YO: Si, lo somos. -Sonrío-

No sé qué me ocurre. Esta vez no sangro pero me siento débil, siento que en cualquier momento me voy a desmayar.

Hasta el último suspiro. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora