Capítulo 64.

6.9K 531 56
                                    

NARRA KENDALL.

Él asiente con la cabeza.

PAPÁ: ¿No quieres comer? Entonces no comas, pero no permitiré que me hagas chantajes.
YO: Entonces vas a ver con tus propios ojos como tu hija se muere.

Mi madre me mira triste, no sabe qué decir, ella quiere que coma pero yo me niego, van a tener que aceptar que quiero a Daniel o tendrán que enterrarme.

ALEXA: No pongas en riesgo tu salud, por favor.
YO: Entonces que acepte de una vez por todas que estoy enamorada de Daniel y que es mi pareja.
PAPÁ: Nunca, comerás, no vas a aguantar el hambre.
YO: Tú no sabes de lo que yo soy capaz.

PAPÁ: Cariño vamos. -Le dice a mi madre-
MAMÁ: Pero..
PAPÁ: Vamos, ella comerá, de eso no tengo ninguna duda.

Salen de la habitación, grito y golpeo la almohada.

ALEXA: Ya enserio, no puedes dejar de tomarte las pastillas.
YO: No voy a dejar de tomármelas.

Saco un trozo de pan con tortilla y me tomo las pastillas tras comerme el bocadillo entero.

YO: Sé fingir, sabes muy bien que actúo muy bien y te juro que Daniel seguirá siendo mi doctor.
ALEXA: No dudo de ti.
YO: Mi padre dejará de ser un antiguo.

Saco las fotografías del fotomatón, acaricio el rostro de Daniel en la foto y me echo completamente en la cama. Quieran o no van a tener que tragar lo que siento por él porque si no lo hacen verán de lo que soy capaz, no pueden creer que yo voy a obedecer lo que dicen, no obedecí cuando mi vida literalmente me estaba matando, muchísimo menos cuando por fin quiero vivir y ser feliz con alguien.

MANU: Hablé con papá sobre esta posibilidad, no dije nada de vosotros pero saqué el tema y no estoy tan seguro como tu hermana, papá es demasiado terco y orgulloso.
YO: Tendrá que dejar el orgullo a un lado o me perderá para siempre.

NARRA DANIEL.

Descanso un par de horas, necesitaba dormir, me estaba quitando la energía poco a poco.
•••••
Me tomo un café para poder aclarar mis ideas, para devolverle la energía a mi cuerpo que tanto necesita para afrontar todo lo que está pasando y lo que está por suceder.

ANA: ¿Mejor? -Pregunta sentándose a mi lado-
YO: No, no dejo de pensar en todo lo que sucederá ahora -Respondo- perderé mi trabajo, pero te aseguro que no la perderé a ella.
ANA: No seas tan negativo, ella no permitirá que te pasé nada de eso, estoy segura. Alguien que ama es incapaz de permitir que la otra persona sufra por su culpa.
YO: ¿Entonces por qué sus padres se empeñan en mantenerla lejos de mi? Le hacen daño a ella.
ANA: Estoy de acuerdo, pero son egoístas, no ven que su hija está en una situación difícil y que lo único que ha conseguido sacarla de la monotonía eres tú.

Jesús entra contento con una carta en sus manos, se sienta delante de nosotros y pasa la carta por lo menos cinco veces por delante de ambos.

YO: Di que es -Rio- venga.
JESÚS: Me han aceptado en el cuerpo de policía -Dice emocionado- por fin tío, llevo esperando, estudiando y luchando por esto años.
YO: ¡Una alegría! -Me levanto para abrazarlo-
ANA: ¡Amor qué feliz estoy por ti!
JESÚS: Pensaba que no me aceptarían.
YO: Tienes un currículum excelente y te has preparado para ello, has trabajado y has pagado todo con el sudor de tu frente ¿Cómo no van a aceptarte? Eres una gran incorporación.

Él ríe. Estoy tan emocionado por él, ha trabajado tanto que merece esto desde hace muchísimo tiempo.

YO: ¿Cuándo empiezas?
JESÚS: En una semana -Sonríe- mañana tengo que ir a recoger el uniforme, placa y pistola.
YO: Wow -Me rio- que peligro.
ANA: Déjale -Lo abraza-

Le doy el último trago a mi café.

JESÚS: Por cierto, lo olvidaba, una tal Francesca ha venido hoy.
YO: Joder, la tía de Rosanna.
JESÚS: Parecía más su madre, idénticas, el mismo carácter insoportable y egoísta.
YO: Si, lo sé, ella la crió. El problema es tenerla aquí en España, esa mujer es una arpía.
JESÚS: Quería quedarse aquí pero lo la dejé, esto no es ningún hotel para locas.

NARRA ROSANNA.

Me recupero del sedante, abro los ojos encontrándome a mi tía sentada a mi lado con cara larga.

YO: Tía.
TÍA: ¿Cómo se te ocurre? Te he enseñado a comportarte, no a rajar tus brazos para llamar la atención de un hombre.
YO: No entiendes tía, él se ha encaprichado de una enferma, pensé que dañándome también llamaría su atención.
TÍA: ¿Y bien?
YO: Lo conseguí, pero de nuevo ella consiguió apartarlo de mi.

Ella parece pensativa, acerca la silla arrastrándola y me sonríe.

TÍA: ¿Quién es la chica?
YO: No intentes ir, no te permitirán verlas, ha dado la orden que la persona que entre debe identificarse -Pongo los ojos en blanco- al parecer le dan ataques o algo así.
TÍA: ¿Es bonita?
YO: Lamentablemente si, muy bonita, hasta su cabello lo es.

Toca mi pelo.

TÍA: Tu tienes algo que ella no tiene, además de que eres hermosa.
YO: Esta demasiado ciego, hasta dice que la ama y él jamás ha dicho te amo a nadie, ni siquiera a mi.
TÍA: Eso es un problema.
YO: Lo sé.
TÍA: Me encargaré, no te preocupes y sobre todo no vuelvas a hacerte daño, estúpida.

NARRA KENDALL.

Mi padre entra de nuevo, esta vez acompañando por un señor que no he visto en mi vida.

PAPÁ: Ella es mi hija, como puede ver menor que él.
YO: ¿Qué estás haciendo?
PAPÁ: Mostrando lo que ese doctor está haciendo.

Lo miro con odio.

(...): ¿Es cierto qué el doctor Oviedo y usted mantienen una relación?
YO: ¿Quién es el doctor Oviedo? Me atienden muchos doctores, suplentes, mi doctor y enfermeros, que yo recuerde no tengo relación con nadie desde hace mucho tiempo.
PAPÁ: No mientas.
YO: No miento papá ¿Te encuentras bien?
(...): Su padre asegura que Oviedo se ha aprovechado de ti para mantener relaciones.
YO: ¿Oviedo? Le repito que apenas conozco a mis doctores, no cruzamos palabra, me atiende, me revisa, pero nada más.

Mi padre enfurecido se acerca a mi.

PAPÁ: Deja de encubrirlo.
YO: Papá tal vez has tenido un mal sueño, a veces ocurre.

El señor sale de la habitación, dirijo la mirada hasta mi padre y frunzo el ceño.

YO: Si consigues lo que te propones no te lo perdonaré en mi vida.

Aparento estar más débil de lo que en realidad estoy llamando la atención de mi madre.

MAMÁ: Dime que has comido algo.
YO: He dicho que no comeré hasta que no entréis en razón.
PAPÁ: Vamos, tengo cosas que hacer.

Se marcha obedeciéndolo.

ALEXA: Estas completamente loca.
YO: ¿Tienes el número de Daniel?
ALEXA: Si.
YO: Llámalo.

Accede a lo que le pido.

LLAMADA TELEFÓNICA.

DANIEL: ¿Pasa algo?
YO: Pasa que te quiero. -Le escucho reír-
DANIEL: Pasa que te amo y renunciar a ti no está en mis planes. -Sonrío-

Hasta el último suspiro. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora