Capítulo 70.

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NARRA DANIEL.

Estoy sintiendo el peor dolor que he sentido nunca. Perderla, perder a Kendall para siempre. Me niego.

YO: Déjame hablar a mi con los familiares.
MUÑOZ: No puedo permitirlo, tú ya no trabajas aquí, no eres su doctor, soy yo. -Dice, le quito los papeles de las manos y sin su permiso salgo fuera sorprendiéndolos a todos-

Raúl me mira como si realmente yo fuera el enemigo, como si quisiera apartarlo de su hija a la que sobre protege demasiado y no le permite ser feliz.

RAÚL: Ya no tienes nada que hacer aquí. -Señala el algodón que tapa el pinchazo-
YO: Tengo mucho que hacer aquí. Déjame hablar Raúl o tendré que hablar por encima de ti, me da exactamente igual el orden.
RAÚL: ¿Cómo te atreves? -Pregunta evidentemente muy molesto y disgustado con lo que acabo de decirle-
YO: ¡¿Me podéis escuchar?! -Subo el tono de la voz y todos se callan para darme la atención que necesito- Kendall necesita una urgente donación de médula o en dos meses la perderemos, morirá ¿Escucháis bien lo qué digo?

Mi dureza hace que la madre de Kendall se desmaye. Entiende que he sido demasiado brusco pero era necesario decirlo alto y claro para que todos se hagan la prueba de compatibilidad lo antes posible.

MUÑOZ: Daniel, déjame hablar a mi. -Me quita los papeles de mala manera- Lo que él dice es cierto, ahora lo más importante es hacer pruebas de compatibilidad para saber si alguien es compatible con Kendall. Antes de buscar un donante fuera, siempre es mejor buscarlo entre familiares y amigos.

Manuel es el primero que entra para hacerse la prueba. Marta es reanimada poco después y le cuentan paso a paso todo lo que está pasando, lo que debe hacer y la prisa que corre. Pese a las miradas fulminantes de Raúl me niego a irme, no pienso moverme de aquí ni aunque venga la policía a sacarme.

ALEXA: No le hagas caso. -Susurra llamando mi atención y giro la cabeza encontrándola detrás de mi-
YO: En un momento como este debería dejar a un lado el odio que siente por mi y centrarse en la vida de su hija.
ALEXA: Él no puede donar -Dice- no esta sano.

Muevo la cabeza. Raúl en el fondo me conmueve, pero a la vez me da rabia su comportamiento, hasta cuando su hija está debatiéndose entre la vida y la muerte sigue comportándose así sin consideración ninguna.

ALEXA: ¿Quieres un poco de agua? -Pregunta, niego con la cabeza, meto las manos en mis bolsillos y camino de un lado a otro lleno de nervios-
YO: Kendall tiene que salvarse.
ALEXA: Es fuerte, se salvará. -Asegura poniendo seguido la mano sobre mi hombro- Yo también me haré la prueba.

NARRA KENDALL.

Abro los ojos. De nuevo en una fría habitación llena de cables. Miro a los lados en busca de alguno de mis familiares pero lo único que alcanzo a ver débilmente es a una enfermera.

YO: ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? -Pregunto con la voz entrecortada y débil-
ENFERMERA: Has tenido una hemorragia y has necesitado una transfusión de sangre. -Responde haciéndome sentir mal, casi como si sintiera que me voy a morir. Un sentimiento horrible-
YO: Ah. -Digo sin saber muy bien qué más decir, creo que está todo más que claro-

Deja los papeles encima de mis piernas y yo alargo la mano para cogerlos. Da un manotazo evitándolo y lo arranca del filo de mis dedos.

ENFERMERA: Es confidencial señorita Bailey. -Dice con un duro tono de profesionalidad-
YO: Pero es mi expediente, pone mi nombre en el borde, tengo derecho. -Insisto haciéndole saber mis derechos-
ENFERMERA: El doctor es el único que puede hacértelo saber.
YO: ¿Daniel?
ENFERMERA: Daniel está despedido. -Me dice y consigue afectarme bastante, dejándome callada-

Sale de la habitación. Me siento débil, más débil que nunca.

NARRA DANIEL.

Es raro estar sentado en la sala de espera, lleno de incertidumbre, antes era yo el que estaba ahí dentro atendiendo a los pacientes, conociendo su diagnósticos sin necesidad de depender de otras personas para saberlo. No puedo detener mis piernas, los nervios no cesan, al contrario, aumentan de una manera rápida e insoportable.

MARTA: Daniel.

Me levanto. Antes que nada soy educado y no voy a hacerle un desplante a la mamá de mi novia, ella no es como Raúl.

YO: Dígame.
MARTA: Disculpa a mi marido.
YO: Lo único que ha hecho su marido es dejarme sin el trabajo de mi vida por el que tantos años he luchado ¿Por qué debería perdonarlo? -Digo en un tono sarcástico-
MARTA: Se que ha sido cruel, créeme que he intentado que entre en razón pero él piensa que vuestra relación es contranatural.

RAÚL: ¿Qué haces hablando con este impresentable? -Pregunta enfadado y estira de su brazo-
YO: Algún día se dará cuenta de que el amor que siento por Kendall es real y sincero.
RAÚL: ¿Antes o después de qué tú demuestres qué solamente es un calentón para ti? -Pregunta atacándome, sacándome totalmente de mis casillas-
YO: Es increíble que hasta estando en estos momentos tan difíciles me sigas tratando así ¡Piense en su hija!

Alexa se mete por medio.

ALEXA: No hagas caso.

Vuelvo al asiento. Todos pasan de uno en uno para hacerse las pruebas necesarias y por último yo, yo me hago las pruebas sin que nadie sepa nada.

NARRA ALEXA.

Todos tenemos el corazón en un puño mientras esperamos los resultados que tardarán horas en llegar. Sin poder verla, sabiendo sólo lo que las enfermeras cuentan al salir y rezando para que todo salga bien.

RAÚL: Él no debería estar aquí. -Dice observando a Daniel de lejos-
MANU: ¿Enserio papá? Gracias a Daniel Kendall sigue viva ¿Puedes dejar de ser tan estúpido?
MARTA: ¡Hijo!
MANU: Ya estoy cansado. Eres un egoísta, un antiguo ¿Enserio vas a impedir a Kendall ser feliz? ¡Puede qué no viva mucho más y aún quieres destrozarle la vida! Increíble papá, increíble que estés dispuesto ha hacerle algo así a tu propia hija. -Reclama en medio del llanto-
RAÚL: Hijo.
MANU: No, no quiero escucharte más, lo único que quiero es que te mantengas en silencio y dejes de señalar a Daniel, que dejes al pobre hombre en paz porque lo único que está haciendo es estar junto a mi hermana a pesar de ti y tus insultos.
YO: Tranquilo. -Le doy un beso en la mejilla-

Raúl no dice nada más, ni siquiera se defiende, acepta que está cometiendo un error y se aleja un poco de nosotros.

YO: Estamos nerviosos.
MANU: No lo soporto más.
YO: Sh, ya está.

NARRA DANIEL.

Pasan las horas. Aparece el doctor Muñoz y me levanto después de que la familia de Kendall se acerque a él primero.

MARTA: ¿Somos compatibles?
MUÑOZ: Estábamos esperanzados en Manuel, pero lamentablemente no es compatible, ninguno de vosotros lo sois.

Manuel llora desconsolado en el hombro de Alexa que lo consuela pese a estar rota también.

RAÚL: No puede ser cierto.

Llevo las manos hasta mi cabeza. Destrozado.

MUÑOZ: No he dicho que no haya un donante compatible, he dicho que ninguno de vosotros lo sois. -Dice y levanto la cabeza-
RAÚL: ¿Quiere decir qué hay un donante? -Pregunta- ¿¡Mi hija se va a salvar!?
MUÑOZ: Existe la posibilidad, sólo si él quiere donar médula.

Hace espacio entre ellos y se acerca a mi con mis resultados en la mano.

MUÑOZ: Oviedo, eres compatible con Kendall, existe la posibilidad de que tú puedas salvarle la vida.

Me emociono. La felicidad y el sentimiento de esperanza invaden mi cuerpo.

YO: Lo haré, claro que lo haré.
RAÚL: ¿Harías eso por mi hija? -Pregunta sorprendido-
YO: Yo daría hasta la vida por su hija.

Hasta el último suspiro. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora