Capítulo 98.

6.6K 499 59
                                    

NARRA DANIEL.

Ella asiente con la cabeza pero algo me dice que no está de acuerdo con mi decisión. Entiendo que ahora quiera vivir con prisa y al límite, pero no la pondré en peligro solo por tener sexo con ella.. El sexo puede tardar un poco más y su salud me importa más que cualquier cosa.

KENDALL: No te gusto, eso es lo que pasa.
YO: Hey -Me acerco. No debería haberme apartado así, es insegura y todo le afecta demasiado- me encantas, tu cuerpo, tus estrías, las quemaduras por la quimioterapia, todo me gusta de ti, no quiero que por esto pienses lo contrario.
KENDALL: Dani, lo único que quiero es ser una chica normal.
YO: Eres normal.
KENDALL: No, una chica normal en este momento estaría teniendo sexo con su pareja sin ningún problema -Pone los brazos sobre sus rodillas- pero yo no, yo estoy sentada en la cama sin hacer nada porque estoy débil, por miedo a un sangrado que me obligue a volver al hospital por una hemorragia y conformándome solamente con vivir contigo. Quiero estar contigo, quiero que tengamos momentos de pareja normal pero mi estúpido cuerpo lo impide. Me canso rápido, estoy débil, si corro o me altero mis pulmones sufren las consecuencias ¡Dime! ¿Qué clase de chica soy?
YO: La clase de chica que demuestra lo fuerte que es, la clase de chica que no necesita tener sexo para hacer que me sienta bien, la clase de chica que con solo sonreír me hace sentir que todo lo que hago merece la pena ¿Tú crees qué si lo único qué quisiera de ti fuera sexo seguiría contigo? -Pregunto. Se incomoda y mira hacía otro lado. Encoge los hombros, le desato el nudo del pañuelo dejando libre su cabeza rápida y me mira triste- Se que eres insegura, que piensas que no me gusta o no me atrae tu cuerpo pero no es cierto, no estás en lo cierto, tu cuerpo me encanta, ya te lo demostré aquella noche ¿Recuerdas? Amo tu cuerpo, pero más te amo a ti y te quiero saludable.

Ni siquiera con mis palabras consigo evitar que llore.

KENDALL: El cáncer me ha quitado muchas cosas.
YO: Si, pero también te ha dado muchas otras.
KENDALL: Ya, claro.
YO: Ahora tienes una familia unida, una amistad sincera y me tienes a mi.
KENDALL: He perdido amistades.
YO: Amistades que no eran reales, la única real era Alexa, ha estado a tu lado en todo el proceso. -Mueve la cabeza- Tu hermano que ahora es como tu mejor amigo y yo, que además de ser pareja soy tu consejero, psicólogo y amigo.

Para animarla me tumbo sobre ella. Le seco las lágrimas con la yema de los dedos y pongo la nariz sobre la suya. Verla triste me rompe en mi pedazos y no quiero verla así.

YO: Tenemos todo el tiempo del mundo.
KENDALL: Solo quiero ser una chica normal.
YO: ¿Por qué no eres normal? ¿Por haber sufrido leucemia? ¿Por no tener pelo? ¿Por las pequeñas marcas en tu cuerpo? ¿Por no tener esos amigos tóxicos qué tenías antes? ¿Por tener qué esperar solo un poco más para tener relaciones conmigo? Kendall Bailey, abre los ojos, tienes un mundo entero que descubrir, ya no estás atrapada en un hospital rodeada de vías, estás en un apartamento conmigo y no quiero que sigas tan triste cuando hace un momento eras feliz.

Le doy un beso suave. Le pongo las manos sobre mi espalda y la miro dulce.

YO: Me enamoré de ti, de tu personalidad, no solo de tu físico bonita. Así, con tu pelo rapado y la tristeza de tu alma.
KENDALL: Esa tristeza ya no existe.
YO: Si existe, existe en tu inseguridad pero tranquila, yo te enseñaré a quererte como yo te quiero.

Sonríe ¡Por fin!

YO: Esta sonrisa no me sirve. Veamos...

Le hago costillas. Patalea, grita, me golpeas ríe como una hermosa foquita.

KENDALL: ¡Para!
YO: ¿Dejarás de llorar?
KENDALL: Lo prometo.

Dejo las cosquillas para compensarlo con un beso. Me impide levantarme de encima de ella por casi media hora hasta que ambos nos levantamos para pensar que comer.

YO: ¿Y bien?
KENDALL: ¿Sabes cocinar?
YO: Sé cocinar.
KENDALL: Guau.
YO: Te encantará.
KENDALL: ¿Por qué no invitas a tu hermano y a tu cuñada? Casi no he tenido tiempo de caerles bien -Sonrío- Puede que me odien porque por mi culpa has perdido el trabajo.
YO: No te odian, los odiaría yo a ellos -Bromeo haciéndola reír-
KENDALL: Idiota.
YO: Esta bien, los llamaré.

NARRA KENDALL.

Mientras él llama a su hermano yo indago por el apartamento, voy a vivir aquí, es increíble. Me tumbo en la cama nuevamente presa de un mareo, supongo que es por los efectos secundarios del trasplante. No quiero que empiece la fiebre, soy su pareja.. no una paciente a la que deba cuidar.

DANIEL: Ya está, vienen en media hora.
YO: ¿Hacemos el almuerzo?
DANIEL: Por supuesto.

Nos ponemos los delantales. Cocinamos o por lo menos lo intentamos hacer juntos pero él se lleva todo el mérito ¿Existe algo qué no sepa hacer? Dios mío, lo admiro y quiero tanto.. Es fantástico.

DANIEL: Listo. -Me dice-
YO: Tienes que enseñarme.
DANIEL: Cuando tú quieras te doy una clase para ti solita.
YO: Mm -Me rodea con sus brazos- acepto.

Llaman a la puerta.

DANIEL: En el momento mas oportuno.
YO: Venga, no seas quejica.

Abre la puerta. Jesús me saluda nada mas entrar y Ana hace lo mismo minutos más tarde.

ANA: Encantada de conocer a la chica más famosa de nuestra familia.
DANIEL: Exagerada.
ANA: Está todo el día hablando de ti.
YO: ¿De verdad?
DANIEL: No.. -Me rio-

Ponemos la mesa. Me siento cómoda a pesar de que los conozco poco.

YO: Sé me hace cómodo comer con Jesús enfrente -Ríe-
DANIEL: No nos parecemos tanto.
YO: Casi no parecéis hermanos. -Digo llena de ironía-
JESÚS: Gracias a ti mi hermano se dio cuenta de lo fastidiosa, egoísta y manipuladora que era Rosanna.
YO: Si, supongo que si no hubiera vuelto a España aun seguiría en sus garras.
DANIEL: No me imagino estar allí sin conocerte.
JESÚS: Al principio me costó aceptar lo vuestro, debo admitir que me parecía una locura pero hubo algo que me convenció.
YO: ¿Qué?
JESÚS: Dame tu cartera. -Le dice a Daniel-

Él se la da. No entendemos nada. Saca nuestras fotografías del fotomatón.

JESÚS: Cuando las vi me di cuenta de que nunca lo había visto sonreír así. Rosanna no lo hacía sonreír ni siquiera un poco. Y tú.. contigo mi hermano era diferente, me lo devolviste.
YO: ¿Piensas eso?
JESÚS: Era un tío serio, casi no lo soportaba -Ríe- gracias por llegar y demostrar que el amor no necesita entender de edades.

Daniel me coge de la mano.

DANIEL: Me enamoré de una adolescente pero -Le miro- de la adolescente más increíble del mundo.
•••••
Los dejo hablando sobre distintos temas de trabajo. Necesito ir al baño y aunque aún no me guío bien por el apartamento termino encontrándolo. Hago mis necesidades, me lavo las manos y me dispongo a salir del baño.

De repente veo una mancha de sangre en el suelo, mejor dicho una gota, levanto la cabeza, me miro en el espejo y descubro la sangre saliendo de mi nariz.

Hasta el último suspiro. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora