Capítulo veinticinco.

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Primera parte.

Faltaban diez minutos para el estreno, la verdad no tenía ni la menor idea de por qué me sentía de esta manera, solo sabía que las náuseas que sentía me eran casi imposibles de controlar.

O bueno, quizás sí lo sabía. Estaba demasiado nerviosa, mis manos temblaban y escalofríos me recorrian la espina dorsal cada unos cinco minutos. Odiaba ser el centro de atención de la gente, odiaba hablar en público, y definitivamente odiaba tener que actuar mi propio papel.

Jamás he sido ni seré una chica de muchos amigos, no se me daba muy bien socializar, era tímida y me costaba entablar una buena conversación.

No era coqueta, no pertenecía a ese grupo de chicas. Tampoco era popular, no tenía el dinero suficiente. Quizás era del grupo de los superdotados, pero no vestía ropa holgada ni usaba lentes.

Odiaba que estigmatizar y catalogar a las personas de cosas. Y es por eso que nunca me sentí parte de un grupo en especial.

Yo sólo era yo y con eso estaba bastante bien.

—Leah, quedan cinco minutos—habló el profesor en mi dirección. Me encontraba sentada en uno de los sillones de la sala de recepción, creía que me iba a dar un ataque de pánico.

—Está bien, voy.

Caminé a paso lento en dirección al teatro de la escuela, con la respiración agutada y el pecho latiendo fuerte. Visualicé al llegar, a mi madre sentada en la segunda fila del lugar, me sonreía con orgullo y se le veía feliz.

Me sentí feliz por ella al instante.

Si ella supiera cuánto la quiero y que todo lo que hago es por ella, estaría inclusive más feliz.

Me senté en los asientos delanteros, todos los personas estaban aquí. Debíamos esperar la primera presentación de un curso más pequeño, y la introducción del director.

Me senté justo por delante de mi madre, una cortina azul gigante se posaba en el escenario con elegancia, junto con un panel que traía la insignia de la escuela.

Observé las personas que comenzaron a llegar al lugar y el pánico aumentó. Las luces se apagaron y el director se posicionó frente a todos, queriendo dar inicio a todo el espectáculo.

Observe hacia atrás intentando visualizar. Viana, pero no la encontré.

—Estimados apoderados, docentes y alumnos, estamos aquí reunidos para dar inicio a esta fin de semestre con el electivo artístico teatral de la escuela—dijo, con lo que todos comenzaron a aplaudir—. Para algunos el teatro es sólo una forma de entretenimiento, cuyo propósito es ofrecer a al público general una oportunidad de descansar y distraerse de sus asuntos cotidianos—comenzó a decir, y la verdad es que yo sólo me podía preguntar cuánto habría costado ese traje que tenía puesto—.
Cierto es que el teatro es extraordinario, sin embargo en sus múltiples formas actuales tiende a incluir tanto oportunidades de entretenimiento, como de reflexión e interpelación tanto del espectador como de quienes se involucran en su realización. Hoy, tenemos a los alumnos de último curso demostrándonos cuán eficaces pueden ser montando su propia obra teatral.

¿Cuanto tardaría en terminar de hablar? Muchísimo, pero dejé de escucharlo. Me concentré en el miedo que sentía, y en cómo debía eliminarlo. Yo misma escribí esa obra, y yo misma saldría adelante sin miedo.

—Con ustedes, tenemos al mayor benefactor de la asociación escolar, Cameron Black.

Mi cabeza giro rápidamente hacia atrás con un miedo y ansiedad irracional saliendo de mis venas; ahí estaba él.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora