IX

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Ella era una cabezona y había algunas cosas que no compartía, un ejemplo de ello era su gemelo, ella no compartía a Hibiki con nadie y si a eso le juntamos el echo de que últimamente estaba muy distante con ella le entraban menos ganas de compartirlo. Por eso miraba la escena algo molesta, ella conocía a esa niña, era su amiga, pero había una cosa que esa niña no entendía: Hibiki sólo podía dormir abrazado a ella.

-Aiko, déjame en paz- estaba cansado de su gemela, no lo dejaba tranquilo desde que lo vio dormir con aquella niña
-¡No! ¡Sólo puedes dormir conmigo!- exclamó, últimamente ni dormían juntos y eso le molestaba en demasía
-Pesa, vete con tu novio y déjame en paz- murmuró dolido, ella lo dejaba solo y nunca pasaba nada
-¡No chedo estar con él! ¡Sólo chedo estar contigo!- exclamó en un tono alto de voz, haciendo que la cotilla de su hermana se asomara levemente a donde estaban ellos
-¿Qué?- fue lo único que salió de sus labios, esa declaración le hacía sentir extraño y a la vez feliz
-Sólo chedo estar contigo- dijo esta vez en un tono de voz más tranquilo
-¡La OTP se me hace real!- pensó una rubia de ojos carmesí, sin darse cuenta que se había delatado a sí misma
-Pero siempre estoy contigo, me estoy haciendo mayor y quiero tener vida lejos de mi gemelita- murmuró con un leve rubor en sus mejillas, la pequeña infante agachó la mirada algo dolida ¿Ya no quería estar con ella?
-¡Maldito tsundere! ¡Así no vas a poder hacerte novio de ella! ¡Deja de ser tan tsundere! ¡Me fastidias la OTP!- pensó molesta
-Amaya- habló tranquilo el pelirrojo
-Mierda  ¿Shi?-
-Tú amigo el techo te llama-
-¿Mi amigo el- ¡PERDÓN!- exclamó alargando la o final, el pequeño infante la había mandado al techo
-Ahí te quedas- murmuró cruzandose de brazos, la rubia suspiró
-Hola techo, ¿Qué tal te va la vida? ¿Te sientes sólo aquí arriba? No, lo siento no puedo casarme con un techo. Dime techo ¿Te encuentras bien? Estás muy blanco- los dos infantes pelirrojos sólo pudieron reír, su hermana era idéntica a su abuela en esas cosas, el infante mandó a su hermana ahora contra una pared, esta aunque se quejó por el impacto su sentido del humor seguía intacto -Hola pared, ¿Qué te cuentas? Te duele cuando te lanzan cosas? ¿No? Pues a mi si me duele mucho cuando me lanzan contra ti, podrías ponerte menos dura- siguió hablando, su hermano mayor decía que no callaba ni dormida -¡SU MADRE! ¡ÉSTA PARED TIENE OJOS! ¡HIBIKI ALEJAME DE LA PARED! ¡MAMÁ, DILE A HIBIKI QUE ME ALEJE DE LA PARED! ¡TIENE OJOS Y LOS HA ABIERTO!- giraba queriendo separarse de la pared, hasta había sacado sus alas para escapar, pero no podía. Una suave risa masculina se escuchó en la puerta de la habitación, un chico castaño con las puntas de su pelo de un rojo bastante claro a tal punto que parecían rosas; de ojos carmesí y de cuernos y cola de demonio de un color azabache
-¿Has visto que bonitos ojos tiene la pared?- preguntó con burla -Hibiki, deja de estamparla contra la pared-  dijo el castaño, el menor le hizo caso y dejó de hacer magia haciendo que su hermana mayor cayera de bruces al suelo
-Hola suelo, ¿Te duele ser pisado? Lo siento, pero tú tampoco me gustas. Mira entiendelo, estoy en una relación con mi cama- habló seriamente y se levantó -¡Meir! ¡Cómo vuelvas a hacer eso mando a Copito a tu cama!- exclamó enfadada, se acercó a su hermano a pasos agigantados echándole cara más ella era bastante bajita para su edad
-Inténtalo y verás los mismos ojos que en la pared en tu cama-
-Inténtalo-
-¿Crees que no soy capaz?- preguntó con sorna, ella calló mientras observaba fijamente los ojos de su hermano, eran muy similar a los suyos. Siguieron peleando un rato, se querían bastante a pesar de que no se notara, tenían 10 y 13 años respectivamente y armaban más escándalo que los gemelos de 3. Una joven rubia con la mitad de su cabellera rojiza y mechón dorado más claro en su flequillo, que le tapaba el ojo derecho; su ojo descubierto era de un color carmesí y a igual que su hermano Meir tenía tanto los cuernos como la cola de demonio de un color azabache
-¡Meir, Amaya! ¡Cómo no os calleis os vais a enterar!- exclamó enfadada, al instante los dos mencionados apagaron sus voces y con ellas su discusión.

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