XI

33 4 0
                                    

Se tapó la boca evitando que vieran su sonrisa
-¿Acaso soy el único tranquilo de la familia...?- preguntó un joven peli azul, que miraba estupefacto escena
-¡Me ofendes!- exclamó una joven de larga cabellera rojiza atada en dos coletas
-¡La culpa fue del bebé!- se escusó una niña de corta cabellera dorada
-¡Hey! ¡Tú también tienes culpa!- dijo el niño de cabellera azulina

¿Qué había pasado? Pues a los menores de la familia habían querido asustar a las gemelas de dorada cabellera... agradecían que no habían causado daños materiales...
-¡Primero os escapais de clase! ¡Luego asustais a medio instituto! ¡Y ahora no sólo habéis asustado a Pear, abriendo viejas heridas! ¡Sino que casi destrozais la casa!- regañaba una mujer pelirroja a ambos niños
-¡La idea fue del bebé!- se excusó, antes de que cualquiera de los dos niños pudiera decir algo la madre de la rubia los acalló con una mirada
-Perdón...- murmuraron los dos a la vez agachando la mirada, ninguno lo sentía pero sabían que así la represalia era menor
-¿Cómo podéis ser tan trabajosos los dos? Sol, se supone que debes controlarlo, no ayudarlo- habló un hombre de cabellera rojiza hasta los hombros
-La culpa para la hermana mayor...- murmuró.

Cabe a decir que ambos niños fueron severamente castigados, ambos niños de 12 años se habían criado como hermanos y casi siempre estaban juntos.

A la semana siguiente fueron nuevamente al instituto, tuvieron que contener una risa al ver que no se habían librado del todo de la broma que hicieron
-Espero que os porteis bien o se lo diré a mamá- advirtió la joven pelirroja de 13 años respectivamente, siendo la hermana mayor de la rubia
-Vamos Nao, no seas así- dijo un joven de cabellera rojiza aclarada, naturalmente por las raíces, pasando su brazo por los hombros de su hermana
-Mientras a nosotras nos dejen tranquilas...- habló una rubia con su cabellera atada en dos coletas con dos lazos de color azabache, su gemela iba con el mismo recogido. Ambos niños se miraron entre sí, si no los pillaban no habían hecho nada.

-Dylan, esto es pasarse...- habló en un susurro la rubia, creía que llenar la sala de los profesores con cucarachas falsas y agua que parecía sangre, junto con un muñeco que parecía ser real;  cortesía del pelirrojo; era demasiado
-Vamos Sol, no pasa nada- dijo el de cabellera azulina, la niña de cabellera dorada agarró de la oreja de su, autoproclamado, hermano menor y se lo llevó a clase
-Un no es no, si quieres luego fastidias a Pear y a Haru- dijo arrastrando de la oreja al menor por meses -Bebé malo, a tu hermana mayor se le hace caso- el más bajo por centímetros se quejaba ante el tirón de orejas y el apodo.

-¡Vamos Haru! ¡Si sabes que quieres!- decía el peliazul para fastidiar al novio de su prima
-¡C-Calla!- dijo el pobre hecho un tomate, ambas gemelas ladearon la cabeza sin entender
-¡Vamos si sigues así vas a ser igual que mi hermano...!- iba a completar la frase, pero un cogotazo proveniente de el pelirrojo le hizo callar
-Eli, ¿Por qué le has pegado?- el menor las miró
-Porque sois demasiado inocentes...- habló -¡Y quien se meta con vuestra inocencia me lo cargo!- vociferó para que todos le escucharan, no era secreto para nadie que ambas gemelas eran bastante llamativas:
Su cabellera larga dorada  atada en dos coletas, dándoles un aire infantil; sus bellos ojos celestes que te podías perder en ellos, si no me creen preguntárselo a dos tomates vivientes ellos me darán la razón; de piel pálida como la nieve; sus sonrisas eran decoradas con pequeñas perlas enblanquecidas; no eran altas, se podía decir que no rozaban más del metro con cincuenta y poco, pero para algunos eso las hacían mejores pues conservaban parte de una belleza infantil; sus cuerpos estabam desarrollados por la edad, más no eran exagerados como los de algunas; y si a eso le sumamos la inocencia con respecto a algunos temas, eran unos ángeles ¿Verdad? Cuán ilusos eran aquellos que no las conocían...

Historias AlternativasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora