Historias Alternativas

XXVII

Ha venido un niño es castaño de ojos grises, y por más extraño que parezca reconozco quien es.

Nadie más lo ha notado, pero yo sé que es Daren. Él no recuerda nada y cuando vino sólo era un niño asustado.

Estoy sentada en su regazo, tiene la edad de mis hermanas y, por extraño que parezca, tengo un peluche tapando parte de mi cara porque me pongo roja. ¿Acaso esto es un virus? Titos Enky y Mizu... ¿Por qué me habéis contagiado el ser un tomate?.

Me acaricia la cabeza con cariño, me da besitos en la frente y se ríe cuando le digo «Te quiero» con mi mala pronunciación debido a mi corta edad.

Me siento rara, sé que estoy enamorada, pero me siento rara al ver que parezco una quinceañera enamorada.

También me siento mal, estoy pasando mucho tiempo con Daren, bueno Aiden, y muy poco con mi bebé y además me la paso hablando de Aiden en vez de darle cariño y mimos.

-Bebé perdón...- le digo con mi mala pronunciación, por suerte él ya está acostumbrado a eso y me entendió perfectamente
-No pasa nada...- me dijo con su carita seria, no me gusta que mi bebé esté mal... Así que empecé a darle besitos por toda su carita gordita, conseguí que se riera, ya soy feliz.

Parezco un patito persiguiendo a su madre, a donde va el chico voy yo y ya hemos dormido juntos y me siento feliz por ello
-Eres una bebé muy tierna~- me dijo, él también tenía su mala pronunciación, aunque también era normal tiene tan sólo tres años. Apreté el peluche contra mí, tapando mi cara roja ante el halago
-¡Gracias!- el se rió y me acarició la cabeza.

-Oye Sol, ¿Por qué pasas tanto tiempo con ese nene?- me preguntó mi hermana mayor
-¿Acaso te gusta? No, ¿Verdad?- secundó la gemela, Erin tenía una obsesión con shippearme con Dylan
-Sí, me gusta mucho- dije con mi cara roja, aunque me hicieron más preguntas yo sólo podía observar al pequeño peliazul que me observaba desde lejos con lágrimas en sus ojos.

Dylan se ha vuelto muy distante, cuando me intento acercar a él huye o pasa el tiempo entre los brazos de sus hermanos o sus padres. ¿Qué he hecho mal? Cada vez que lo veo se aleja, eso me duele y cuando estoy con Daren, Aiden, se va con sus ojitos llenos de lágrimas.

-Primo Hiro- llamé su atención tirando del borde de su camiseta, a la que llegaba con trabajo
-¿Qué pasa Sol?- me agarró en brazos y me acarició la cabeza
-¿Por qué mi bebé no quiere estar conmigo?- le pregunté, él sonrió levemente intentando tranquilizarme
-No es eso...-
-¿Entonces qué es? Porque sale corriendo cuando me ve- le interrumpí, el calló y me dio un beso en la frente. Primo, déjame decirte que me has dicho lo mismo que si le preguntó al primo Shigeru y él hasta sería capaz de decir en burla que mi bebé está enamorado de mí.

-¿Dónde estás bebé?- llamé a Dylan, porque ya me estoy cansado de este juego, en cuanto lo pille le pediré repuestas.

-¡Te encontré!- exclamé al verlo, él quiso salir corriendo pero lo he encontrado y ha perdido -. ¿Por qué juegas al pilla-pilla escondite?- le pregunté una vez impedí su ruta de escape
-Yo...- agachó la cabecita y decidí recurrir al chantaje emocional
-¿Dylan ya no quiere a Sol?- pregunté bajito y con una cara de cachorro abandonado en mitad de la lluvia, estoy aprendiendo de las gemelas
-¡No! ¡Dylan quiere mucho a su Sol!- giré levemente mi cabeza hacia un lado, nunca me había llamado así
-¿Por qué te escapas? ¿Y por qué me llamas «tú Sol»?- mi bebé enrojeció e intentó explicarme entre tartamudeos y balbuceos -. Bebé, no te entiendo...- le dije y se acercó a mí dándome un besito en la boquita.

No lo entiendo... Dylan está muy rojo y raro, no sé que le puede pasar... Me miraba con sus ojitos azules oscuros, no entendía nada así que le di yo también un besito en la boquita
-Dylan pasivo- le dije en broma y sus ojitos empezaron a lagrimear
-¿Dylan ya no es el nene al que más quiere Sol...?- negué con la cabeza y lo abracé, no entiendo nada.

Después de un rato se durmió tranquilo, yo seguía acariciando su cabecita con cariño, espero que esto se le pase pronto...