XXVIII

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Una chica de larga cabellera rubia tan clara como los primos rayos del alba se encontraba discutiendo con un joven de cabellera azabache
-¡Qué no me gusta tener el pelo largo!-
-¡Pues te aguantas!-
-¡Dame esas tijeras!-
-¡Qué no!- así llevaban ya cerca de una hora, discutiendo
-¡Recogete el pelo y mañana te lo cortas!- exclamó una rubia colgada de una cuerda. La chica de cabellera del alba bufó y se recogió el pelo en una coleta baja.

La chica del alba llevaba puesto una camiseta de un azul verdoso levemente oscurecido con un pequeño lazo blanco en esta, también llevaba una falda blanca junto con unos Nike negros y blancos
-Recuérdame, ¿Por qué tengo que llevar falda si voy a ir al instituto?-
-Porque sí- la rubia suspiró maldiciendo su suerte
-¿Vas a buscarle?- preguntó el joven de cabellera azabache
-Sip, tengo que ir en busca de mi bebé-
-¿Me recuerdas vuestra relación?- preguntó el joven con burla
-Es mi hermanito bebé- un pequeño rubor apareció en sus mejillas al tener en su mente un leve recuerdo de dos pequeños trastos rubios de cabellera ondulada -. Creo- murmuró con el rubor de sus mejillas en aumento. El joven de cabellera azabache se rió ante el rubor de la niña
-Nos vemos Sol, espero que encuentres a tu bebé~- dijo  con burla, pero recibió un rodillazo en el estómago.

Caminaba por la ciudad con la mochila, la gente la miraba con extrañeza pero, ¿Qué culpa tenía ella? Se había perdido y no había ningún buen ciudadano que le preguntara si se había perdido.

-Oye, ¿Y tus padres? ¿Qué haces dando vueltas? ¿Te has escapado?-
-Trabajando, me he perdido y no encuentro el pu... punto clave para guiarme- habló con tranquilidad, más dentro de sí soltaba mil insultos hacia esa persona
-Entonces deja que te guíe-
-Gracias... Imbécil, si quieres me quedo dando vueltas hasta que encuentre el puto instituto de los cojones- Pensó aquello último mientras la guiaba hasta el centro.

Una vez la dejaron en la entrada rompió un arbol en cachitos tras cristalizarlo
-¡Puto cabrón!- digamos que en su vida anterior tenía unos primos muy mal hablados y aprendió de ellos -. Emmm... Leaf- invocó a un  pequeño ser de plantas y arreglo el árbol.

-¿Dónde estás, bebé?- se preguntó internamente, echó un vistazo rápido a todo el lugar y al ver a un chico colgado y tragando agua sin piedad se acercó. Había muchas personas, más logró pasar, pues había dejado la mochila en una esquina del pasillo.

Quiso pasar, pero una barrera de agua se lo impedía; quiso pegarle al chico que estaba atacando al otro, pero era su bebé y sus sentimientos se lo impedían.

Así que deshizo la barrera de agua por un momento y pasó. Abrazó al chico de cabellera azabache con fuerza y cariño.

Había conseguido que correspondiera su abrazo, al principio forjeceó e intentó quitarsela de encima, pero terminó correspondiendo al abrazo y por ende, soltando al otro que se encontraba aterrado.

-Tranquilo... Ya estoy aquí...- susurraba con voz tranquila y dulce al chico, este tenía escondida su cara en ella
-¿Dónde has estado todo este tiempo...?- murmuró entre los brazos de aquella chica que era centímetros más alta que él
-¿Te digo la verdad?- el chico asintió y la abrazó con más fuerza -. Buscándote, pero me perdí- el chico soltó una pequeña risa, ya tenía con él aquella persona que sentía que le faltaba.

Supongo que aún no querrás dar explicaciones, que aún no querrás renacer, pero siempre puedes tener una segunda oportunidad en la vida.

La joven con cascabeles sonrió levemente y negó con la cabeza, haciendo sus cascabeles resonar.

Dime, ¿Por qué te aterra recordar el pasado? ¿Por qué ninguno de los tres queréis mencionar nada? ¿Por qué os escondéis en aquella casa con libros?.

Supongo que no pensáis que la vida es para vosotros... pero aún así, me gustaría que volvieraís a nacer.

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